Uno de los defectos de la enseñanza de la medicina occidental en las últimas décadas ha sido la fragmentación del ejercicio médico por especialidades, debido a su extensión y complejidad, o por fines didácticos de enseñanza, lo que ha producido la percepción de las enfermedades en forma separada o fragmentada, dependiendo del órgano o sistema afectado, por lo que se podría asumir que no hay una correlación entre los tejidos del cuerpo, y se deja de lado la visión holística de la medicina donde filosóficamente todo está relacionado con todo.
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De esta forma se ha perdido de vista que la química cerebral y las emociones están estrechamente relacionadas con algunas enfermedades de la piel, ya sea en forma directa o indirecta.
Actualmente sabemos que el estrés y la ansiedad que éste produce, exacerba la sensación de comezón y modifican el sistema inmunológico, por lo que desencadenan fenómenos alérgicos en la piel y las vías respiratorias.
De igual forma, en el síndrome depresivo se modifican las defensas del cuerpo y se producen brotes de enfermedades infecciosas como el herpes simple o “fogazos” o herpes zóster por un rebrote del virus de la varicela.
En otros casos el estrés tira el pelo produciéndose calvicie difusa, en círculos, o en casos extremos los pacientes se arrancan el pelo con las manos o las uñas con los dientes, o se excorian y arañan la piel para liberar ansiedad, o se lavan compulsivamente las manos produciéndose dermatitis por el jabón.
Enfermedades de la piel pueden involucrar un desorden psicológico
Ante lo anterior es que el especialista en dermatología, además de su formación en medicina interna, y en dermatología, debe tener bases firmes en el campo de la psicología y la psiquiatría, y estar familiarizado con la medicación de este tipo de desórdenes y saber identificarlos para manejarlos junto con las cremas y activos que se usan habitualmente en dermatología.
Se calcula que hasta un 30% de los pacientes de nuestra consulta tienen asociado un desorden psicológico o psiquiátrico junto a enfermedades cutáneas como la dermatitis atópica, la psoriasis, el acné , la hidradenitis, la alopecia areata, el vitiligo y algunas otras.
Hoy por hoy, la dermatología se ha convertido en una especialidad muy popular entre la población abierta y muchos pacientes con la piel sana acuden a consulta solo por un "skin care" o rutina de cuidado diario o para realizar algún procedimiento cosmético de rejuvenecimiento facial; sin embargo, aproximadamente 3 de cada 10 se acompañaran de insomnio por la comezón, ansiedad, crisis de pánico o depresión acompañando algún problema dermatológico.
Conceptos en dermatología como neuroinflamación o inflamación cutánea a partir de fenómenos cerebrales o sensación de comezón, ardor o dolor en la piel a partir de emociones, son cada vez más observados por los dermatólogos, quienes deben de prescribir psicofármacos, e incluso trabajar en conjunto con psicoterapeutas o psiquiatras y hacer que los pacientes cambien rutinas y maneras de pensar, no sólo con fármacos, sino adicionalmente con métodos populares como el mindfulness, yoga , meditación, ejercicio físico y jornadas correctas de sueño, para mitigar desórdenes aparentemente solo localizados en la piel.
Hoy sabemos que no es posible sacar adelante a muchos pacientes solo con cremas antinflamatorias o medicamentos por vía oral para la comezón, utilizados habitualmente por los dermatólogos, sin la ayuda de un psiquiatra o psicólogo, quienes deberán trabajar en conjunto con el dermatólogo y tener un mayor éxito en el manejo de estos pacientes altamente complejos y con enfermedades recalcitrantes de difícil manejo.
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