Mandones, celosos, egoístas o torpes para socializar, son algunos de los adjetivos que muchas personas usan para las y los hijos únicos, pues muchas veces suelen asociar su falta de hermanos con una actitud negativa o egoísta. No obstante, estudios señalan que estas no son características propias de los hijos únicos y que estos no son distintos al resto de infantes que sí cuentan con hermanos.
Ser hijo único no es lo mismo que crecer con hermanos o hermanas. Además, la familia con quienes crecen ejercerá mucha influencia en su personalidad, aunque esto no quiere decir que ser hijo o hija única sea bueno o malo o hará la personalidad de estos infantes buena o mala, pues influyen muchos factores.
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“La evidencia, en general, no apoya la idea de que los niños que crecen como hijos únicos tienen una especie de déficit en sus habilidades sociales, comparados con los niños que crecen con hermanos”, dice Alice Goisis, profesora asociada de Demografía del Centro de Estudios Longitudinales del University College de Londres para la BBC Mundo.
De acuerdo con un estudio hecho por Goisis y sus colegas, en realidad son los factores socioeconómicos o los recursos emocionales de las familias con hijos únicos lo que influyen en la actitud y capacidad de aprendizaje de los niños.
Interacciones de los hijos únicos
En doctor Toni Falbo, de la Universidad de Texas, quien ha estudiado a fondo el fenómeno de los hijos únicos, señala que uno de los efectos de esta situación es que los niños conviven mucho más con personas adultas, por lo que a temprana edad empiezan a adquirir actitudes y formas de pensar más parecidas a las de las personas adultas, comportándose como pequeños adultos a temprana edad, según La mente es maravillosa.
Además de esto, los hijos únicos tienen a mostrar mayor autoestima y confianza en sí mismos, aunque esta no es una ley. Por otro lado, es común observar que los hijos únicos tienen por momentos más dificultades para integrarse en trabajos en equipo, pues están acostumbrados a organizar las cosas a su modo y tomar decisiones individuales.
No obstante, estas dificultades suelen manifestarse en espacios en los que estos son nuevos o desconocen a las personas que se encuentran en ellos. Lo habitual es que poco a poco se adapten y aprendan a acoplarse en grupo y a desarrollar habilidades que les ayuden a sentirse más cómodos en otros espacios con infantes.
(Con información de bbc, La mente es maravillosa).