En la vida existen diversos cambios que demandan la adaptación de las personas, por ejemplo, iniciar la escuela, graduarse, entrar a un nuevo trabajo o integrase un proyecto. Así como los inicios marcan una etapa, también los cierres. La jubilación significa dejar atrás las horas de trabajo para ahora enfocar los días hacia el descanso, disfrute y tranquilidad. Pareciera ser el sueño perfecto, sin embargo, las personas tienden a sentirse tristes por la baja de productividad.
Al regresar a sus hogares, se encuentran perdidos por no tener una actividad propia que realizar. Podrán colaborar en las tareas del hogar, el cuidado de los menores y visitar a viejas amistades, pero el sentimiento de vacío y falta de motivación será constante. Debido a esto, es necesario contar con herramientas que permitan hacer este proceso más amigable con la salud mental y la salud física. En esta nota encontrarás algunos consejos y comprenderás el impacto psicológico de la jubilación.
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¿Qué implica la jubilación?
Según Plusesmas, la jubilación origina en algunas personas una sensación de vacío, pérdida de intereses, ausencia de objetivos y una drástica reducción de la actividad. Superar estos problemas se convierte en un requisito para favorecer la calidad de vida durante la etapa posterior. Para ello, es necesario tener en cuenta los cambios que implica, los cuales estarán sujetos a la satisfacción e implicación de cada individuo. De acuerdo con Ita Psicología, las etapas de jubilación incluyen:
- Fase de ‘luna de miel’: ocupa los primeros días de la jubilación. Se siente una sensación de vacaciones al no ver precesión, por lo cual comienza la planificación de diversos planes y las expectativas sobre el disfrute son altas
- Fase de ‘desencanto’: las expectativas comienzan a chocar con la realidad. Comienzas las dificultades para llevar a cabo los planes, comienza el ser consciente sobre los cambios económicos y comienza la nostalgia del trabajo. Aparece la ansiedad, depresión, frustración, decepción e hiperactividad
- Fase de ‘reorientación’: ante la baja de expectativas, la situación obliga a buscar nuevas expectativas que sean realistas y ajustadas a las necesidades y límites
- Fase de ‘estabilización’: la persona logra adaptarse a la jubilación, aceptando el estatus y alcanzando el equilibrio entre las posibilidades y los recursos
¿Qué hacer frente al síndrome del jubilado?
Ante estas etapas, para fomentar una mejor adaptación a la jubilación Cipsia Psicólogos recomienda llevar a cabo las siguientes actividades:
- Organizar los horarios. Evitar caer en la tendencia de acostarse tarde porque las obligaciones no están, así como evitar levantarse tarde porque se necesita descansar. Esto significa entrar a un círculo vicioso donde estará la sensación de no estar haciendo algo productivo
- Hacer una serie de actividades. Busca las actividades que has querido hacer, llévalas a cabo y recuerda adaptarlas a tus posibilidades
- Evitar atarear un día. Distribuye tus actividades a lo largo de la semana para todos los días tener un propósito por el cual seguir una rutina
- Reservar un espacio para realizar alguna actividad o encontrarte con alguna persona. Mantener activo tu cuerpo y tener relaciones personales disminuirá el sentirse solo.
Mi terapia sin fronteras puntualiza que la jubilación es una etapa de madurez que dependerá de la persona. Será necesario evitar caer en la idea que es un sinónimo de que la vida ha concluido. En lugar de ello, deberá existir un proceso de pre-jubilación donde nos encontraremos abiertos a nuevas experiencias, sentimientos o pensamientos buscando el cuidado de la mente y el cuerpo para estar saludables.
(Con información de Plusesmas, Ita Psicología, Cipsia Psicólogos, Mi terapia sin fronteras)