SUEÑO

¿Cómo cambia el sueño con el pasar de los años?

A partir de los 30 años, la arquitectura del sueño se transforma: se duerme menos, nos despertamos más y el descanso profundo disminuye

Descubre cómo cambia el sueño con el pasar de los años
Descubre cómo cambia el sueño con el pasar de los añosCréditos: (Canva)
Escrito en VIDA SANA el

Imagina una noche de sueño en tu adolescencia: profunda, reparadora y de la que despertabas lleno de energía. Ahora, compara esa sensación con tus noches actuales. Es probable que notes una diferencia abismal

No es una percepción tuya; es un proceso biológico documentado por la ciencia. El sueño no escapa al paso del tiempo y su calidad, duración y estructura cambian de manera profunda a lo largo de nuestra vida, influyendo directamente en nuestra salud física y mental.

Así cambia el sueño con el pasar de los años

Estas transformaciones son normales, pero entenderlas es el primer paso para mitigar sus efectos negativos. Desde la consolidación del sueño en la infancia hasta la fragmentación característica de la tercera edad, cada etapa conlleva sus propios desafíos. Conocer las causas detrás de estos cambios, que van desde alteraciones hormonales hasta modificaciones en la estructura cerebral, nos empodera para tomar acciones y buscar un descanso de calidad a cualquier edad.

  • La arquitectura del sueño: De la consolidación a la fragmentación

La manera en que dormimos, conocida como arquitectura del sueño, que incluye las fases de sueño ligero, profundo y MOR (Movimientos Oculares Rápidos, o REM por sus siglas en inglés), se reorganiza con cada década que pasa. Durante la infancia y la adolescencia, el cuerpo prioriza el sueño profundo, esencial para el crecimiento y el desarrollo cerebral. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Neuron titulado "Cómo el envejecimiento afecta al sueño" señala que, a partir de la mediana edad, se produce una disminución notable en la producción de ondas delta, las responsables del sueño profundo y reparador. Este declive hace que el sueño sea más superficial y fácil de interrumpir.

Esta pérdida de sueño profundo no es un detalle menor. Es durante esta fase cuando el cuerpo realiza sus principales labores de reparación celular, consolida la memoria y elimina toxinas del cerebro. La reducción de este sueño explica por qué, a pesar de dormir las mismas horas, una persona de 60 años puede despertarse menos descansada que una de 20. Además, el "ritmo circadiano" o reloj biológico interno también se altera, adelantándose y haciendo que los adultos mayores sientan sueño más temprano por la noche y se despierten también más temprano en la mañana.

  • Los grandes disruptores del sueño en la adultez

A medida que cruzamos la barrera de los 30 y 40 años, varios factores confluyen para sabotear nuestro descanso. Las responsabilidades laborales, el estrés financiero y la crianza de los hijos crean una tormenta perfecta de ansiedad que dificulta conciliar el sueño. Pero más allá del estilo de vida, la biología juega un papel crucial. La producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de sueño-vigilia, comienza a disminuir de forma natural, lo que deriva en mayores dificultades para quedarnos dormidos.

Otro cambio significativo es el aumento en la frecuencia de los "microdespertares". Estos son breves episodios de vigilia de los que a menudo ni siquiera somos conscientes, pero que fragmentan el ciclo del sueño, impidiendo que completemos ciclos completos y reparadores. Problemas de salud como la artritis, la acidez estomacal, la incontinencia o el síndrome de piernas inquietas se vuelven más comunes con la edad y actúan como despertadores naturales. Asimismo, el consumo de ciertos medicamentos para tratar estas afecciones puede tener como efecto secundario alterar los patrones de sueño.

  • Las consecuencias de NO dormir bien

La falta de sueño de calidad en la edad adulta y la vejez no se traduce solo en bostezos durante el día. Las consecuencias tienen un impacto profundo en la salud general. La Sociedad Europea de Cardiología ha publicado investigaciones que vinculan sistemáticamente los trastornos del sueño con un mayor riesgo de desarrollar condiciones crónicas. La privación crónica de sueño se asocia con hipertensión arterial, diabetes tipo 2, obesidad y un sistema inmunológico debilitado, lo que nos hace más susceptibles a las infecciones.

A nivel cognitivo, el impacto es igual de alarmante. Durante el sueño profundo, el cerebro activa el "sistema glinfático", un mecanismo de limpieza que elimina las proteínas tóxicas que se acumulan entre neuronas, como la beta-amiloide, estrechamente relacionada con la enfermedad de Alzheimer. Cuando el sueño profundo es insuficiente, este proceso de limpieza se ve comprometido, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo a largo plazo. Dormir mal, por tanto, deja de ser una simple molestia para convertirse en un factor de riesgo modificable para enfermedades neurodegenerativas.

Dormir mal tiene diferentes consecuencias para la salud. (Foto: Canva)

¿Cómo dormir mejor a pesar de los años?

La buena noticia es que, aunque no podemos detener el reloj biológico, sí podemos adoptar hábitos que contrarresten sus efectos sobre el sueño. La higiene del sueño se vuelve una herramienta fundamental. Los expertos recomiendan establecer una rutina constante, incluso los fines de semana, para ayudar a fortalecer el debilitado ritmo circadiano. Exponerse a la luz solar natural durante la mañana ayuda a sincronizar el reloj interno, mientras que es crucial evitar las pantallas (móviles, tablets, TV) al menos una hora antes de acostarse, ya que la luz azul suprime la producción de melatonina.

La creación de un ambiente óptimo para dormir es otro pilar. La habitación debe ser fresca, oscura y silenciosa. Si los microdespertares son un problema, evitar beber líquidos en exceso antes de dormir puede ser de ayuda. Para los adultos mayores, la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I) ha demostrado ser más efectiva y segura que los medicamentos a largo plazo. Incorporar actividad física regular, evitando el ejercicio intenso cerca de la hora de acostarse, es una de las estrategias más poderosas para promover un sueño profundo y consolidado, demostrando que un estilo de vida activo es un aliado clave para un envejecimiento saludable.

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