¿Qué tanta importancia le das a tus emociones? Cada vez más estudios comprueban que emociones como el perdón, el optimismo y la gentileza afectan los procesos fisiológicos y pueden hacernos vivir más tiempo. Así lo asegura Daniel Lumera, experto en ciencias del bienestar y en calidad de vida, coautor del libro Biología de la Gentileza.
En entrevista con Sumédico, el experto aseguró que “la gentileza es un medicamento natural para nuestro cuerpo”, pero aclara que este concepto va más allá del significado común de buena educación.
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Se refiere más bien a un valor social crucial que crea un sentimiento de pertenencia sin ninguna necesidad de usar la violencia, ni crear competencia con otros o hacerse de enemigos.
Gentileza es una forma de pertenecer con elementos característicos como la empatía, la cortesía, el afecto y la atención.
“Actualmente vivimos en una época donde el lenguaje es violento y hay guerras, donde el sentido de identidad y pertenencia se crea a partir de enemigos o culpables. En ese contexto, hablar de gentileza es un proceso inclusivo que crea identidad a partir de la capacidad de cuidar a los demás”, explica Lumera.
El experto detalla que incluso en Italia ya se cuenta con hospitales que se han convertido en hospitales gentiles y se cuenta con un máster universitario para médicos sanitarios y psicólogos con el objetivo de que puedan utilizar protocolos de gentileza dentro de las estructuras sanitarias.
¿Por qué la gentileza nos ayuda a vivir más tiempo?
El libro La biología de la gentileza fue realizado a partir de estudios científicos hechos junto con la profesora Immaculata de Vivo, genetista del cáncer en la Universidad de Harvard y quien se especializa en el estudio de los telómeros, una parte de los cromosomas que la ciencia utiliza para medir nuestra longevidad.
Estudios han demostrado que la gentileza garantiza una mayor longevidad, una mejor salud y calidad de vida, porque evita que los telómeros se acorten, disminuyendo con ello la posibilidad de desarrollar enfermedades crónicas.
Las enfermedades relacionadas con el acortamiento de los telómeros son diversas, entre ellas la diabetes, las enfermedades cardiovasculares como infartos e ictus, la demencia senil, los tumores y el Alzheimer.
“En estudios de laboratorio, los pacientes que padecían estas enfermedades tenían telómeros más cortos que las personas sanas”, menciona el libro.
Todos nacemos con telómeros con cierta longitud, pero a medida que pasa el tiempo, van disminuyendo, es algo inevitable, sin embargo, el estilo de vida puede hacer una diferencia sobre qué tan rápido ocurre este proceso.
En ese sentido, se ha encontrado que el estrés es uno de los enemigos principales de los telómeros, porque causa un proceso oxidativo y un estado de inflamación que favorece su acortamiento.
¿Nacemos gentiles o podemos desarrollarlo?
Daniel Lumera señala que la gentileza es una característica genética que heredamos de nuestros padres, pero solo en una pequeña parte, en realidad, nuestro contexto social, el lugar donde vivimos y las relaciones que elegimos, influyen en qué tan gentiles somos.
Pero la gentileza también es contagiosa, es decir, que simplemente ver a una persona gentil tiene un efecto en nuestro cuerpo, porque desencadena una serie de reacciones químicas que estimulan los neuromoduladores conectados con el bienestar y la felicidad, es decir, nuestro cuerpo reconoce la gentileza.
La mejor forma de cultivar esta cualidad es practicando cuatro actos de gentileza de la siguiente forma:
- Hacia nosotros mismos. Es el más difícil porque no estamos acostumbrados a respetar nuestros ritmos y necesidades, pero requiere de reconocer lo que queremos más allá de las exigencias y las expectativas familiares, laborales y sociales.
- Hacia los demás y los lugares de trabajo. En los espacios laborales, un líder gentil aporta valores que fomentan la motivación, el bienestar y la productividad.
- Hacia los animales y las plantas. Tenemos que recordar que somos hermanos de las otras formas de vida en la Tierra.
- Hacia el planeta, nuestra casa. Esta pequeña acción diaria ayuda a comprender el impacto de la gentileza en la salud y el bienestar.
Pilares para desarrollar la gentileza
Conseguir trabajar en nuestra gentileza también requiere de un cambio en nuestro estilo de vida, donde se priorice la buena alimentación, el ejercicio regular y la meditación.
“La OMS ha marcado estos hábitos como pilares fundamentales del bienestar y hay más de 20 mil artículos científicos que hablan del impacto sobretodo de la meditación en el proceso de envejecimiento y en cómo lo ralentiza”, detalla Lumera.
Un estudio del Massachusetts General Hospital encontró que la meditación impacta sobre 1,500 genes que regulan el impacto de los radicales libres y la inflamación general en el organismo.
“Sabemos que la mayoría de las enfermedades crónicas están influenciadas por un proceso de inflamación crónica del cuerpo y la meditación influye para disminuirlo. También potencia nuestras habilidades cognitivas, la lucidez y la memoria, ayuda a controlar los estados depresivos y ansiosos, así como a un mejor manejo del dolor crónico”.
Pero las investigaciones de Daniel Lumera junto con Immaculata de Vivo muestran que hay otros pilares indispensables:
- Las relaciones sanas. Porque si en nuestra vida persisten las relaciones tóxicas hay un impacto negativo en la calidad de vida y el funcionamiento del cuerpo.
- Contacto con la naturaleza diario. Estudios de Harvard muestran que estar cerca de zonas verdes como un parque, incide en la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer.
- Contacto con el arte y la música. Estudios con distintos tipos de música como Mozart y Abba, mostraron que reduce el estrés y hasta tienen un impacto en el bienestar del corazón.
La recomendación es comenzar con pequeños cambios diarios, aunque Lumera sugiere empezar por mejorar la alimentación.
“Cada uno tiene que seguir los consejos de una persona especializada en nutrición, pero la alimentación es el punto fundamental para empezar a hacer un cambio positivo en la calidad de vida”, asegura.
El siguiente cambio importante es comenzar con una práctica meditativa ya que hay estudios que han confirmado el impacto genético positivo de la meditación diaria tan solo dos meses y medio después de practicarlo.
“La meditación no solo impacta en la salud mental y cognitiva, sino en todos los procesos de envejecimiento e inflamación, los hace más lentos”, recalca.
De hecho, se han introducido protocolos de meditación en hospitales para el acompañamiento al final de la vida y también en cárceles se han creado lugares de meditación así como en escuelas para reducir el nivel de agresividad y el acoso e hiperactividad.
¿Cómo empezar a meditar?
Lo primero que debemos entender es que meditar no es pensar o reflexionar, es un proceso donde la mente se reduce o anula completamente la actividad de pensamiento.
Es un estado de conciencia muy similar a aquellos de los niños recién nacidos, que no tienen la mente llena de procesos ni de juicios, es una mente que no conoce nombres, está en un estado de pureza y podemos reproducirlo a través de la práctica meditativa.
Daniel Lumera recomienda comenzar concentrándote durante 3 minutos en la sensación que provoca el aire que entra y sale de tu nariz, en el recorrido que hace el aire mientras respiramos lenta y profundamente. “La atención a la respiración impacta sobre nuestro sistema neurológico y crea un estado de relajación al mismo tiempo”.
Otro buen ejercicio es hacer 28 respiraciones, introduciendo el aire por la nariz y sacándolo por la boca hasta dejar los pulmones vacíos y luego, esperar 10 segundos para volver a tomar aire.
“Este ejercicio regula la producción de epinefrina en el cerebro que favorece la motivación y también regula la serotonina y oxitocina, hormonas del bienestar, el amor y la felicidad”, destaca.
Finalmente, Lumera hace una invitación a conocer el libro la Biología de la Gentileza, donde se explica a detalle el impacto que los valores tienen en nuestro bienestar y salud y muestra las estrategias para adquirir los hábitos que impacten en nuestra calidad de vida.
“El libro está dividido en dos partes, en la primera hacemos un metaanálisis de cinco valores principales, que son la gentileza, el optimismo, la gratitud, el perdón y la felicidad, destacando su impacto en la salud; en la segunda parte, detallamos estrategias para fortalecer estos valores y aplicarlos a la vida diaria”, concluye.