EL EJERCICIO AYUDA AL CEREBRO

¿Cómo ayuda el ejercicio al cerebro después de los 40 años?

No importa la edad que tengas, hacer ejercicio siempre es importante para la salud, sin embargo, hay edades en las que se vuelve más importante el hacer ejercicio y alimentarse bien

Descubre los beneficios de hacer ejercicio después de los 40 años.
Descubre los beneficios de hacer ejercicio después de los 40 años. Créditos: (Canva)
Escrito en VIDA SANA el

La actividad física juega un papel fundamental en la buena salud de las personas, pero a continuación, te diremos cómo ayuda el ejercicio al cerebro después de los 40 años.

No importa la edad que tengas, hacer ejercicio siempre es importante para la salud, sin embargo, hay edades en las que se vuelve más importante el hacer ejercicio y alimentarse bien.

Así ayuda el hacer ejercicio al cerebro después de los 40 años

Un nuevo estudio realizado por los expertos de la Facultad de Medicina de Penn Satate, encontró que realizar ejercicio diario tiene beneficios inmediatos para la salud cerebral.

Los investigadores encontraron que las personas de mediana edad que se movían de manera cotidiana mostraban una mejora en la velocidad de procesamiento cognitivo equivalente a ser cuatro años más jóvenes, independientemente de si la actividad era de menor intensidad, como salir a darle la vuelta a la mascota o hacer las tareas domésticas, o de mayor intensidad, como correr.

“No hace falta asistir al gimnasio para experimentar todos los beneficios potenciales de la actividad física. Todo movimiento es importante. El movimiento diario cuenta como una fuente de actividad física acumulada que podría acreditarse para un estilo de vida saludable y podría tener algún impacto directo en la salud cognitiva”, explica Jonathan Hakun, profesor adjunto de neurología y psicología de la Penn State College of Medicine.

Hacer ejercicio después de los 40 años aporta diferentes beneficios para la salud. (Foto: Canva)

¿Cómo se realizó la investigación?

Los investigadores analizaron los datos diarios de 204 participantes entre 40 y 65 años que eran recabados cada 3,5 horas en seis momentos diferentes del día.

Los participantes informaban si habían estado físicamente activos desde el último control. Si estaban activos, se les pedía que clasificaran la intensidad de su actividad: ligera, moderada o intensa. 

Actividades como caminar y limpiar el hogar se consideraban actividades de intensidad leve, mientras que correr, andar en bicicleta a gran velocidad y hacer senderismo con esfuerzo se consideraron actividades intensas.

Después, se les pidió a los participantes que jugaran a dos “juegos cerebrales”, uno diseñado para evaluar la velocidad de procesamiento cognitivo y el otro para evaluar la memoria de trabajo que, según Hakun, puede ser un indicador de la función ejecutiva.

Así fue que los investigadores descubrieron que cuando los participantes declaraban haber estado físicamente activos en algún momento de las 4,5 horas anteriores, mostraban mejoras en la velocidad de procesamiento equivalentes a tener cuatro años menos. Aunque no se observaron mejoras en la memoria de trabajo, el tiempo de respuesta durante la tarea de memoria de trabajo reflejó las mejoras observadas en la velocidad de procesamiento.

“A medida que envejecemos nos volvemos más lentos, tanto física como cognitivamente. La idea es que podamos contrarrestarlo momentáneamente mediante el movimiento. Un breve paseo o un poco más de movimiento pueden darnos un empujón”, señala Hakun.

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