‘Si tu amigo se avienta de un puente, ¿también lo harías tú?’ es una frase que suelen mencionar las mamás cuando respondemos que hemos ido a un lugar o realizado alguna acción porque la otra persona lo hizo. Aunque esta frase, después del regaño, puede causar risa, en realidad nos permitía cuestionar la presión social. Aquella que influye en las personas a realizar actividades con las cuales no estaban de acuerdo al inicio, pero hicieron con tal de tener aceptación.
En cualquier persona puede influir la presión social, sin embargo, las y los adolescentes son un sector vulnerable ante ello, pues están en una etapa donde la opinión de las demás personas influye en sus decisiones. Ante dudas sobre quiénes y hacía dónde van, un comentario puede provocar diversos impactos. ¿Cómo la presión social influye en adolescentes? ¿Qué pueden hacer las y los adolescentes para manejar la presión social? Conoce las respuestas en esta nota.
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Cabe destacar que la vulnerabilidad a la presión social no es un acto aislado, sino una respuesta ante nuestras necesidades más básicas, como la pertenencia a un grupo. Esta identidad colectiva permite ser un impulso para cumplir diversos objetivos, sin embargo, si la presión social es utilizada para resultados pocos beneficiosos, puede dañar la salud física y mental. Por ello, es necesario tener estrategias para saber cómo actuar y cuando decir sí o no.
¿Qué es la presión social en adolescentes?
La presión social, informa la Preparatoria Panamericana, es la influencia ejercida entre personas dentro de un mismo grupo social, aunque también es un término utilizado para describir el efecto que tiene una persona sobre otra conforme a sus estándares y aceptación grupal. La presión social puede recibirse de personas de la misma edad, con intereses afines o estrato social compartido.
Según Psicología y Mente, uno de los momentos donde se experimenta mayor presión social es en la adolescencia, aunque también puede estar en la infancia. Las y los adolescentes pueden experimentar que las demás personas quieren que se comporten o piensen de una determinada forma y temer que en caso de no hacerlo, serán marginados.
Psicología y Mente destaca que la presión social no es buena ni mala, pero puede fomentar conductas negativas en las personas, extendiéndose a la sociedad. La persona puede encontrarse en una situación donde sienta que daba hacer algo o decir algo, aunque vaya en contra de su sistema de valores y ética, pero llevándole a encajar en un grupo de personas que ven como un referente o son socialmente atractivos.
Children’sHealth explica que la presión social podría llevar a las y los adolescentes a compartir hábitos negativos, como faltar a clase, robar, engañar, cometer acoso escolar o el consumo de drogas y alcohol. A un largo plazo, las y los adolescentes pueden disminuir su confianza en sí mismos, tener un desempeño académico deficiente o recurrir a un aislamiento de familiares y amistades, aumentando los riesgos de depresión y ansiedad. Avance Psicólogos recomienda las siguientes acciones para gestionar la presión social en adolescentes:
- Trabajar en la autoestima para tener en claro su propia voluntad sobre los demás
- Trabajar en habilidad de afrontamiento, teniendo la capacidad de defender sus propios intereses
- Apoyarse en la familia para contar con herramientas de sostén
- Confiar en el criterio propio cuando las personas traten de imponer
- Mostrarse comprensivo con los demás, evitando ejercer presión social en otra persona