En un mundo donde la línea entre la vida profesional y personal se ha vuelto cada vez más difusa, el estrés laboral se ha posicionado como una de las principales amenazas para la salud y el bienestar de los trabajadores. Más allá de una simple molestia, este fenómeno tiene consecuencias profundas a nivel físico y psicológico que, de no atenderse, pueden derivar en padecimientos graves.
Se estima que el 75% de los mexicanos sufre de estrés laboral agudo y el 27% enfrenta un estrés crónico, de acuerdo con encuestas de OCC Mundial de 2024. Estas cifras ubican a nuestro país como el que más padece estrés laboral a nivel global, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que incluso antes de la pandemia, México ya figuraba como uno de los países con mayor fatiga por estrés laboral.
Para entender mejor este complejo panorama, conversamos con la psicóloga clínica Lorena Vázquez Bravo, autora del libro "Salud mental en la oficina: Mi paz no es negociable", quien en su participación en el podcast Vida Sana de SuMédico, nos compartió una radiografía completa de este silencioso enemigo.
¿Qué es el estrés laboral y cómo lo detectamos?
El estrés laboral no es una simple sensación de agobio, es un estado de alarma que el cuerpo activa ante una presión constante. Según la psicóloga Vázquez, el estrés laboral se define como "la incapacidad a nivel psicológico, mental y cognitivo para resolver situaciones en la oficina, lo cual termina proyectándose en el cuerpo".
Esta incapacidad se manifiesta a través de una serie de síntomas que, si bien pueden parecer aislados, son claras señales de alerta.
Entre los síntomas más comunes del estrés laboral, la psicóloga destaca:
- Problemas para conciliar el sueño y descansar adecuadamente.
- Dolores crónicos, especialmente en la espalda baja, cabeza, cuello y muñecas.
- Agotamiento mental y físico persistente.
- Irritabilidad constante o cambios de humor sin causa aparente.
- Desmotivación y miedo al llegar al lugar de trabajo.
- Problemas gastrointestinales frecuentes, incluyendo colitis o gastritis.
La experta destaca que estos síntomas son un llamado de atención de nuestro organismo, que nos avisa que estamos llegando al límite. Ignorarlos solo agrava la situación y pone en riesgo nuestra salud a largo plazo.
Más allá del estrés: Burnout y el síndrome del impostor
Cuando el estrés laboral se vuelve crónico, puede evolucionar hacia padecimientos más graves como el síndrome de burnout, un estado de agotamiento extremo que afecta tanto la mente como el cuerpo. La psicóloga explica que este síndrome se refiere a estar totalmente quemado, desgastado y desmotivado y puede manifestarse con una "incapacidad para levantarse de la cama" y "problemas de concentración y memoria bloqueada".
En casos graves puede dar pie a adicciones como al tabaco, alcohol o sustancias y hasta cuadros psiquiátricos por la aversión o fobia al trabajo.
Otro fenómeno psicológico de gran relevancia es el síndrome del impostor, que la psicóloga Vázquez describe como "el sentimiento de no ser lo suficientemente bueno a pesar de los logros", un padecimiento relacionado con la baja autoestima que afecta especialmente a las mujeres.
"Esto podría explicarse porque las mujeres estamos incorporándonos a un entorno que antes era solo de hombres, en los puestos directivos o de liderazgo y sentimos que no podemos competir con ellos", señala la experta.
Esta sensación de fraude constante, a pesar de los éxitos, genera una presión interna que mina la confianza y contribuye a un ciclo de estrés y ansiedad.
Factores que nos llevan al límite
Lorena Vázquez Bravo identifica varios elementos que actúan como detonantes del estrés en el entorno laboral.
La mala comunicación es, sin duda, uno de los principales, ya que la incapacidad para expresar lo que sentimos o necesitamos genera una tensión constante que se acumula día a día.
A esto se suma la dificultad para poner límites, una situación que a menudo lleva a los empleados a asumir más responsabilidades de las que pueden manejar.
La autoexigencia y el perfeccionismo son otros dos factores que, aunque a primera vista parezcan virtudes, se convierten en una carga psicológica que nos impide disfrutar del trabajo y nos lleva a un estado de insatisfacción permanente.
Además, la pandemia y la transición al home office añadieron nuevas capas de complejidad. La especialista subraya que, aunque el teletrabajo ofreció flexibilidad y ventajas para los más introvertidos, también generó en algunos casos ansiedad social que persiste hasta la actualidad.
La experta destacó la importancia de la convivencia para el cerebro, pues está demostrado que el contacto humano es vital para el bienestar emocional y mental. En ese sentido, menciona que el esquema híbrido es el más ideal, pues permite estar unos días trabajando en casa y otros asistir al centro de trabajo para fomentar la convivencia con otras personas.
Estrategias para recuperar el equilibrio
La buena noticia es que existen herramientas para gestionar el estrés laboral y recuperar el control de nuestra salud mental. La clave, según Vázquez Bravo, reside en la autorreflexión y la comunicación. Es crucial "reconocer las propias emociones y comunicarlas" de manera asertiva en nuestro entorno laboral.
También es importante hacernos un espacio para realizar actividades que nos gusten o nos relajen, como hacer ejercicio, tener un hobbie o simplemente poder descansar.
Para quienes tienen poco tiempo, la psicóloga sugiere la implementación de pausas activas en la oficina, como estiramientos o pequeñas caminatas al llegar a casa. "Son pequeños rituales de autocuidado que ayudan a resetear el cuerpo y la mente", menciona.
La experta destaca la importancia de cuidar la salud física, ya que el sedentarismo puede provocar molestias físicas, como dolores de cabeza, gastritis, colitis, reflujo y dolores en cuello, hombros y lumbares.
El sueño también juega un papel fundamental, pues "ayuda a eliminar neurotóxicos del cerebro" y una buena noche de descanso puede ser tan reparadora como una sesión de terapia. Así que deja a un lado los dispositivos electrónicos y dale la importancia que se merece al buen dormir. La recomendación es dormir entre 7 a 9 horas todas las noches.
Como consejo final, la especialista comparte una estrategia llamada "DDO" (Detecto, Detengo, Desvío), un método para manejar pensamientos negativos y evitar que nos dominen.
Consiste en detectar los pensamientos negativos o intrusivos que nos afectan en el trabajo, detenerlos y analizar de dónde provienen para finalmente, desviarlos o desecharlos, evitando que perturben nuestra tranquilidad y salud mental.
La psicóloga Vázquez concluye recordando que la salud mental no es un lujo, es una necesidad, y reconocer su valor es el primer paso para protegerla.
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