A la hora de consumir manzanas, muchas personas suelen limitarse a enjuagarlas bajo la llave, pero ¿es esto suficiente para eliminar la suciedad, los pesticidas y la cera? A propósito de que el Día Internacional de la Manzana fue iniciado por la asociación Common Ground el 21 de octubre de 1990 en Reino Unido, compartimos la forma correcta de lavar las manzanas.
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Esta es la forma correcta de lavar las manzanas
De acuerdo con el Dr. Keith Warriner, profesor de la Universidad de Guelph en Canadá, y según el periódico La Nación, esta técnica no garantiza una limpieza total. Para asegurar que las manzanas sean seguras, lo ideal es sumergirlas en una solución de agua con bicarbonato de sodio o vinagre, y luego enjuagarlas con agua tibia. Esto ayuda a eliminar no solo la cera que cubre algunas manzanas, sino también los residuos de pesticidas y otros contaminantes.
El Dr. Warriner menciona que, durante la cosecha, las manzanas suelen pasar por canales de agua que pueden estar contaminados con patógenos, por lo que es crucial un lavado adicional en casa. Aunque la cera que recubre las manzanas sirve para alargar su vida útil y protegerlas de hongos y deshidratación, también puede contener fungicidas aprobados por organismos como la FDA en Estados Unidos o Health Canada. Esto resalta la importancia de una limpieza adecuada antes de su consumo.
Si las manzanas se compran en mercados agrícolas y no han pasado por largos períodos de almacenamiento, es menos probable que contengan esa capa de cera. Sin embargo, ya sea que se trate de frutas convencionales u orgánicas, las manzanas pueden estar expuestas a pesticidas o contaminantes del agua en el proceso de transporte. Por ello, la técnica de remojo en bicarbonato o vinagre se convierte en una excelente alternativa.
Otros aspectos a tomar en cuenta
En cuanto a los métodos recomendados para limpiar la fruta, la FDA sugiere evitar el uso de detergentes comerciales, ya que estos pueden ser absorbidos por la piel de las frutas y verduras, provocando problemas de salud. Asimismo, Warriner desaconseja sumergir las manzanas en el fregadero de la cocina, pues este podría estar lleno de gérmenes que se transferirán a la fruta. Además, aunque los cepillos de limpieza puedan parecer una opción útil, también pueden ser contraproducentes si no se desinfectan correctamente.
Pelar las manzanas es otra estrategia válida para evitar el consumo de contaminantes. No obstante, el Dr. Warriner sugiere que, incluso al pelar, es recomendable enjuagar bien el exterior para evitar que el cuchillo o pelador transporte contaminantes de la piel a la pulpa. Otra precaución que se puede tomar es evitar el consumo del corazón de la manzana, ya que los patógenos tienden a concentrarse en esa zona, especialmente en el tallo.
En resumen, un buen lavado con agua corriente y, preferiblemente, con el uso de soluciones de bicarbonato o vinagre es fundamental para eliminar tanto la cera como los pesticidas de las manzanas. Además de que, ajustar la temperatura del agua para que esté lo suficientemente tibia ayuda a asegurar una limpieza más efectiva.
Finalmente, este método no solo garantiza una fruta más limpia, sino que también minimiza la exposición a productos químicos y patógenos que podrían estar presentes en la piel de las manzanas, asegurando que sean más seguras para el consumo diario.