CORTISOL ALTO

5 síntomas que indican que tienes el cortisol alto

El cortisol, conocida como la "hormona del estrés", es esencial para funciones vitales, pero niveles elevados de forma crónica pueden desencadenar una serie de síntomas físicos y mentales que afectan la calidad de vida

Conoce los síntomas que indican que tienes el cortisol alto
Conoce los síntomas que indican que tienes el cortisol altoCréditos: (Canva)
Escrito en VIDA SANA el

El cortisol es una hormona esteroide producida por las glándulas suprarrenales. Desempeña un papel crucial en la regulación de diversas funciones del cuerpo, incluyendo la respuesta al estrés, el metabolismo de los carbohidratos, la regulación de la presión arterial y el control del sistema inmunológico. Aunque es esencial en cantidades adecuadas, el exceso de cortisol puede ser perjudicial, por lo que a continuación, te diremos los síntomas que indican que lo tienes alto.

Cuando el cuerpo vive en un estado de alerta permanente, los niveles de cortisol se mantienen elevados de forma crónica, lo que puede ser perjudicial para la salud.

¿Cuáles son los síntomas que indican que tienes el cortisol alto?

Cuando el cortisol está elevado el cuerpo comienza a enviar señales de socorro y pueden ser las siguientes:

  • Fatiga crónica que el sueño no repara

Uno de los síntomas más paradójicos y comunes es sentir un agotamiento profundo a pesar de dormir las horas suficientes, o incluso de más. El cortisol alto interrumpe la arquitectura natural del sueño, impidiendo las fases profundas y REM, que son las verdaderamente reparadoras. Puedes despertarte con frecuencia durante la noche o sentir que tu sueño es ligero e inquieto. Por la mañana, lejos de sentirte renovado, experimentas una pesadez que te acompaña todo el día, como si arrastraras una losa invisible. Esta fatiga no mejora con el descanso ordinario, creando un ciclo vicioso donde el cansancio incrementa el estrés y el estrés perpetúa el cansancio.

  • Aumento de peso persistente, especialmente en el abdomen

Si notas que la grasa se acumula de forma terco alrededor de tu cintura, a pesar de mantener hábitos alimenticios y de ejercicio, el cortisol puede ser el responsable. Esta hormona promueve el almacenamiento de grasa visceral, la más peligrosa, en la zona abdominal. Además, incrementa el apetito, llevándote a ansiar, casi de forma compulsiva, alimentos ricos en azúcar, grasa y carbohidratos simples para obtener un rápido impulso de energía. El cuerpo, en estado de "alerta máxima", interpreta que necesita reservas de combustible para la amenaza percibida, alterando tu metabolismo y haciendo muy difícil perder peso, incluso con dieta y ejercicio.

El cuerpo, en estado de "alerta máxima", interpreta que necesita reservas de combustible para la amenaza percibida. (Foto: Canva)
  • Irritabilidad, ansiedad y "niebla mental"

Tu estado de ánimo y claridad mental son espejos directos de tu química hormonal. El cortisol alto puede hacerte sentir constantemente al borde, irritable, ansioso o abrumado por situaciones que antes manejabas con calma. A nivel cognitivo, experimentas lo que se conoce como "niebla mental": dificultad para concentrarte, olvidos frecuentes, falta de claridad para tomar decisiones y una sensación de que tu mente no funciona a su capacidad habitual. Esto se debe a que el exceso de cortisol, con el tiempo, puede afectar negativamente la función del hipocampo, un área del cerebro clave para la memoria y el aprendizaje.

  • Debilidad muscular y dolores inexplicables

El cortisol crónicamente elevado tiene un efecto catabólico, es decir, descompone tejidos para obtener energía. El músculo es uno de sus blancos principales. Puedes notar que te cuesta más trabajo completar tu rutina de ejercicio, que tu fuerza ha disminuido o que te recuperas más lentamente de las agujetas. Además, es común experimentar dolores generalizados, especialmente en la espalda y cuello, producto de la tensión muscular constante que genera el estado de estrés. 

Tu cuerpo, tenso como una cuerda de violín, traduce la ansiedad hormonal en molestias físicas muy reales y debilitantes. (Foto: Canva)
  • Desregulación del sistema inmunológico

El cortisol es un potente modulador inmunológico. En un pico agudo, puede suprimir temporalmente la respuesta inflamatoria. Pero cuando está alto de forma crónica, el sistema inmunológico se desregula por completo. Esto puede manifestarse de dos maneras opuestas y aparentemente contradictorias. Por un lado, puedes encontrarte enfermándote constantemente con resfriados, infecciones o alergias, ya que tus defensas están agotadas. Por otro, puedes desarrollar problemas autoinmunes o inflamatorios, donde el sistema inmunológico, confundido, ataca a tus propios tejidos. Ambas situaciones son señales de que el equilibrio inmunológico se ha perdido.

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