El tinnitus es la percepción de un zumbido, pitido o murmullo sin que exista una fuente sonora externa. No es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma que puede aparecer a cualquier edad y que, cuando se vuelve crónico, afecta el sueño, la concentración y el estado de ánimo.
Muchos pacientes lo describen como “ruido en el silencio” y esa frase resume bien su naturaleza: el sistema auditivo y el cerebro generan una señal fantasma que sentimos muy real.
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¿Por qué ocurre? A lo largo de la vía auditiva pueden presentarse daños que “desbalancean” la entrada de sonidos y el cerebro compensa aumentando su “ganancia” (su volumen interno). Ese aumento crea actividad eléctrica anómala que interpretamos como ruido. Las fuentes más frecuentes se ubican en:
- Oído externo y medio: tapones de cerumen, otitis, otosclerosis o secuelas de infecciones que cambian la transmisión del sonido.
- Oído interno (cóclea): lesión de células ciliadas por ruido intenso, envejecimiento o fármacos ototóxicos.
- Nervio auditivo: neurinoma (schwannoma) u otras neuropatías que distorsionan la señal.
- Tronco encefálico y tálamo: desincronizaciones en los núcleos auditivos.
- Corteza auditiva y redes de control: plasticidad cerebral mal adaptativa; además, la red límbica (ansiedad, estrés) amplifica la molestia.
Esta arquitectura explica su cronicidad: aunque la causa inicial cese, el cerebro puede “aprender” el tinnitus y mantenerlo activo, especialmente si hay estrés, hipervigilancia o insomnio. Por eso impacta tanto en la calidad de vida y puede asociarse a ansiedad o depresión.
¿Cómo aliviar el tinnitus o zumbido en los oídos?
Manejo integral (generalmente paliativo):
- Valoración médica con otorrinolaringología y audiología para buscar causas reversibles (cerumen, infecciones, hipoacusia tratable, fármacos).
- Protección auditiva y hábitos: evitar ruidos intensos, limitar el silencio absoluto (ruido blanco o sonidos ambientales ayudan a enmascarar), higiene del sueño, manejo de cafeína según tolerancia.
- Ayudas auditivas y terapias sonoras: audífonos cuando hay hipoacusia; terapias de reentrenamiento (TRT) para “desenganchar” la atención del ruido.
- Psicoeducación y TCC: la terapia cognitivo-conductual reduce la angustia, mejora el insomnio y baja la percepción de molestia.
- Tratamiento de comorbilidades: ansiedad, depresión, bruxismo o dolor cervical pueden agravar el cuadro.
Neuromodulación como adyuvante:
- Estimulación de corriente directa (tDCS): se aplican corrientes débiles en áreas como la corteza temporoparietal (procesamiento auditivo) y/o la corteza prefrontal dorsolateral (modulación emocional). En algunos pacientes disminuye la intensidad o la intrusividad del tinnitus tras varias sesiones.
- Estimulación magnética transcraneal (rTMS): protocolos de baja frecuencia (1 Hz) sobre corteza auditiva o combinados con estimulación prefrontal han mostrado beneficios modestos y, a veces, temporales; se realizan en entornos especializados y suelen requerir ciclos repetidos.
Ninguna técnica es “cura”, pero pueden bajar el volumen subjetivo y el malestar cuando se integran a un plan multidisciplinario.
El mensaje central es de realismo y esperanza: el tinnitus crónico rara vez desaparece por completo, pero sí podemos volverlo manejable. Con evaluación adecuada, estrategias sonoras, terapia psicológica, buen sueño y, en casos seleccionados, neuromodulación, muchos pacientes recuperan su vida cotidiana.
Si ese “ruido en el silencio” te acompaña, no te resignes: busca un equipo de salud que trate tus oídos y también entrene a tu cerebro para escuchar menos al tinnitus y más a tu mundo.
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