El estómago ruge una, dos o tres veces. Aunque los olores se deslizan entre las fosas nasales, no logran saciar el hambre de quien llama con un sonido. Para evitar un trágico evento, alguien decide abrir unas papas, pelar una mandarina o comprar un antojito, cualquier otro alimento que permita calmar el imponente rugir. Picar entre comidas es una actividad recurrente para calmar el hambre mientras llega la hora de la comida o los alimentos se cocinan. ¿Esto es bueno para la salud?
Kate Bermingham, investigadora postdoctoral del King’s College de Londres (Reino Unido), presentó un estudio en NUTRITION 2023, la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición, donde aborda el fenómeno de picar entre comidas y sus implicaciones en la salud. En dicho estudio, examinó si el consumo de snacks o bocadillos afectan al bienestar, así como la calidad, los componentes y la hora en que son consumidos.
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“Nuestro estudio demostró que la calidad de los tentempiés (snacks) es más importante que su cantidad o frecuencia, por lo que elegir tentempiés de alta calidad en lugar de tentempiés muy procesados es probablemente beneficioso. El momento también es importante ya que picar por la noche es desfavorable para la salud”, mencionó Kate Bermingham, según Infosalus.
¿Qué pasa si pico entre comidas?
Según El Diario, picar entre comidas se ha asociado con mayor riesgo de padecer sobrepeso, obesidad, enfermedad cardíaca y tener problemas dentales. Esto debido a que picar entre comidas suele ser asociado con el sedentarismo, aburrimiento o estrés. Además, tienden a consumirse alimentos pocos saludables que dan una sensación de saciedad, pero conducen a un mayor consumo de calorías, como dulces, chocolates o alimentos ultraprocesados. Por lo mismo, aumenta el consumo de azúcares y se da paso a las caríes.
Si la persona opta por consumir snacks saludables los cuales son densos en nutrientes, proteínas, fibra y bajos en calorías, la persona tiene más posibilidades de cuidar su salud, explica Oriflame. Estos pueden incluir yogur, huevos, frutos secos, semillas, batidos de proteínas, frutas, bayas, palitos de verdura o cereales integrales. Aunque esto dependerá de los objetivos que persiga la persona y sus niveles de hambre.
La investigación que realizó Kate Bermingham y su equipo es parte del proyecto ZOE PREDIC. Un grupo de estudios que persigue entender cómo y por qué las personas responden de manera distinta a los alimentos. Dentro del estudio, participaron 1,000 donde el equipo de especialistas examinó la relación entre la cantidad, la calidad y el horario de los snacks con los niveles de grasa en la sangre y los niveles de insulina. Descubrieron que cuando se comen snacks en la noche se alargan las horas de comida y se acorta el periodo de ayuno nocturno, asociándose con niveles pocos favorables de glucosa y lípidos de sangre.
Por su parte, demostraron que picar alimentos de mejor calidad, aquellos relacionados con cantidades significativas de nutrientes, eran asociados con mejores respuestas de la grasa y la insulina en la sangre. Si tiendes a picar entre comidas, Centro Julia Farré deja una serie de recomendaciones para dejarlo de hacer:
- Identificar el tipo de hambre: ¿es hambre física o hambre emocional?
- Respira conscientemente: podrás reconocer lo que necesitas
- Anticípate: percibe qué situaciones te provocan ansias por comer. Puedes intentar llevar un diario de comida y reconocer cuáles son tus detonantes
- Actúa: sustituye el picoteo de comidas por conductas coherentes a lo que necesitas. Busca otras actividades que te den placer, aprende que puedas tener recaídas y opta por alternativas más saludables
(Con información de Infosalus, El Diario, Oriflame, Centro Julia Farré)