La ciencia lleva décadas estudiando los efectos positivos de caminar sobre la salud física y mental. Se ha comprobado que esta actividad mejora el estado de ánimo, fortalece los huesos, regula el peso, potencia la memoria, reduce el estrés y, en términos generales, alarga la vida. Pero, ¿qué sucede con las mujeres? ¿Por qué caminar juntas nos cambia el cerebro (y el humor)? Esto dice una coach, y también la ciencia.
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Caminata intencional: ¿Por qué caminar juntas nos cambia el cerebro (y el humor)?
Más allá de los beneficios fisiológicos, según Telva, recientes investigaciones y experiencias empíricas apuntan a un fenómeno interesante: cuando las mujeres caminan juntas de forma intencional, también se transforma su cerebro, su estado emocional y su sensación de conexión.
Joyce Shulman, coach, autora y fundadora del movimiento social 99 Walks, profundiza en el tema en sus libros Walk Your Way to Better y Why Walk?. En ellos propone la práctica de la “caminata intencional”, definida como el acto consciente de interrumpir las actividades cotidianas, como trabajo, familia o redes sociales, para salir a caminar durante un tiempo determinado, con o sin compañía.
No importa el lugar, la duración ni el ritmo; lo esencial es la intención. Según Shulman, esta práctica impacta positivamente en todo el cuerpo, pero muy especialmente en la mente.
El efecto se amplifica cuando se camina en compañía. ¿Por qué? Al caminar juntas, dos cerebros pueden entrar en un tipo de sincronía. Estudios neurológicos y sociales han demostrado que esta acción compartida genera una alineación no solo física (paso a paso), sino también emocional y cognitiva.
La caminata estimula la liberación de oxitocina, hormona vinculada con el vínculo y la empatía, reduce el cortisol (estrés), y crea un entorno propicio para conversaciones más profundas, naturales y creativas. Shulman lo describe como “un flujo de diálogo que va de un tema a otro, en un clima de intimidad que rara vez se da en otros contextos”.
Además, los datos son contundentes. Un estudio con más de 2 mil 300 mujeres, se encontró que aquellas que caminaban regularmente con amigas tenían 2.5 veces menos probabilidades de sentirse solas. Este hallazgo resalta un aspecto clave: Más allá del ejercicio físico, caminar juntas puede ser una estrategia efectiva para combatir la soledad, mejorar el ánimo y fortalecer redes de apoyo emocional.
En resumen, caminar con intención no solo activa nuestro cuerpo. También activa nuestro bienestar mental y fortalece nuestros lazos afectivos. Una práctica sencilla, accesible y profundamente transformadora. ¿Lista para comenzar a practicar la caminata intencional?