Recomendar la práctica del yoga para recuperar o mejorar la salud mental parecería un lugar común en este mundo globalizado hacia el bienestar y con cada vez más empuje y responsabilidad de las personas para participar activamente en cuidarse y “estar muy bien”.
La información al respecto suele ser muy contundente y en algunos momentos hasta básica. Pero me gustaría ir un poco más a fondo para generar un mejor entendimiento y compromiso de involucrarse en este conocimiento.
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El yoga, y lo correcto sería decir “los yogas”, por sus diferentes modalidades tiene puntos de encuentro que son lo que tenemos que destacar. Incluye tener conciencia de la sintonía de mis pensamientos con el estado y la conciencia de mi cuerpo. Esto da por sentado que todo se da en tiempo real, en un eterno aquí y ahora donde nos entrenamos en dejar fuera de ese espacio las culpas y remordimientos del pasado y las malvadas anticipaciones del futuro, producto de nuestra necesidad de control y de disminuir al máximo posible (a veces rozando en los límites del imposible) a la incertidumbre.
Los ejercicios requieren de sincronizar la respiración para mantener siempre a los músculos con una tensión fisiológica que los tiene ejercitados y tonificados, eliminando la mayor cantidad de dióxido de carbono para aprovechar lo más posible el oxígeno que respiramos; y llegar a crear un ritmo equilibrado, con el principal objetivo de poder transportarnos a que ese ritmo no sólo se sostenga en la hora que estamos en clase, sino progresivamente en cada momento de nuestro día.
Beneficios del yoga
Los posiciones están científicamente diseñadas para realizar un estiramiento que me produce conciencia de mi cuerpo, que duele un poco, que me reta a mis límites de flexibilidad (no sólo física, sino mental), donde la magia se convierte en sostenerla y progresivamente mejorarla, para de forma tácita caer en la cuenta de que con mi mente y con mis pensamientos puedo modificar la percepción de mi realidad, de una forma muy objetiva y clara, justo en las narices de mis límites musculares y articulares.
La Asamblea General de las Naciones Unidas acuñó el 21 de junio como el Día Internacional del Yoga desde 2014 para concientizar el uso saludable de su práctica en todo el orbe, eligiendo justo el día en el que generalmente se da el cambio al solsticio de verano.
En este año el lema es “Un mundo, una salud”, reconociendo que justo después del cataclismo que significó la pandemia de la covid-19, es ya una irresponsabilidad personal dejar sólo en manos de los médicos el control de la salud. Es mandatorio y necesario que cada uno de nosotros, como seres humanos, tome el control de las variables susceptibles de ser controladas para requerir menos servicios de atención, para ahorrar y para optimizar que las solicitudes de consejo experto de los profesionales de la salud den ya por sentadas las buenas prácticas preventivas que ya deberían de ser del dominio público.
Relajémonos un poco, no es necesario convertirse en experto para disfrutar de los beneficios del yoga, como todo buen consejo de salud, hay que conocerlo y aprovechar lo que de él se ajuste a mis necesidades.