Usualmente si ponemos el título de la columna de hoy, inconscientemente esperamos que el escrito verse sobre los síndromes de fallas de memoria, las demencias y aquel paradigma del anciano confuso y con problemas de reconocimiento.
Es muy importante mencionar que el adulto mayor sigue siendo, en aspectos de salud mental, un ser humano en que presenta las mismas patologías que el resto de las personas en otros grupos de edad.
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Comencemos por lo obvio. Los síndromes demenciales, ahora conocidos como Trastorno Neurocognitivo Mayor, se refieren a los defectos en la memoria, pero no solamente de la memoria, sino también de todas las funciones intelectuales de la corteza cerebral, como pueden ser la atención, la concentración, los procesos de análisis, la ejecución; y también, los afectos, el tipo de personalidad y la conducta, muy afectados en su respuesta a los estímulos del medio ambiente.
Se presenta en el 5% de las personas que tienen más de 65 años y se trata de problemas derivados de varios factores de limpieza y optimización de las neuronas que se van deteriorando con la edad y se hacen menos efectivos. Se cumulan proteínas y productos desecho que hacen que se acelere la muerte neuronal.
Se cuenta desde hace años con manejos que detienen y enlentecen la evolución de estos síntomas, y desde hace un año con algunos anticuerpos que tienen la función, al tipo de vacunas, para prevenir que los seres humanos susceptibles desarrollen la enfermedad.
Mención especial la ocupa el deterioro cognitivo leve o ahora llamado Trastorno Neurocognitivo Menor, donde la diferencia con el mayor, es que sólo tenemos afectación de la memoria y NO de las otras funciones neuronales de la corteza cerebral. Un grupo muy importante de estos pacientes se ha demostrado que no evolucionan a un completo síndrome demencial, se quedan el resto de sus vidas con ese nivel de falla de memoria y sólo de memoria.
Depresiones y trastornos de ansiedad afectan a los mayores
Los trastornos depresivos son altísimamente comunes en los adultos mayores. Basta decir que existen dos picos de edad para presentarlos. El primero alrededor de la adolescencia y el comienzo de la edad adulta, y el segundo posterior a la jubilación y cuando me veo muy afectado por las patologías crónico degenerativas e incluso con las terminales.
El corte de caja frente al próximo final de mi vida, donde me cuestionó si logré los objetivos que me había planteado, qué tan satisfactoria fue mi vida y cuál va a ser mi legado para las siguientes generaciones. Junto con los problemas biológicos dependientes de un cerebro ya agotado de neurotransmisores y más propenso a tener fallas.
Mención especial merecen las depresiones que no son las características del resto de los adultos medios, sino que presentan lo que se conoce como pseudo demencia depresiva, prevalecen los síntomas de falla de memoria, incluso clínicamente indistinguibles del inicio de un síndrome demencial.
Finalmente, quiero mencionar a los trastornos de ansiedad. No son los más comunes los ataques de pánico y la ansiedad incrementada de forma generalizada. Los problemas y las enfermedades en el control de la ansiedad en el adulto mayor se caracterizan por la presentación de somatizaciones poco congruentes.
Dolores, molestias vagas, alteraciones viscerales “saltatorias”, no relacionadas a los factores que normalmente las producen y que además tienden a desaparecer así como llegaron.
Así es que, recordemos que la salud mental del adulto mayor es mucho mucho más que las demencias.