Este próximo 13 de enero, como cada año, se conmemora el Día Mundial de Lucha Contra la Depresión. En esta ocasión los organismos internacionales no lograron ponerse de acuerdo para generar un lema específico en el cual enfocarnos para ser penetrantes en medios digitales y de comunicación sobre el tema, y que se convierta en un trending topic ese día.
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Por tal motivo decidí utilizar la última noticia al respecto que se dio en el país a finales del año pasado. En inicios de septiembre del 2023 la Cámara de Diputados aprobó de forma unánime una reforma que amplía el catálogo de enfermedades laborales de 161 a 194.
De ahí se envió a revisión a la Cámara de Senadores, logrando publicar en el Diario Oficial de la Federación este catálogo el 6 de diciembre del 2023. El tema muy relevante para el campo de la salud mental es el hecho de que los trabajadores puedan comenzar a solicitar incapacidades pagadas, ya sean temporales, parciales o permanentes, o en su caso indemnizaciones al ser portadores de estrés laboral, depresión, ansiedad u otras condiciones relacionadas al desempeño de su actividad.
Esto, obligadamente trae a colación métricas publicadas hace unos años por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfocadas a como la depresión y el estrés laboral afectan el desempeño de los empleados en los centros de trabajo. Definitivamente, queda atrás, la idea, bastante estigmatizante, de que las personas con depresión sólo manipulan y que deben de hacer un esfuerzo mayúsculo e ir a trabajar.
¿Cómo afecta la depresión en el trabajo?
Se calcula que uno de cada cinco personas que están en un centro de trabajo pueden ser portadoras de un padecimiento de la salud mental, de todos estos se calcula que, cuando menos una cuarta parte pueden presentar depresión.
El trabajador deprimido falta en promedio entre 35 y 40 días al año, ya sea por los mismos síntomas emocionales o por la presencia de somatizaciones y datos físicos incapacitantes en otros aparatos y sistemas del organismo.
Así mismo, se menciona el fenómeno conocido como “presentismo”. Individuos que estando deprimidos acuden a laborar y no logran poner la atención necesaria en sus procesos, no la sostienen y están desconcentrados, olvidan fechas, citas, pagos y plazos, no analizan los datos de la forma adecuada, sus juicios pueden ser equivocados; finalmente, comenten errores más graves y frecuentes que terminan por afectar el funcionamiento óptimo de las organizaciones.
De hecho, estos eventos tienen un alcance tan importante que el cálculo farmacoecon??mico es contundente, por cada dólar que una empresa invierte en fomentar una buena salud mental y en la prevención del estrés laboral al final del año se convierten en 4 dolares derivados del incremento en la productividad que se registra al estar más contentos y motivados con su desempeño.
Ya para cerrar esta columna, sólo quiero introducir otro tema legal de finales de año: veamos qué pasa si avanza en las Cámaras la iniciativa de la jornada laboral de 5 a 4 días laborables en el país.
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