El pan blanco es muy común en los hogares mexicanos, pero moderar su consumo es una recomendación que debes tener en cuenta, ya que comerlo de forma frecuente o en altas cantidades podría tener los mismos efectos que comer azúcar.
Aunque es delicioso y tiene una consistencia única, el pan blanco se elabora con harinas refinadas y tiene un hidrato de absorción rápida que se transforma en azúcar. Además, tiene un mayor índice glucémico y es más difícil de digerir.
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Así lo afirma la nutricionista Blanca García-Orea, quien destaca que es recomendable optar por pan de centeno o integral, ya que el pan blanco puede ser dañino para la salud si se consume demasiado o todos los días.
“Comer pan blanco es como comer azúcar”, afirma la experta en una de sus publicaciones en redes sociales retomada por el portal 20 minutos, donde detalla que esto se debe a que contiene un nitrato de absorción rápida que se transforma en azúcar al consumirlo.
“De hecho, cuando lo tienes un rato en la boca y lo saboreas puedes notar que es un poco dulzón”, agrega la nutricionista.
Por su parte, el portal especializado Mejor con Salud detalla que durante el proceso de refinamiento al que se somete al pan blanco industrial, se le retira el germen de trigo y salvado, dando un producto bajo en fibra, vitaminas y minerales, además de alta concentración de almidón que dificulta la digestión.
El pan blanco tiene un efecto similar al del azúcar blanco, causando problemas como:
- Glucosa alta
- Afectación en las funciones del páncreas
- Desarrollo de trastornos metabólicos como diabetes y el sobrepeso
- Mayor riesgo de resistencia a la insulina
Opciones para dejar el pan blanco
La nutricionista de la Universidad Estatal de Missouri dice que es más saludable comer pan integral y de granos enteros, ya que no causan picos de azúcar en sangre como sí lo hace el pan blanco. Asimismo, el pan integral aporta fibra, que es beneficiosa para la digestión y para dar saciedad por más tiempo, así como vitaminas B y E y minerales como el potasio, hierro y magnesio.
Otra excelente opción es el pan de masa madre, que según explica la nutricionista, se obtiene mediante la fermentación natural de las harinas y la acción del levado la ejercen los microorganismos presentes en el ambiente, sin levadura añadida, lo que descompone mejor los fructanos.
Eso si, la experta aclara que el pan de masa madre puede ser más caro, aunque vale la pena por su densidad nutricional y la calidad del pan.
Sin importar qué tipo de pan integral elijas, es importante que moderes el consumo y comas poca cantidad de pan al día. Lo ideal, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) es consumir no más de 250 gramos al día.
La OMS advierte que una dieta con alimentos ricos en azúcares contribuye al aumento de peso que lleva al sobrepeso y la obesidad, así como a problemas de presión alta y enfermedades cardiovasculares.
Por ello, recomiendan limitar la ingesta de azúcar diaria al evitar o reducir el consumo de bebidas azucaradas como refrescos y jugos, y optar por comer más frutas y verduras en lugar de golosinas o pan.
Reemplaza el pan por otras fuentes de carbohidratos más saludables, por ejemplo, puedes hacer masa para pizza a base de coliflor. Si sales a comer fuera, evita la canasta de pan y si la tentación es muy grande, pide que mejor retiren el pan de la mesa.