El desayuno, la primera comida del día, es considerada por muchos como una de las más importantes, y es que se ha observado que esta podría llegar a influir en los niveles de energía y bienestar en el transcurso del día.
Se ha demostrado también que el tiempo que pasa desde que despertamos hasta que consumimos los primeros alimento del día, pueden influir en el riesgo de desarrollar algunas enfermedades. Pero entonces, ¿cuánto tiempo después de despertar debes desayunar?
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Los especialistas afirman que una persona que pasa mucho tiempo sin comer luego de despertar, y que básicamente se salta el desayuno, podría presentar un aumento en el riesgo de padecer problemas estomacales, pero también de enfermedades como diabetes, obesidad, y hasta infartos.
Por esta razón, parece ser que desayunar a las horas adecuadas después de despertar, podría ser tan importante como tener una dieta balanceada para cuidar de nuestra salud.
Es importante que dediques tiempo a desayunar
Aunque sabemos que a veces puede parecer complicado darse un tiempo para preparar y después comer algo por las mañanas, los especialistas en nutrición y salud aseguran que darse este tiempo es vital, ya que el desayuno puede influir (positiva o negativamente) en nuestra salud general.
Según recomendaciones, dedicarle solo 15 o 20 minutos a desayunar puede ser de gran ayuda para que obtengas los beneficios de la primera comida del día, y rompas así con un largo período de ayuno, que puede ser riesgoso para la salud, ya que genera un desequilibrio en las funciones del organismo.
Además, se ha demostrado que desayunar, haciéndolo en el tiempo y la forma correcta, puede tener grandes beneficios para la salud, como:
- Control de peso, reduciendo los riesgos de atracones.
- Control en los niveles de glucosa en la sangre.
- Puedes rendir mejor en las actividades del día, ya que tienes más energía.
¿Al cuánto tiempo de despertar debes desayunar?
Pero además de simplemente desayunar, los expertos aseguran que el tiempo que te tardas entre despertar y consumir tu primer alimento del día, también debe ser algo a lo que le prestes especial atención, ya que puede tener efectos directos en nuestro cuerpo y la salud.
En cuanto a desayunar se refiere, algunos especialistas establecen que no hay una específica a la cual hacerlo, ni existe un tiempo “adecuado” que debas esperar antes de romper con el ayuno: si despiertas con hambre, puedes desayunar inmediatamente.
Sin embargo, aclaran instituciones, como la Secretaría de Salud, es muy importante que entre tu despertar y el desayunar no transcurra más de una hora, pues alargar durante más tiempo el ayuno, significaría arriesgarse a tener efectos secundarios, como pérdida de energía.
Es muy importante, además, que cuando desayunes (sea en cualquier momento luego de despertarte), incluyas alimentos diversos y variados, ricos en nutrientes que te puedan aportar suficiente energía y calorías, como la fibra, lácteos bajos en grasa, frutas, proteína y carbohidratos complejos.
¿Qué pasa si pasas mucho tiempo sin desayunar?
Es bien sabido que no muchas personas se dan el tiempo necesario para desayunar durante las mañanas, por lo que pasan varias horas desde que se despiertan hasta que prueban sus alimentos, pero ¿qué repercusiones puede tener esto? Según especialistas, pueden ser muchas.
Para comenzar, indican, desayunar se trata de una acción indispensable para que nuestro organismo pueda iniciar de forma adecuada las funciones del cuerpo, tanto a nivel físico como mental, lo que nos permitirá rendir y hacer nuestras actividades durante el día.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando pasas mucho tiempo sin desayunar? Los especialistas dicen que estos pueden ser los efectos negativos de alargar mucho el ayuno por la mañana o al iniciar el día:
- Se acaban las reservas de energía, y puedes sentirte cansado o con fatiga.
- Corres mayor riesgo de tener atracones de comida durante el día.
- Desequilibrios de los niveles de azúcar en sangre.
- Al recibir alimento luego de un ayuno muy largo, el cuerpo comienza a guardar mayor cantidad de grasa, ya que se aumentan las reservas de energía.
- Se aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad.
- Problemas para concentrarse o pensar.
- Más riesgos de infarto.
- Cambios negativos en el comportamiento y problemas emocionales.
- Problemas estomacales, como la gastritis.
- Mayor riesgo de ateroesclerosis.
(Con información de: Secretaría de Salud, Sanitas, Semana, Fundación UNAM, Forbes.)