En febrero del 2022 entró en vigor la onceava Clasificación Internacional de Enfermedades, CIE-11, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ella se incluyó el síndrome de burnout, que la Real Academia de la Lengua sugiere traducir como síndrome de desgaste ocupacional, laboral o síndrome del quemado, un cuadro de estrés crónico que surge como consecuencia de presiones o demandas excesivas en el trabajo, mismas que vulneran las capacidades de adaptación en algunas personas.
Te podría interesar
En realidad, no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas que pueden repercutir en la salud y bienestar integral de la persona. Se caracteriza por agotamiento emocional, aislamiento, negativismo o cinismo en el sitio de trabajo y sentimientos de incompetencia. A partir de la pandemia se ha visto un incremento en los casos, lo que explica que escuchemos sobre el tema con más frecuencia.
El burnout fue descrito en 1977 por la psicóloga Christina Maslach, como el estrés crónico y extremo que se presentaba entre quienes laboraban en profesiones de servicio y ayuda, principalmente salud y educación y que afectaban negativamente tanto a las personas como a las instituciones o empresas. Aunque este síndrome fue relacionado principalmente con la profesión médica durante décadas, hoy aplica para cualquier ámbito ocupacional, sea remunerado o voluntario.
Origen del síndrome de desgaste ocupacional o burnout
Este síndrome se origina a partir de dos fuentes principales. Por un lado, están los directamente imputables a la institución, como salarios pobres y horarios extenuantes; normas y protocolos poco claros; falta de capacitación, retroalimentación y reconocimiento; ausencia de programas de apoyo para maternidad y paternidad, la falta de actividades orientadas a promover el trabajo en equipo y la falta de servicios de contención y apoyo emocional.
Por el otro lado, están los factores directamente relacionados con la persona, como el tipo de personalidad, edad y género, el nivel de tolerancia a la frustración, antecedentes de problemas de salud mental, el apoyo familiar y social con que se cuente, así como las expectativas, intereses extralaborales y el estilo de vida.
¿Cómo prevenir el daño por el estrés laboral?
Algunos investigadores consideran que debe catalogarse como una enfermedad por su alta prevalencia entre la población, que puede llegar a ser incapacitante hasta en el 30% de quienes lo presentan. Otros, creen que el concepto del burnout se queda corto y pasa por alto síntomas importantes como la anhedonia (incapacidad de sentir placer o satisfacción), la depresión y el riesgo suicida.
Conforme avance el conocimiento sobre el tema, iremos entendiendo mejor el burnout (es posible que este anglicismo prevalezca). Por ahora es importante reconocer que cuando una persona percibe como desproporcionadas las demandas de su labor, remunerada o no, su bienestar integral puede estar amenazado.
Pocas organizaciones ofrecen cuidados integrales a sus trabajadores; sin embargo, cada persona puede mantener un equilibrio saludable entre trabajo, descanso y ocio, a través de ciertas acciones que favorecen niveles de estrés aceptables. Entre ellas están:
- Tener una dieta saludable
- Establecer una rutina de ejercicio
- Practicar una actividad mente-cuerpo, como yoga o respiración
- Procurar las relaciones familiares y sociales
Por otro lado, es importante buscar ayuda ante un cansancio inusual que no mejora con el descanso, se siente irritado con frecuencia, se presentan cambios en los patrones de sueño o alimentación, o síntomas físicos que no se explican por algún padecimiento y que se repiten con frecuencia, como palpitaciones, dolor de cabeza o sensación de falta de aire.
Para enterarte de toda la información que necesitas sobre salud y bienestar síguenos en Facebook y TikTok