Hacer ejercicio es una de las cosas más saludables que puedes hacer por tu cuerpo, ya que muchos estudios comprueban que puede prevenir y controlar muchas enfermedades, pero ¿Qué pasa si hago ejercicio después de comer? Te decimos los riesgos a los que te expones.
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Hacer ejercicio después de comer parece algo inofensivo, sin embargo, cuando queremos perder peso y cuidar nuestra salud, no es la mejor idea.
Pocos lo saben, pero el momento del día en que lleves a cabo la actividad física puede hacer una diferencia en tus resultados y en cómo te sientes después de tu entrenamiento. Diversos estudios muestran que no es lo mismo hacer ejercicio por la mañana que por la tarde, ya que se pueden obtener distintos beneficios en el sueño, los niveles de glucosa y la quema de grasas.
Si eres de los que hace ejercicio justo después de comer porque solo en ese momento del día puedes hacerlo, te damos razones para reorganizar tu día y buscar otro momento para la actividad física.
Hacer ejercicio después de comer ¿es malo?
Tener la energía suficiente a través de los alimentos es fundamental antes de un entrenamiento, pero que hay que tener cuidado de no hacer ejercicio justo después de comer, ya que podemos correr algunos riesgos.
De acuerdo con un artículo en Bussiness Insider, hacer ejercicio después de comer o sintiendo todavía el estómago lleno puede ocasionar problemas digestivos y hasta impedir la correcta quema de calorías durante el entrenamiento.
Lo que ocurre es que comer antes de hacer ejercicio causa malestar gastrointestinal, con síntomas como inflamación y dolor o calambres, lo que disminuye nuestro rendimiento.
Además, podemos tener una sensación de pesadez o hasta cansancio, esto porque gran parte de la energía del cuerpo está enfocada en llevar a cabo el proceso digestivo.
Eurofitness explica que después de comer, los alimentos pasan por el estómago y los intestinos, donde se descomponen y absorben, pero para llevar a cabo ese proceso, el flujo sanguíneo se dirige hacia el sistema digestivo, dejando a tus músculos sin energía.
En caso de que el entrenamiento sea muy intenso, como al salir a correr o hacer rutinas HIIT, hay mayor dificultad digestiva y en algunos casos, hasta puede detenerse este proceso. Puede haber desmayos, mareos y corte de digestión.
Por otro lado, si crees que al comer justo antes de un entrenamiento quemarás de inmediato las grasas que consumiste, lo cierto es que no ocurre así, ya que tu cuerpo aún no ha tenido tiempo de procesarlas.
El ejercicio después de comer no permite reducir las grasas correctamente debido a que es posible que tengamos más elevado de lo normal la insulina por el efecto de algunos alimentos, dice un artículo de ABC.
¿A qué hora comer antes de hacer ejercicio?
Es fundamental que, si ya tienes un horario programado para tu rutina de ejercicio, procures comer al menos dos horas antes para darle tiempo a tu cuerpo de descomponer los alimentos y que los músculos puedan aprovechar la energía.
Claro, si hiciste una comida demasiado abundante lo mejor es esperar un poco más de tiempo.
Si quieres tener un extra de energía antes del entrenamiento puedes comer un snack ligero de fácil digestión, como un plátano, una barrita de cereales, yogurt griego con fruta o un licuado de proteína. Estos pre-entrenos debes comerlos de preferencia 30 minutos antes de entrenar.
Evita las comidas pesadas, con mucha grasa o demasiada fibra, ya que tardan más en digerirse y pueden causarte molestias o pesadez.
Escucha a tu cuerpo, si sientes dolor estomacal, calambres o mareos en tu entrenamiento, lo mejor es poner una pausa y esperar hasta sentir mejoría. Si lo necesitas, puedes cambiar a un entrenamiento más ligero, como una caminata o una sesión de yoga.
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