“Me vas a matar de un susto”, seguramente en algún momento un familiar tuyo te lo dijo, pero ¿en verdad se puede morir una persona de un susto? A continuación, te lo decimos.
Los sustos o disgustos pueden ser momentáneos, pero hay otros que pueden tener estragos en la salud de las personas y provocar problemas graves para quien los sufre.
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¿Te puedes morir de un susto?
Para ser concretos, la respuesta es que sí, y es que El País señala que, aunque es infrecuente, los cardiólogos han identificado casos de infarto que son desencadenados por una mala noticia o un suceso traumático, como sucede con el provocado por la enfermedad del corazón roto.
La Clínica Mayo señala que el síndrome del corazón roto es una afección cardíaca que a menudo se debe a situaciones estresantes y emociones extremas e interrumpe brevemente la forma en que el corazón bombea sangre.
Por otra parte, un estudio realizado por la Asociación Estadounidense del Corazón identificaba un mecanismo que puede estar tras la relación entre los estallidos emocionales y las dolencias cardiacas, de cómo una mala noticia inesperada o un susto puede cambiar el funcionamiento de los vasos sanguíneos.
Para la investigación, se pidió a un grupo de voluntarios jóvenes y en buen estado de salud que relataran experiencias que les habían producido: enojo, ansiedad o tristeza, durante 8 minutos, mientras se medían varios parámetros de su salud cardiovascular.
Los investigadores encontraron que entre los que narraron las experiencias que les causaron ira, se observó que la capacidad de dilatación de los vasos sanguíneos, que sirven como forma de protección cardiovascular, se redujo durante 40 minutos, algo que está relacionado con un incremento de la probabilidad de sufrir un ataque al corazón. Estos efectos no sucedieron entre los que recordaron situaciones que les producían ansiedad o tristeza.
Los investigadores indican que, si estos efectos de emoción negativa se repiten, con el tiempo pueden afectar a la fisiología cardiovascular causando daños irreversibles.
Las enfermedades mentales emporan la salud cardíaca
“Los estudios científicos han demostrado que los pacientes con depresión crónica o ansiedad crónica no tratada tienen un riesgo significativamente mayor, entre un 15 y un 20%, de sufrir enfermedades cardiovasculares como infartos de miocardio, anginas de pecho, hipertensión e ictus”, señala José Luis Carrasco, director de la Unidad de Trastornos de la Personalidad del Hospital Clínica San Carlos de Madrid.
También hay que sumarle que, a las consecuencias emocionales de estas dolencias, las personas con estas enfermedades tienen dietas poco saludables, porque comen con ansiedad y, en general, tienen dificultades para controlar su alimentación, algo que incrementa el riesgo de tener alto el colesterol, sufrir diabetes o tener síndrome metabólico.
Sufrir enfermedades cardíacas también incrementa el riesgo de padecer enfermedades mentales
“Se sabe bien que los pacientes con enfermedad cardiovascular, sin antecedentes de enfermedad mental, una vez que han sido diagnosticados con enfermedades cardíacas tienen de dos a tres veces más riesgo de presentar un diagnóstico de enfermedad mental”, recuerda Jorge Pla, psiquiatra de la Clínica Universidad de Navarra.
Esto se puede deber a la tristeza que puede causar el ser diagnosticado con una enfermedad cardíaca, que además puede mermar su vida y sus actividades diarias.
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