Cada 10 octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha que estableció la Federación Mundial para la Salud Mental y cuyo lema este año es “Salud mental como un derecho universal”, que busca derribar el estigma en torno a las enfermedades mentales.
Aunque suena esperanzador, la realidad es que actualmente persisten muchos estigmas que afectan la calidad de vida de las personas diagnosticadas con una enfermedad mental y sus familias. Como el caso de María, quien fue diagnosticada con trastorno bipolar 1 y también sufrió una depresión severa.
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Debido a las complicaciones causadas por el trastorno bipolar, relata en entrevista con Sumédico que tuvo que ser internada y empezar un tratamiento que requería medicación y hacer cambios en su estilo de vida, incluyendo cambiar de empleo.
Recibir la noticia de este padecimiento fue un impacto, destaca María, principalmente porque todavía existe mucho estigma respecto a las enfermedades mentales.
“Casi es mejor tener cáncer que un diagnóstico de salud mental”, asegura.
De acuerdo con la doctora Yolanda Pica Ruiz, psiquiatra y psicoterapeuta de la Asociación Psiquiátrica Mexicana y miembro fundador de la Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares, se estima que entre 2 y 3% de la población en México padece de trastorno bipolar, lo que equivale a un promedio de 3 millones de personas.
“Son los grupos que más sufrieron recaídas en la pandemia debido a que hubo una escasez de litio, el principal tratamiento para este padecimiento. Como consecuencia, hubo más hospitalizaciones de estos pacientes y también más suicidios”, alerta la doctora Pica Ruiz.
A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que una de cada ocho personas padece un trastorno mental, lo que equivale a 970 millones de personas. Los más comunes son la ansiedad y los trastornos depresivos.
Pandemia incrementó las enfermedades mentales en México
La pandemia dejó muchos estragos en la salud mental de los mexicanos y al respecto, un estudio realizado por la Universidad Iberoamericana donde se realizaron entrevistas telefónicas en distintas etapas de la pandemia encontró que hubo un 30% de incremento de las enfermedades mentales en México.
“Paso de 30 a 60% de personas que tienen una variante de los trastornos mentales y tan solo en el último año, se dio un 12% de incremento”, menciona la doctora Pica Ruiz.
Influyeron el propio covid-19, lo que implicó y el largo confinamiento, factores que incrementaran trastornos como la depresión y ansiedad, así como el estrés postraumático. Asimismo, se vio un incremento del consumo de sustancias y alcohol como forma de sobrellevar estas emociones, menciona la experta.
Lo más grave de este panorama es que hasta 75% de personas con una condición de salud mental en México no recibe tratamiento, principalmente por la falta de información y el estigma. “Hasta 20 años tardan en recibir tratamiento”, menciona la miembro de la Asociación Psiquiátrica Mexicana.
Por ello, la experta menciona que uno de los objetivos que se tiene en la conmemoración de la salud mental es la reducción del estigma, que engloba a todas las creencias falsas que existen acerca de quienes sufren enfermedades mentales y que disminuyen la búsqueda de ayuda y el apego al tratamiento.
Tener una enfermedad mental o cualquier otra genera un duelo
María recuerda que cuando recibió el diagnóstico de trastorno bipolar no solo tuvo un efecto en ella la noticia, también fue parte de una depresión para toda la familia, porque hay mucha incertidumbre sobre cómo es el tratamiento del trastorno bipolar.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública, las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer, la diabetes, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o los trastornos mentales, son la principal causa de mortalidad a nivel mundial.
Al recibir un diagnóstico de estos padecimientos se vive un duelo, que es entendido como el estado emocional que una persona experimenta cuando enfrenta la pérdida de algo significativo, como la salud, menciona la organización sin fines de lucro Voz Pro Salud Mental.
Un diagnóstico grave de este tipo de condiciones con las que se vive toda la vida, favorece un proceso de luto, de resistencia y de emociones muy encontradas, agrega la organización. El paciente y su familia experimentan una mezcla de sentimientos de ira, tristeza, angustia, aflicción, estrés, impotencia, desolación y desesperanza.
“Tu vida cambia por completo, tienes que aprender a vivir con ello, acomodar tus redes sociales, bajarle al estrés, tomar tus medicamentos y en ese proceso buscar a alguien que te acompañe es fundamental, porque cuando uno enfrenta esta angustia solo, te devasta”, dice Lorena, miembro de Voz Pro Salud Mental.
El problema con los problemas de salud mental, agrega Lorena, es que muchas veces son padecimientos que no se ven, por lo que es más fácil que una persona sienta compasión por alguien que está recibiendo quimioterapias que por quien está en un tratamiento por un trastorno mental y trata de reacomodar su vida.
La doctora Pica Ruiz agrega en ese sentido que cuando una persona dice que tiene un trastorno como depresión, se suele minimizar el padecimiento con expresiones como “qué débil”, o “échale más ganas”, lo que no ocurre con otras enfermedades.
Iniciar un tratamiento puede ser un shock
Una vez que se empieza con la medicación viene otro shock porque las personas en el entorno del paciente no pueden creer que una persona que era de lo más funcional ahora tiene que estar muy medicada. “En general, a la familia y a mí nos cayó como un balde de agua fría”, dice María.
“Como parte de mi cambio de vida empecé a dedicarme a la docencia, ya que no podía con el estrés que me causaba mi anterior trabajo en corporativo, además de que no rendía, porque los medicamentos te tumban. Ese fue otro de los retos, porque con la medicina me sentía adormilada completamente hasta que el médico me dio la dosis indicada”, dice.
Llegar al tratamiento correcto, un reto en las enfermedades mentales
Desde la experiencia de María, recibir el diagnóstico de trastorno bipolar fue todo un proceso, un duelo, porque primero se enteró de su enfermedad y luego pasó a lo más complicado que es llegar a una medicación correcta.
“Se necesita mucha paciencia y mucho apego al tratamiento, no nada más es tomarse un chocho, se necesita ir a terapia para sacar todas esas emociones que están como atoradas y empezar a ser más consciente de todo lo que pasa en tu interior. Fue todo un reto”, detalla la paciente.
Afortunadamente, María contó con el apoyo de sus familiares y esposo, quienes también tomaron un curso psicoeducativo y eso ayudó a que tuviera un tratamiento integral.
El diagnóstico de una enfermedad mental es para toda la familia
Estadísticas del INEGI muestran que más del 25% de los pacientes con depresión que no cuentan con una red de apoyo, se sienten más deprimidos durante un tiempo más largo que aquellos que sí tienen un acompañamiento.
Por ello, María asegura que “el diagnóstico no nada más es para nosotros, sino para toda la familia”.
En ese sentido, la paciente destaca que la familia puede empezar a sobreproteger a las personas con una enfermedad mental, lo que hace que pierdan libertades porque ya no pueden salir solos por los efectos de la medicación. De ahí la importancia de que la familia se eduque sobre el padecimiento, los tratamientos y los cambios que vienen.
“Muchos cometen el error de dejar la medicación”
María lleva ya 10 años con el tratamiento y hoy puede ir a reuniones sociales sin que sufra de ataques de pánico, menciona que puede estar completamente en equilibrio y ya no ha tenido recaídas fuertes que requieran hospitalización
“Muchos cometen el error de dejar la medicación cuando empiezan a tomarla, porque al principio puedes sentirte peor, con síntomas raros como sentir que estás en zancos, que tus reflejos no están bien y no puedes trabajar o tener autonomía. Es un choque, no sabes ni qué le está pasando a tu cuerpo, te empiezas a sentir peor en vez de mejor”, asegura María.
Sin embargo, recomienda a otros que a pesar de esos efectos se apeguen al tratamiento y se den el tiempo para llegar a la dosis correcta de medicación.
“El cerebro se enferma y necesita rehabilitación, igual que si nos golpeamos una rodilla, entender eso puede apoyar mucho a las personas que recibimos un diagnóstico para que sea más fácil digerirlo”, explica.
En su experiencia, hay algo muy importante en la enfermedad mental y es que la gente con un diagnóstico tiende a huir por desconocimiento y se aísla. “Por eso es muy importante participar en talleres de psicoeducación, así te das cuenta de que hay otras familias con la misma situación”.
¿Cómo enfrentar el duelo por una enfermedad mental?
Sobrellevar un diagnóstico de una enfermedad no es nada fácil, dice Lorena, de Voz Pro Salud Mental, el primer paso ante una crisis como esta es buscar un acompañamiento ya sea con la familia, la pareja o los amigos, para tener una red de apoyo donde podamos manifestar todas las emociones que experimentemos, ya sea dolor, tristeza, enojo o rabia.
“No debemos negar lo que sentimos, todas esas emociones son válidas ante noticias que te caen como un balde de agua”, explica.
Otro punto muy importante en el proceso es tener paciencia, porque aunque los tratamientos funcionan, la mayoría no lo hacen de inmediato, es un avance gradual el que se va teniendo.
“Ya sea que recibas quimioterapias o un tratamiento psiquiátrico, se va buscando la dosis exacta y tienes que hacer muchos cambios en tu estilo de vida para ver resultados positivos, como disminuir el estrés o mejorar tu alimentación”, destaca.
En el caso de las enfermedades mentales es común que exista un distanciamiento con la persona afectada porque nos da mucho miedo siquiera llamar al padecimiento por su nombre debido al estigma.
Voz Pro Salud Mental recomienda algunos consejos para hacer frente a este duelo:
- Permítete experimentar todas las emociones que tienes
Llora, enójate y desahógate de todo lo que sientes, incluso puedes dedicar un tiempo a sentir con consciencia y procesar las emociones.
- Sé paciente
Muchos de los tratamientos para una enfermedad grave requieren de semanas o meses para que se empiece a ver una mejoría.
- Aprende a vivir con los cambios en tu vida
Recuerda tomar tu medicamento tal como lo indica el médico, sigue una buena alimentación, haz tus ejercicios de rehabilitación, toma terapia y realiza actividades saludables.
- No añadas más estrés al tratamiento
El proceso de tratar una enfermedad mental o crónica puede ser muy desgastante, así que evita dejar que las preocupaciones empeoren la situación. Canaliza esa angustia con actividades como hacer ejercicio, leer un libro, hacer manualidades o practicar técnicas de respiración.
- Siempre apóyate en tu red
Es un momento muy difícil el que estás pasando, así que siempre que lo necesites apóyate en tu red de amigos y familiares. Ellos están para escucharte y darte una visión positiva cuando pierdas la esperanza.
Psicoeducación, clave en el tratamiento
Lo ideal ante un diagnóstico de una enfermedad es la psicoeducación, tanto de la persona con la enfermedad como la familia, para recibir información adecuada sobre el padecimiento y cómo podemos manejarlo.
En estos talleres se cuenta con maestros capacitados para ayudar a los pacientes a comprender su enfermedad y a tener responsabilidad de sus cuidados. También se les enseñan técnicas para detectar cuando se estresan más y tienen un grupo de apoyo con personas que han pasado por lo mismo.
El peor error es inutilizar a los pacientes, porque en la medida que nos dediquemos a resolverles la vida los afectamos más, menciona Lorena, de Voz Pro Salud Mental. Simplemente necesitan acompañamiento en cada etapa de su enfermedad.
“Hay que acompañar con mucha tranquilidad a estos pacientes, no ser invasivos, dejarlos tomar decisiones sobre lo que quieren hacer, qué quieren comer o las actividades que quieran empezar a practicar”, explica,
Desde el punto de vista de la representante de Voz Pro Salud Mental, las personas diagnosticadas con un trastorno mental o una enfermedad crónica no deben perder la esperanza y sus familias deben ser un pilar al darles acompañamiento. También es fundamental empezar a hablar más al respecto para quitar los estigmas.
“Todos tenemos que cambiar nuestra manera de ver un diagnóstico grave, quitar el estigma y hablar abiertamente del tema con las personas que nos rodean, informarnos y aprender para perder el miedo”, concluye por su parte María.