Si tú o un ser querido han recibido recientemente un diagnóstico de demencia, este es el momento ideal para integrar la actividad física en la rutina diaria, incluso empezando por caminatas o ejercicios de movilidad leves. El ejercicio no solo puede marcar una gran diferencia en el estado de ánimo y el bienestar general; también es un aspecto clave entre la vida y la muerte.
Puede sonar drástico, pero un reciente estudio de la Universidad de Corea en Seúl, dirigido por la doctora Ga Eun Nam, lo confirma. La actividad física puede ayudar a reducir el riesgo de muerte hasta un 30% tras recibir el diagnóstico de demencia.
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El estudio partió de datos obtenidos a través del Sistema Nacional de Seguros de Salud de Corea, donde se observaron los hábitos de 60,252 personas que fueron diagnosticadas entre 2010 y 2016. A todas se les realizaron exámenes generales de salud antes y después de su diagnóstico.
Los resultados indican que, durante un seguimiento de 3.7 años, hubo 16,431 muertes (lo que representa el 27.3% de los participantes). Los niveles más altos de actividad física tras el diagnóstico se relacionaron con una disminución en el riesgo de mortalidad. Es decir que mantener actividad física regular, a comparación de mantener un estilo de vida sedentario, se relaciona con un menor riesgo de fallecimiento.
Si te diagnosticaron demencia, debes mantenerte activo
Independientemente de la intensidad del ejercicio, mantener actividad física sostenida ayuda a disminuir el riesgo y aumentar la esperanza de vida de las personas con algún tipo de demencia. Incluso el ejercicio leve puede marcar una diferencia significativa.
El estudio de la Universidad de Corea en Seúl reveló que iniciar una rutina de ejercicios tras el diagnóstico, sin importar qué tan leve o intensa sea, se asocia con una reducción de al menos el 20% en la mortalidad de las personas con Alzheimer.
Sin importar si tu estilo de vida (o el de tu ser querido con demencia) era sedentario hasta recibir el diagnóstico, el estudio muestra que cualquier persona con demencia puede beneficiarse de empezar a hacer ejercicio. Si ya realizabas actividad física desde antes, es un buen momento para mantener tu rutina. ¡La constancia es la clave!