El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes o peligrosas. Sin embargo, cuando una persona experimenta un evento traumático, esta respuesta puede volverse intensa y persistente, llevando a trastornos como el Trastorno de Estrés Agudo (TEA) y el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).
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Aunque estos trastornos comparten síntomas y están relacionados con la exposición a un trauma, es crucial entender sus diferencias para proporcionar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida de los afectados.
Trastorno de estrés agudo: una respuesta inmediata
El trastorno de estrés agudo se manifiesta dentro de las primeras semanas después de un evento traumático. Los síntomas pueden aparecer tan pronto como tres días después del suceso y pueden durar hasta un mes.
Las personas con TEA pueden experimentar una serie de síntomas, que incluyen:
- Reviviendo el trauma: Recuerdos intrusivos, pesadillas o flashbacks del evento traumático.
- Evitación: Esfuerzos por evitar pensamientos, sentimientos, o lugares que recuerden el trauma.
- Aumento de la reactividad: Dificultad para dormir, irritabilidad, hipervigilancia y sobresaltos excesivos.
- Disociación: Sensaciones de irrealidad, despersonalización, o una desconexión de la realidad.
El TEA es, en muchos casos, una respuesta adaptativa y temporal al trauma. Sin embargo, cuando estos síntomas persisten más allá del primer mes, se puede considerar la transición al trastorno por estrés postraumático.
Trastorno por estrés postraumático: un problema persistente
El trastorno por estrés postraumático, en cambio, se diagnostica cuando los síntomas del estrés relacionado con el trauma persisten durante más de un mes y causan una disfunción significativa en la vida diaria de la persona. Los síntomas del TEPT son similares a los del TEA, pero suelen ser más persistentes y severos.
Agregándose la presencia de conductas evitativas relacionados a los temas del trauma, fallas cognitivas significativas y problemas del estado de ánimo junto con aumento de la presencia de irritabilidad y explosiones y grandes problemas para dormir.
La importancia de distinguir entre TEA y TEPT
Detectar la diferencia entre el trastorno de estrés agudo y el trastorno por estrés postraumático es esencial para garantizar un diagnóstico temprano, efectuar intervenciones específicas y dar el apoyo continuo y necesario que requieren estos pacientes.
Un ejemplo de ello es el uso prudente y sabio de las benzodiacepinas, ya que pueden formalizar el recuerdo de la situación traumático en el hipocampo, sitio mágico donde guardamos las memorias en el cerebro. Ojo, tip, no se deben de usar en el momento del TEA ya que se incrementa de forma exponencial la posibilidad de convertirse en TEPT, algo que podría parecer muy adecuado, pero que genera grandes complicaciones.
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