El Buen Fin es un evento comercial anual en México que ofrece descuentos y promociones en una amplia variedad de productos y servicios, su objetivo principal es reactivar la economía del país, pero hoy te diremos por qué no debes hacer compras estando triste.
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Todos hemos experimentado la tentación de usar las compras como un bálsamo para un día difícil o un estado de ánimo bajo, si tú en este momento te sientes así, te sugerimos no poner un pie en las tiendas, y a continuación, te contamos el por qué.
La promesa de una breve dosis de felicidad a través de una nueva adquisición puede ser poderosa. Sin embargo, ceder a este impulso podría ser uno de los mayores errores para nuestro bolsillo y nuestro bienestar emocional a largo plazo. Esta práctica tiene consecuencias que van más allá de un simple cargo en la tarjeta de crédito, transformándose en un ciclo de arrepentimiento y estrés financiero.
¿Por qué debes evitar ir de compras estando triste?
La tristeza no solo afecta nuestra percepción del mundo, sino que también altera profundamente nuestro proceso de toma de decisiones. Cuando estamos tristes, nuestro cerebro busca recompensas inmediatas y soluciones rápidas para aliviar el malestar emocional. En este contexto, los centros comerciales y las tiendas online se convierten en un campo minado donde la racionalidad queda en segundo plano. Comprar se siente como una acción de control y una forma de premiarnos, pero es una solución efímera cuyas secuelas pueden prolongar y empeorar la sensación inicial.
"La miseria no es tacaña”: Cuando la tristeza nos hace gastar de más
Este fenómeno tiene incluso un nombre acuñado por la ciencia. Investigadores de las universidades de Harvard, Carnegie Mellon y Stanford realizaron un estudio titulado "Misery is not Miserly" (algo así como "La miseria no es tacaña").
Los resultados, publicados en la revista Psychological Science, fueron reveladores: las personas que se encontraban en un estado de tristeza demostraron una disposición significativamente mayor a gastar más dinero en los mismos productos que los participantes en un estado emocional neutral.
La explicación reside en cómo la tristeza afecta nuestra valoración de las posesiones y el dinero. Los participantes tristes mostraron una desconexión entre el precio y el valor, asignando un valor personal más alto a los objetos y, por lo tanto, justificando precios más elevados. Este efecto demuestra que la tristeza no nos vuelve prudentes con el dinero, sino todo lo contrario: nos impulsa a realizar compras impulsivas y poco racionales en un intento subconsciente de compensar el vacío emocional con bienes materiales.
De la emoción a la deuda: Las consecuencias de las compras impulsivas
Las repercusiones de comprar estando triste van más allá del momento mismo de la transacción. Lo que inicia como un intento de automedicación emocional puede derivar rápidamente en un problema financiero y psicológico. En primer lugar, es común experimentar el llamado "remordimiento del comprador", una sensación de culpa y arrepentimiento que aparece una vez que la efímera emoción de la compra se desvanece y la tristeza original permanece, ahora agravada por el cargo a la cuenta bancaria.
Además, este patrón de comportamiento puede crear un círculo vicioso difícil de romper. La persona se siente triste, compra para sentirse mejor, se arrepiente y se estresa por el gasto innecesario, lo que genera más tristeza o ansiedad, y vuelve a empezar. A largo plazo, esto puede llevar a un endeudamiento acumulado, a la adquisición de artículos innecesarios que ocupan espacio y, lo más importante, a evitar enfrentar y gestionar las verdaderas raíces de la tristeza de una manera saludable.
Alternativas saludables para levantar el ánimo sin dañar las finanzas
La próxima vez que la tristeza te invite a abrir una app de compras o dirigirte al centro comercial, considera reemplazar ese impulso con actividades que ofrezcan un bienestar genuino y sin deudas. Salir a caminar al aire libre, practicar algún deporte, escuchar música que te guste, quedar con un amigo para conversar o dedicar tiempo a un hobby son formas efectivas de elevar el estado de ánimo de manera natural. Estas actividades no solo son más amables con tu cartera, sino que fomentan una conexión real contigo mismo y con los demás, abordando la emoción en lugar de enmascararla temporalmente con una compra.
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