ADULTOS MAYORES

Por qué dormimos menos con la edad y cómo mejorar el sueño en adultos mayores

En los adultos mayores el sueño se fragmenta y cuesta más conciliarlo. Descubre las razones científicas detrás de este cambio así como estrategias efectivas para mejorar la calidad del descanso en esta etapa

Los problemas de sueño pueden ser más comunes con la edad.
Los problemas de sueño pueden ser más comunes con la edad. Créditos: Canva
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Dormir bien no es solo cuestión de cerrar los ojos: es un proceso biológico complejo que cambia con el paso de los años. Muchos adultos mayores se quejan de dormir menos o despertar con frecuencia durante la noche. Aunque podría parecer normal, lo cierto es que la necesidad de descanso no disminuye con la edad; lo que cambia es la capacidad de alcanzarlo. 

No se debe normalizar el mal dormir con la edad. 

De acuerdo con el National Institute on Aging (NIA), los adultos mayores siguen necesitando entre 7 y 8 horas de sueño diarias, pero múltiples factores biológicos y de estilo de vida dificultan lograrlo. 

Afortunadamente hay muchos cambios que podemos hacer para recuperar el sueño y con ello prevenir complicaciones graves y es que según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dormir mal se relaciona con condiciones crónicas como diabetes, hipertensión y demencia, además de que reduce significativamente la calidad de vida de las personas adultas mayores.  

Estudios realizados por el INSP muestran que 34% de las personas mayores en México presentan una mala calidad de sueño, y que dormir menos de seis o más de ocho horas aumenta el riesgo del deterioro cognitivo, fragilidad e incluso mortalidad prematura.

¿A qué se debe dormir menos con la edad? 

  • 1. El reloj interno se adelanta

El ritmo circadiano, encargado de regular los ciclos de sueño y vigilia, tiende a adelantarse con la edad. Esto significa que la persona siente sueño más temprano y despierta antes, reduciendo las horas totales de descanso nocturno. Según la Sleep Foundation, este adelanto de fase puede fragmentar el sueño y provocar despertares nocturnos. 

  • 2. Menor captación de luz

La luz solar es clave para sincronizar el reloj biológico. Sin embargo, con la edad aparecen problemas visuales como cataratas o degeneración macular que reducen la entrada de luz al ojo. Esto confunde al cerebro sobre la hora del día, favoreciendo el cansancio temprano. 

  • 3. Disminución de melatonina

La melatonina es la hormona que indica al cuerpo cuándo es hora de dormir y desafortunadamente, disminuye con los años. El National Institutes of Health (NIH) explica que esta reducción dificulta conciliar el sueño y hace que sea más superficial y fácil de interrumpir.

El sueño se vuelve más ligero con la edad. 
  • 4. Sueño más ligero y fragmentado

Con el envejecimiento también disminuyen las fases de sueño profundo que son las más reparadoras. Esto hace que las personas mayores se despierten más fácilmente ante ruidos o movimientos, afectando la sensación de descanso completo.

  • 5. Factores físicos y médicos

Dolores articulares, necesidad frecuente de orinar (nicturia), enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes, y efectos secundarios de medicamentos, por ejemplo, para el corazón o la presión, también afectan el sueño. La Clínica Mayo destaca que la polimedicación en mayores es una causa frecuente de insomnio.

  • 6. Cambios emocionales y de estilo de vida

Factores ecmocionales como el estrés, ansiedad, depresión o soledad pueden alterar la calidad del descanso. Además, la menor actividad física y la escasa exposición a la luz solar que hay con la edad, reducen la producción natural de melatonina y la sensación de cansancio nocturno. 

¿Qué hacer para mejorar el sueño en la tercera edad? 

Las recomendaciones de los expertos en higiene del sueño incluyen medidas sencillas como: 

  • Mantener horarios fijos para dormir y despertar, incluso en vacaciones. 
  • Evitar siestas largas (máximo 30 minutos). 
  • Dormir en un ambiente fresco, oscuro y silencioso. 
  • Reducir el consumo de cafeína, té, alcohol y cenas pesadas cerca de la hora de dormir.  
  • Realizar ejercicio moderado diario. Algunas actividades recomendadas son caminar, yoga y natación.  
  • Exponerse a la luz solar al menos 20 minutos al día.
  • Usar actividades relajantes antes de dormir, como la lectura, música suave o una ducha tibia.

Dormir menos al envejecer no significa que el cuerpo requiera menos descanso, sino que es un fenómeno multifactorial en el que intervienen cambios biológicos, de salud y de hábitos. Adoptar estrategias sencillas, avaladas por expertos puede marcar la diferencia para lograr un sueño reparador y mantener la salud física y mental en la adultez mayor. 

¡Empieza hoy a hacer cambios positivos en tus hábitos de sueño! 

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