DEPRESIÓN

¿Existe la depresión crónica?

Existen factores que incrementan la posibilidad de que la depresión se convierta en un problema crónico

La depresión, como toda enfermedad dentro de ámbito médico, no tiende a comportarse de forma lineal.
La depresión, como toda enfermedad dentro de ámbito médico, no tiende a comportarse de forma lineal. Créditos: Canva
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Creo que la mayoría de las personas, y sobre todo de los pacientes que sufren de depresión son expertos en reconocer los síntomas clínicos de un episodio depresivo mayor agudo. A pesar de que las estadísticas mundiales llegan a mencionar que alguien con depresión puede tardar entre 2 a 4 años en llegar a recibir un diagnóstico y manejo eficaz.

Los síntomas vienen en diferentes espectros; los emocionales que tienen que ver con la presencia de tristeza, incapacidad para sentir el placer, pesimismo y catastrofismo; los físicos, como alteraciones en el sueño, el apetito y la energía, así como la presencia de síntomas físicos de ansiedad; y los intelectuales o cognitivos, donde se altera mi capacidad de atención, concentración, memoria y ejecución, somos más malos tomando decisiones y nuestras ideas tienden forzosamente a irse a los aspectos negativos de las situaciones.

Pero la depresión, como toda enfermedad dentro de ámbito médico, no tiende a comportarse de forma lineal, se presenta, se detecta, se trata y se cura. Existe un buen porcentaje de casos donde los manejos no trabajan como una quisiera, se quedan con síntomas residuales, pasan temporadas mejores, pero no regresan al 100% de su funcionalidad; y todos estos factores incrementan la posibilidad de que la depresión se convierta en un problema crónico.

Trastorno depresivo persistente 

De forma general en el resto de la medicina se dice que cualquier padecimiento que supera los 3 meses de evolución cambia su título de agudo a crónico; pero en salud mental los tiempos siempre son diferentes. En específico para la depresión el límite se situó en los dos años de evolución sin lograr la recuperación total. Hasta 2013 a este subtipo de depresión se le conocía como distimia.

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Los criterios de diagnóstico eran justo los que hemos ido comentando, pero de forma importante el considerar que se trataba de une enfermedad que si se extendía el tiempo de tratamiento con mejores tipos de antidepresivos los pacientes aspiraban a curarse y estar sin manejo de dos a cinco años después.

Se le cambió el nombre a Trastorno Depresivo Persistente en 2013 y esto obedeció a varios factores muy lógicos y basados en hallazgos contundentes de investigación. Ya es completamente claro para todos que la depresión es una enfermedad tóxica y degenerativa para las células del cerebro y que el tamaño del daño es directamente proporcional a la gravedad y al tiempo que dura alguien enfermo.

Los estudios longitudinales mostraron que la mayoría de los que lo presentan comenzaron con el primer episodio depresivo durante la infancia, en un momento del desarrollo donde el sistema nervioso central es muy plástico y frágil, y se genera un tipo de lesión perdurable en los núcleos que producen los neurotransmisores necesarios para evitar la depresión.

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Siguiendo esta línea de pensamientos, estamos hablando de problemas donde los tratamientos con los que contamos hasta ahora ayudan a solventar el daño, pero no a repararlo de forma tal que pensemos ahora en suspender por completo el aporte de antidepresivos. De ahí el especificador de persistente, van a requerir de algún tipo de soporte farmacológico prácticamente de por vida o hasta que la ciencia nos aporte alguna herramienta más eficaz.

Así que no se nos olvide, que también existe la depresión crónica o mejor conocida como Trastorno Depresivo Persistente.