Existe una creencia predominante en las personas adultas que señala que tener hijos y una familia hace a las personas mucho más felices y realizadas, pero ¿qué tan cierto es esto? A continuación, te contamos más al respecto.
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¿Qué dicen los estudios sobre tener hijos y la felicidad?
De acuerdo con El Economista, existen muchas razones por las cuales tener hijos o no puede hacer felices o tal vez no. De acuerdo con un estudio publicado en ScienceDirect, las mujeres que tienen hijos por elección demostraron tener un gran sentido de la identidad e individualidad que aquellas que no, pues estas se sienten más libres y sienten que tienen más control sobre su cuerpo, su vida y su futuro, por mencionar un ejemplo.
Por otro lado, las mujeres sin hijos también afirman tener una mayor estabilidad económica, además de que no consideran necesario un estatus socioeconómico más alto para estar satisfechas con su decisión sobre no tener hijos, detalla un artículo de Jstor.
Además, tanto las mujeres como hombres sin hijos señalan que no tener hijos los hacen ser personas menos estresadas y manifiestan tener mayor satisfacción en sus trabajos, a comparación de otras personas que tal vez cuentan con la responsabilidad de criar y cuidar a sus hijas e hijos.
Existen pocos estudios sobre la experiencia de los hombres sin hijos y muchos menos sobre la experiencia de tener hijos siendo una persona trans o queer. No obstante, The Conversation informó que un estudio sobre hombres que optaron por tener hijos reveló que la mayoría estaban satisfechos con su decisión, pues contaban con más libertad en su vida.
¿Ahora la gente no desea tener hijos para ser feliz?
Aunque muchas personas optan por no tener hijos, lo cierto es que para muchos otros el nacimiento de un bebé puede producir efectos positivos en su vida y en su relación de pareja. No obstante, predominan en la mayor parte de los estudios los pensamientos negativos sobre tener hijos.
De acuerdo con Psicología y Mente, muchos estudios arrojan que la presencia de un hijo o una hija en una relación puede aumentar el estrés, disminuir la satisfacción por la relación, reducir la intimidad y aumentar los gastos socioeconómicos, entre otras cosas.
No obstante, cabe señalar que las personas que quieren y desean un hijo no necesariamente viven este tipo de situaciones, pues todos los casos son distintos.
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