“Empezó la historia de terror”, es la frase que utiliza Tamara, seudónimo que será utilizado por motivos de seguridad, para contar lo sucedido con su último trabajo. Desde una jornada laboral que involucraba veinte horas hasta no tener descansos en fines de semana, Tamara enfrentó un síndrome de burn-out que repercutió en su salud física y mental. Sin embargo, esta no es la primera historia de sobreexplotación laboral que se cuenta en México.
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“No daban copia de contrato, no existían pagos cuando trabajabas días festivos y no me dejaron tomar vacaciones porque quién iba a realizar el trabajo”, menciona Tamara.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, el 75% de los mexicanos padece fatiga por estrés laboral, superando a países, como China y Estados Unidos. Entre las causas detrás del estrés laboral están el trabajo, las finanzas personales, la violencia, el tráfico vehicular y /o problemas de pareja.
¿Qué es el síndrome del burnout y cuáles son sus síntomas?
“El trabajo es la fuente de casi toda la miseria inexistente en el mundo. Casi todos los males que se pueden nombrar proceden del trabajo o vivir en un mundo diseñado en función del trabajo. Para dejar de sufrir, hemos de dejar de trabajar”
-Bob Black, “Nadie debería trabajar más”
Tamara llegó a una agencia de relaciones públicas tras un recorte personal en su anterior trabajo. A sus 51 años tenía más de veinte años de experiencia en medios de comunicación, comunicación organizacional, entre otros campos relacionados. La primera actividad que le fue designada a Tamara consistió en enfocarse en la campaña publicitaria de un cliente.
“A las cinco de la mañana tenía que realizar un monitoreo de notas que pudieran salir negativas sobre el sector o sobre las empresas que conformaban el sector. Tenía que hacer la búsqueda, seleccionarlas y hacer un resumen. A las seis de la mañana empezaban a pedirte cosas. Daban las once o doce de la noche y te seguían pidiendo cosas”.
Cinco estrategias de comunicación publicitaria, dos discursos, mensajes claves, entre otras actividades, involucraban el trabajo laboral de Tamara. Al pasar jornadas laborales de entre 18 a 20 horas diarias más fines de semana y días festivos sin pagos extras, Tamara decidió hablar con su jefe. La solución que buscaba no estuvo en esa plática.
“‘Esa cuenta así es y no te da tiempo ni de bañarte, ni de comer, ni de ir al baño’, fueron las palabras que utilizó. Para acabarla, al cliente le gustaba humillar a su equipo de trabajo. Por ejemplo, en la mañana te pedía la presentación de un color, en la tarde te preguntaba por qué no estaba en este otro color y en la noche volvía a cambiar su decisión. Era muy desgastante”.
El desgaste físico y mental comenzó a hacerse visible en la salud mental de Tamara. En una semana subió 13 kilos y presentó alteración de tiroides. A pesar de la factura que estaba cobrando el síndrome de desgaste profesional, Tamara continúo.
De acuerdo con Ada, portal digital construido por médicos y científicos, el síndrome de desgaste profesional o burnout es un estado de agotamiento mental, emocional y físico que se presenta como resultado de exigencias agobiantes, estrés crónico o insatisfacción laboral. Aunque esta no es una enfermedad en sí misma, se reconoce como el detonante de otros problemas de salud física y mental más graves.
Los síntomas físicos, añade el portal, incluyen dolor de cabeza o de espalda, trastornos del sueño, náuseas, tensión muscular y cansancio. Desde el punto de vista emocional, las personas que tienen el síndrome de desgaste se sienten irritables, tensas y desmotivadas. También pueden sentirse indiferentes, mostrarse cínicas y con poco contacto social. Las personas afectadas pueden perder la confianza en su trabajo, sentirse improductivas y sobrecargadas. Ante ello, el estrés laboral repercute en la salud mental.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. La salud mental también es considerada un derecho humano fundamental.
Andrés Vega, médico Cirujano y Maestro en Ciencias con especialidad en Neurobiología por la Universidad Nacional Autónoma de México detalla que solemos asociar la salud mental como este estado en el cual ‘todo es felicidad’, pero la salud mental es esa conexión que hay entre la salud física y nuestra funcionalidad en el ámbito social.
MedlinePlus informa que existen afecciones que impactan la salud mental que incluye el pensamiento, sentimientos, estado de ánimo y comportamiento de una persona, conocidos como trastornos mentales. Entre ellos están:
- Trastornos de ansiedad, incluyendo trastorno de pánico, trastorno obsesivo-compulsivo y fobias
- Depresión, trastorno bipolar y otros trastornos del estado de ánimo
- Trastornos de la alimentación
- Trastornos de la personalidad
- Trastorno de estrés post-traumático (TEPT)
La Organización Mundial de la Salud reporta que en 2019 se estimó que el 15% de los adultos en edad de trabajar tenían un trastorno mental. A nivel mundial, se estima que cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, a un costo de US$ 1 billón por año en pérdida de productividad.
“Cuando una persona está expuesta a jornadas de trabajo largas y un ambiente demandante, se pueden generar estados de estrés, sobre todo de un estrés crónico que termina dando lugar a la sensación de que uno está quemado, de que tiene una gran cantidad de cansancio o mejor dicho de fatiga crónica, lo cual termina generando problemas en la estructura bioquímica”, explica Andrés Vega.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en México la población ocupada desempeña una gran variedad de tareas que realiza con distinta intensidad. En el segundo trimestre de 2024, 6.4 % de las personas trabajó menos de 15 horas semanales y 25.7 %, más de 48 horas. Sin embargo, el mayor porcentaje de las y los ocupados trabajó de 35 a 48 horas a la semana.
El colaborador de la Subdivisión de Investigaciones Clínicas del Instituto Nacional de Psiquiatría de México detecta diversos mitos que impiden a las personas acudir hacia atención psicóloga cuando están atravesando episodios de estrés, ansiedad y/o depresión:
1. “Porque no estoy loco”
“Esta manera de calificar a la salud mental y a los potenciales problemas no sólo los estigmatiza y hace que no afrontemos el problema, también permite que sigan creciendo. Nos falta tener psicoeducación como sociedad al respecto”.
2. Creencias
“Las personas también lo pueden atribuir a espíritus chocarreros en lugar de entender que todo esto procede de una estructura psicológica a partir de la experiencia previa de las cosas que hemos aprendido del medio ambiente en el cual nosotros nos desenvolvemos. Sea porque fue muy estresante de forma aguda o ha sido estresante a lo largo del tiempo”.
3. Hablar sobre enfermedades mentales
“Cuando hablamos de enfermedades mentales sólo nos alejamos de la posibilidad de buscar ayuda y solucionar este tipo de problemas. Lo ideal es hablar sobre problemas o trastornos mentales, así como atenderlos en el área correspondida”.
4. Otros padecimientos
“Otras circunstancias que pueden estar afectando propiamente el funcionamiento la bioquímica de nuestro sistema nervioso central, puntualmente a nuestro cerebro, que requieren de la misma atención médica y de salud, como puede ser la diabetes la hipertensión el cáncer, entre otros problemas de salud”.
“Hablar de este tipo de problemas nos va a ayudar a que nos quitemos estigmas y que más personas puedan efectivamente llegar a una atención basada en evidencia científica para construir juntos una sociedad de paz. No podemos pedirle a alguien que le eche ganas cuando tiene un cuadro de depresión o que simplemente se tranquilice. Sería como decirle a una persona con diabetes que simplemente se baje el azúcar en la sangre o alguien con hipertensión que ya no aumente su presión en sus arterias”, subraya el especialista.
¿Cómo influye el trabajo en la salud mental?
“Las ventanas son un privilegio de pocos; por ello la jornada burocrática promedio transcurre en un encierro sin vistas al exterior, bajo la higiénica irradiación de lámparas de luz fría que demarcan los confines de un tiempo específico para el trabajo; un tiempo uniforme que se consume al ritmo de las manecillas del reloj, pero que hora tras hora parece idéntico a sí mismo; un tiempo albo que no distingue entre los azules de la aurora, la calidez del mediodía o el abatimiento de la antigua hora vesperal.”
- Anuar Jalife Jacobo, Una oficina sin ventanas
En la agencia de relaciones públicas en la cual trabajaba Tamara contrataron a una mujer especializada en moda, turismo y lujo. Fue designada como coordinadora del sector financiero y jefa directa de Tamara. El exceso de trabajo se convirtió en trabajar para ella y su jefa. Su jefa no se preparaba para las juntas, le preguntaba a Tamara qué responder al cliente y tomaba el crédito del trabajo de Tamara. “Es trabajo de la empresa”, respondió una vez que le reclamó.
“Un día me preguntó si sabía qué era la comunicación, le respondí que sí sabía qué era la comunicación externa y las relaciones públicas, que había trabajado en periodismo, tal como se lo había dicho. Su respuesta fue: no te estoy pendejeando, a mí me ensañaron a no asumir”.
Tras esa plática, Tamara regresó con su jefe directo para comentarle la situación, pero su respuesta fue dirigirla con una psicóloga. La empresa tenía un equipo de coaching para hablar con los colaboradores y ayudar al ambiente laboral.
“Me preguntó cuántos hijos tenía, estudios y edad. Al preguntarme qué estaba pasando, comencé a narrar los hechos, pero ella empezó a distorsionarlo”
Esa fue la gota que derramó el vaso, en palabras de Tamara. El desgaste físico y psicológico por las largas horas trabajando estaba ahí. Después de un año de estar trabajando, decidió renunciar. La empresa le hizo firmar un contrato para no contar lo que había sucedido.
“Una vez me mandaron a llamar de recursos humanos para decirme que me cambiara de régimen para que ellos pagaron menos impuestos. Una de mis compañeras me aconsejó pedir que me bajaran el salario y aumentaran las horas de trabajo para que no me corrieran. Me impresionó su visión del problema, pero yo aguanté por necesidad no por gusto”.
Andrés Vega, quien también es miembro numerario de la Sociedad Mexicana de la Salud Mental, identifica que las generaciones actuales se están enfrentando a condiciones laborales que no permiten una atención y cuidado de su salud mental.
“Tenemos un mayor grado de estudios, pero tenemos un trabajo con malas condiciones que no permiten una vida digna y menos atender problemas de salud mental, como aquellos derivados del propio trabajo. Salir de ahí a veces no es una opción porque no hay otras alternativas que puedan mejorar la calidad de vida. Con ello, las personas se encuentran atrapados en una frustración intentando de desarrollar profesionalmente los planes que tenían”.
Vega no sólo identifica las repercusiones de los espacios de trabajo en la salud mental y física, también aquellas que existen en los trayectos de trabajo. El especialista detecta que las horas de trayecto se convierten en horas perdidas porque la persona no está ejerciendo su profesión y tampoco están siendo aprovechadas para el desarrollo de la persona, ni para su descanso.
“No se están teniendo horas de alimentos apropiadas. Si hay un inmobiliario no adecuado también se fomenta el sedentarismo el cual se asocia con problemas metabólicos, como la diabetes, la hipertensión, trastornos del sueño, entre otros. Así como la presencia de trastornos de postura que pueden asociarse con lumbalgias”.
Según el estudio “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030: avances y propuestas de aceleración” publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, en la zona metropolitana del Valle de México el tiempo promedio destinado al viaje de ida al trabajo en un día hábil es de 71 minutos en transporte público, mientras en auto privado corresponde a 52 minutos.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía detectó que el 53.9% de los ocupados en México gastan hasta 30 minutos para llegar a su trabajo. El 20.3% invierte de 31 minutos a una hora en el traslado, 8.4% más de una hora y hasta dos horas y 2.5% más de dos horas, reporta El Financiero.
¿Cómo cuidar la salud mental en el ámbito laboral?
"Detestamos que, para vivir, tengamos que renunciar a todo lo que nos produce placer. Y yo creo fielmente que el cuerpo se deteriora de una forma más rápida simplemente porque no fue hecho para el trabajo de oficina".
-Mariana Ortiz, “La de chambear no me la sé”
A pesar de las condiciones laborales, Andrés Vega identifica que existen diversas cuestiones en las cuales nosotros sí podemos tomar decisiones, como descansar de manera apropiada, llevar una dieta correcta y realizar actividad física. Así como reconocer nuestras emociones y gestionarlas de manera adaptativa. Evitando la represión, acostumbrarse al insomnio, falta de comunicación con nuestros seres queridos o tratar de evadir el problema mediante mecanismos, como el consumo continúo de alcohol u otras sustancias.
“Debemos quitarnos esa idea sobre buscar ayuda como sinónimo de debilidad mental. Los problemas de salud mental son una realidad. No discriminan entre edades, estatus económico u otro tipo de condiciones. Todas las personas nos podemos ver afectadas por este tipo de circunstancias. Es necesario apostar por la prevención. Mientras más información nosotros tengamos sobre un problema, lo podemos afrontar, visualizar y por consiguiente solucionarlo, o incluso mejor, prevenirlo”, finaliza el especialista.
Por su parte Tamara aconseja a trabajadores, en caso de poder tener la oportunidad, documentar las prácticas no éticas en sus trabajos y salirse de esos espacios porque el cuerpo y la mente pueden cobrar esas repercusiones, así como evitar acostumbrarse a esos tratos.
“El problema no eres tú, el problema son los otros. Si tu estás siendo violentado en cualquier entorno, incluyendo el laboral, tienes que alejarte del violentador”.
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