Dormir se trata de una de las herramientas más poderosas a la hora de cuidar nuestro organismo, pues además de ser un proceso sumamente vital, es también casi regenerativo, por lo que nos ayuda a mantener nuestro bienestar general.
Este bienestar, según han indicado investigadores, no solo sería a nivel físico, sino también a nivel mental, y es que un nuevo estudio ha demostrado que el sueño tendría un impacto directo en nuestras emociones, e incluso que la forma en la que duermes puede hacer que estés triste.
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Los hallazgos del estudio también demostraron que cambios en la forma o patrón de dormir, incluso si son pequeños o poco significativos, podrían ser capaces de alterar (negativamente) la salud emocional de una persona, lo que a su vez podría tener repercusiones en otras áreas.
De hecho, según los especialistas, nuestra salud emocional y el “correcto” funcionamiento de nuestras emociones, puede influir también en la salud física y en la forma en la que nos relacionamos con el mundo, por lo que cuidarla es sumamente relevante.
Dormir poco sería una causa de tristeza y ansiedad
Recientemente publicado en la revista Psychological Bulletin, de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), un estudio ha concluido que cuando una persona tiene alteraciones del sueño que pueden hacerlo dormir poco, sus emociones se verían afectadas de forma importante.
Los investigadores se encargaron de analizar 154 estudios que contenían los datos de más de 5,700 personas, y se dieron cuenta de que al dormir poco (incluso una hora menos de lo habitual), podrían presentarse alteraciones en las emociones, como:
- Una reducción de emociones positivas, incluyendo la alegría.
- Un aumento en síntomas de ansiedad.
- Disminución en la capacidad de expresar o describir sus emociones.
Estos resultados, fueron notorios entre los participantes que presentaban diferentes razones por las cuales se pueden perder horas de sueño o dormir poco, como mantenerse despierto durante largos periodos, despertar más temprano de lo normal, o despertar varias veces por la noche.
La falta de sueño afectaría más que solo las emociones
Los investigadores encontraron tras el análisis que dormir poco (o mal) podía afectar principalmente las emociones positivas, y que a mayor cantidad de sueño perdido, peores eran los resultados que se obtenían; es decir, existía un mayor impacto a nivel emocional.
Pero, ¿cómo afectan estos cambios emocionales por dormir poco?
Según los científicos, las emociones no solo regulan la forma en que reaccionamos ante algo que nos ocurre (o la forma en la que nos sentimos), sino que también influye (negativa o positivamente) en factores como:
- El bienestar físico.
- Nuestra salud mental.
- El funcionamiento de nuestras neuronas.
- La toma de decisiones.
- Las interacciones sociales.
- El aprendizaje.
- Otras funciones cognitivas como la memoria.
La edad y el sexo también influyen en el daño
Los autores del estudio, quienes analizaron información de personas de entre 7 y 79 años de edad, concluyeron además que dependiendo del sexo y de la edad, los resultados podrían variar, y es que algunos grupos tendrían más riesgo que otros.
Por ejemplo, las personas de mayor edad parecían ser más propensas a presentar efectos negativos en sus emociones cuando perdían horas de sueño debido a interrupciones del sueño o irse a dormir más tarde.
Por su parte, las mujeres parecerían ser quienes más riesgo presentarían de ver afectada su salud emocional por dormir poco, ya que según el análisis, ellas serían más “sensibles” a presentar cambios en el comportamiento neuronal por una pérdida de sueño.
Y en cuanto a los jóvenes, los investigadores destacaron que estos tendrían mayores riesgos de presentar mayores síntomas de ansiedad como resultado de dormir poco.
¿Dormir poco causa depresión?
Entre todos sus hallazgos, los investigadores se percataron de que otros problemas relacionados a las emociones, como la depresión o síntomas depresivos, dependían en gran parte de la causa por la que se perdían horas de sueño,
De hecho, según reportaron en su publicación, se encontró que mantenerse despierto por más tiempo sí podría tener efectos en el desarrollo de un problema relacionado con la depresión, mientras que las interrupciones del sueño (a largo plazo) también podrían influir en el desarrollo de síntomas depresivos.
Sin embargo, las interrupciones del sueño por sí solas no demostraron tener efectos inmediatos o al día siguiente en cuanto a síntomas depresivos en pacientes sanos, aunque los investigadores indican que esta influencia puede variar dependiendo del contexto de cada paciente.
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