Ingerir los alimentos demasiado rápido afecta la digestión, aumentar el riesgo de asfixia, problemas metabólicos y enfermedades cardiovasculares. No importa que tipo de alimentos, debes tomar tu tiempo porque la digestión comienza en la boca. Cuando una persona come muy rápido, este proceso se altera y puede traer consecuencias para el sistema digestivo.
Comer es una de las actividades más importantes para mantener el metabolismo correctamente, pues obtenemos energía de los alimentos. No obstante, la velocidad con la que lo hacemos también juega un papel primordial. La digestión comienza en la boca, donde la masticación y la mezcla con la saliva preparan los alimentos para ser absorbidos.
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Los problemas de comer muy rápido y sin masticar
1- Riesgo de asfixia
Los trozos de comida demasiado grandes, al no ser masticados, puede aumentar el riesgo de que se queden atascados en la garganta y bloqueen el paso del aire a los pulmones. Además, si comes deprisa o mientras realizas otras actividades (hablar, reír, o con distracciones), es más probable que un bocado grande o un trozo de comida mal masticado termine en la tráquea en lugar del esófago.
La asfixia es una emergencia médica grave. Si las vías respiratorias se bloquean, el oxígeno no puede llegar al cerebro, lo que puede causar daño cerebral en tan solo 4 minutos o, en el peor de los casos, la muerte.
2- Problemas digestivos
Al no masticar bien, se generan molestias como inflamación, gases, acidez y estreñimiento. Los alimentos mal triturados son más difíciles de procesar para el estómago e intestinos.
De acuerdo al medio británico BBC, "Engullir la comida y devorarla con rapidez aumenta cinco veces el riesgo del llamado síndrome metabólico, un término genérico que describe enfermedades como obesidad, presión alta y niveles elevados de colesterol".
Corta los alimentos en trozos pequeños y manejables, especialmente aquellos con riesgo de asfixia, como salchichas, filetes de carne o zanahorias crudas.
3- Aumentos repentinos de glucosa
Adicionalmente, comer con rapidez favorece elevación de picos repentinos de glucosa en sangre, en especial riesgo para las personas que padecen diabetes.
"Comer rápido causa además fluctuaciones en los niveles de glucosa que pueden llevar a la resistencia a la insulina", enfatiza el medio británico.
4- Ansiedad alimentaria
Nutricionistas señalan que comer deprisa se asocia con ansiedad y poca conciencia de lo que se ingiere, lo que genera culpa y falta de satisfacción tras comer.
Ingerir alimentos rápidamente no permite disfrutar de todo el abanico de sabores dispuestos en el paladar humano.
Según John Watson, columnista en Medscape, "Esta costumbre también puede ocasionar trastornos digestivos a largo plazo, ya que comer en exceso hace que los alimentos permanezcan más tiempo en el estómago, lo que prolonga el tiempo de exposición de la mucosa gástrica a los ácidos gástricos".
Comer rápido puede parecer un hábito inofensivo, pero la ciencia demuestra que afecta la digestión, el metabolismo y el peso corporal. Adoptar una alimentación consciente no solo mejora la salud física, también ayuda a disfrutar más los alimentos y a reducir el estrés.
¡Mastica correctamente tus platillos y saborea la comida!
¿Comes rápido?
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