Tener buenos hábitos a lo largo de la vida es una de las mejores cosas que podemos hacer todas las personas para cuidar de nuestra integridad física y mental y así tener un envejecimiento saludable. Por tales razones, expertos de la salud insisten en cuidar nuestra alimentación, dormir una cantidad adecuada de horas y hacer actividad física.
Además de esto, los malos hábitos, que suelen ser diversos, también afectan el bienestar de nuestro cuerpo y lo deterioran con mayor rapidez. Por eso, es importante tomar en consideración los siguientes aspectos para vivir una vejez saludable y digna.
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Principales hábitos negativos que dañan la salud después de los 60
1. Falta de actividad física
Tener una vida activa, incluso realizando pequeñas acciones como caminar o subir escaleras, marca una gran diferencia para la salud, pues ayuda al corazón, el cuerpo y la mente.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física contribuye a la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. No realizar actividad física puede deteriorar el cuerpo con mayor rapidez, por lo que es conveniente corregir ese mal hábito y producir hacer actividad al menos tres veces a la semana.
2. Baja hidratación
Expertos de Mayo Clinic detallan que no hay que pasar por alto la falta de una buena hidratación al día. Cualquier persona puede deshidratarse, pero esto puede afectar más a infantes y adultos mayores, pues, a medida que envejecemos la sensación de sed empieza a disminuir, por lo que es importante tomar agua constantemente.
“Los adultos mayores naturalmente tienen un volumen menor de agua en sus cuerpos, y pueden tener enfermedades o tomar medicamentos que aumentan el riesgo de deshidratación”, señala la clínica.
Tomar agua y tener una buena hidratación es importante, hábito es crucial, dado que por medio de la orina se puedan eliminar las toxinas que se han acumulado dentro del organismo, señala Semana. Las personas adultas mayores deben ingerir de seis a ocho vasos de agua al día, lo que equivale a dos litros diarios.
3. Irregularidad en la alimentación
Comer a deshoras es otro mal hábito que puede ser perjudicial para la vejez. Tener una alimentación fuera de las horas adecuadas aumenta el riesgo de alterar los ritmos de sueño o de sufrir más períodos de insomnio, impidiendo que el cuerpo y la mente repongan la energía pérdida durante el día.
A corto y largo plazo puede haber problemas digestivos, problemas cardiovasculares, sobrepeso, deficiencias nutricionales, entre otras cosas, señala Mejor con Salud.
(Con información de Mayo Clinic, OMS, Semana, Mejor con Salud).