Cada año cuando nos vamos acercando al inicio de la primavera se conmemora una vez más el Día Mundial del Sueño. En este 2024 el lema es “Equidad del Sueño para la Salud Global”. Así de contundente, más del 20% de la población tiene un problema de sueño que se manifiesta 2 veces a la semana por más de 3 meses.
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En este sentido tendremos que remarcar que en cuanto al género femenino contamos con dos momentos claves para contar prevalencias incrementadas de insomnio: el embarazo y el climaterio. Controladas principalmente por las alteraciones endocrinológicas, así como por temas estructurales y ambientales.
Pero estos no son parte de la única relación entre la salud mental y el insomnio. Los portadores de depresión presentan característicamente fallas con el sueño al final de la noche, mientras que los que tienen desórdenes de ansiedad fracasan en lograr dormir de forma rápida al comienzo del esfuerzo para lograr dormir.
Hay que recalcar que los portadores de esquizofrenia, trastorno bipolar y síndromes demenciales cuentan con un sueño significativamente más alterados que sus contrapartes no afectados.
Salud mental y falta de sueño ¿cómo dormir mejor?
El acto de dormir representa uno de los momentos inconscientes que producen más frustración, ya que, incluso mientras más tratamos de controlarlo, más ineficaces y nerviosos somos para lograr producirlo. Forzarse a dormir produce un aumento significativo en el miedo anticipatorio para quedar con cierto grado de inconsciencia, con lo cual garantizamos ser menos exitosos en descansar cada noche.
Mención aparte nos merecen, los padecimientos adictivos. El uso de alcohol y de algunas otras drogas que nos hacen sentirnos cansados y que representan estar más horas en la cama, no necesariamente representan un sueño más reparador y de reposo cognitivo significativo.
Esto nos sirve para romper un mito y paradigma, más horas no representan mayor descanso. El sueño es un fenómeno esencialmente biológico, no matemático, se deben de desahogar un número específico de ciclos de sueño con sus fases respectivas, hacer de menos o hacer de más significar quedar con una deuda de reposo.
Sírvase para apoyar esta declaración el hecho de que las personas que duermen menos de 6 horas tienen menor riesgo de mortalidad que aquellos que duermen más de 9 a 10 horas en promedio al mes.
En este 2024, donde nos obligan a pensar en la equidad y globalización del dormir como un derecho universal de todas las personas, nos compromete y obliga a decir de una y no perder el tiempo: el obligación y compromiso de cada uno leer e informarse sobre la higiene del sueño para poder mejorar la calidad de vida, probablemente nada sea un evento tan propiamente individual como el ser responsables de un sueño correcto y el mejoramiento de nuestra vida derivado de eso.
Así que aprovechemos esta semana y el consiguiente fin de semana para cooperar con la difusión de una de las herramientas más relevantes para estar sanos: obliguémonos a dormir mejor.
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