Debido a la estigmatización social, la discriminación y la negación de los derechos humanos y civiles, las personas LGBTIQ+ enfrentan disparidades históricas en materia de salud en muchos países de América Latina donde Mexico no es la excepción.
El edadismo es un factor que incrementa los resultados negativos en términos de salud y los prejuicios relacionados con las personas adultas mayores que además pertenecen a la comunidad LGBTIQ+, favoreciendo que este grupo poblacional se volviera casi invisible en la investigación y la política.
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De acuerdo con el documento “Subsanar las brechas. Disparidades en cuanto a la salud de las personas adultas mayores LGBTIQ+ en la Región de las Américas” de la serie “La Década del envejecimiento saludable en las Américas: situación y desafíos”, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las personas de la tercera edad LGBTIQ+ presentan tasas elevadas de ansiedad y depresión, se le niega el acceso a la salud y son excluidas de sus propias comunicades. Además, sufren pobreza, agresión, falta de vivienda, abandono y los efectos negativos del aislamiento social.
Salud mental: un tema poco explorado en personas mayores LGBTIQ+
La salud mental es un fenómeno complejo que se determina a partir de múltiples factores sociales, ambientales, biológicos y psicológicos. Se trata de un componente esencial para el bienestar individual y colectivo. Lograr que las personas conserven salud mental y física depende en gran medida de las acciones de salud pública para prevenir, tratar y rehabilitar. Sin embargo, cuando estos esfuerzos no cubren todas las esferas sociales, es inevitable que algunas personas queden atrás.
Lola Dejavu Delgadillo Vargas, secretaria de la Agenda Nacional Política Trans México, explica en entrevista con Sumédico que, en una sociedad como la mexicana, a las personas mayores se les suman las discriminaciones, discapacidades y limitaciones socioeconómicas para negarles servicios y derechos.
“Si eres alguien de la comunidad LGBTIQ+, tienes neurodivergencias, alguna enfermedad crónica degenerativa, discapacidad y aparte eres persona de la tercera edad, entonces cumples demasiados requisitos para no acceder a servicios de salud y tratamientos dignos”, señala.
Por su parte, Patricia Morsch, asesora regional en envejecimiento saludable de la OPS, explicó en entrevista que, debido a las brechas en la investigación y la ausencia de datos de salud sobre este grupo poblacional, es difícil estimar la situación de salud mental de esta población en América Latina. Sin embargo, la evidencia disponible hasta el momento muestra que las personas adultas mayores LGBTIQ+ cuentan con tasas altas de ansiedad y depresión.
Al respecto, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) informa que la depresión es el trastorno afectivo más frecuente en personas mayores de 60 años, representando un 15 a 20% en la población ambulatoria e incrementándose de 25 a 40% en la hospitalizada.
Maltrato y abandono, dos factores predominantes en adultos mayores
Las desigualdades sociales y económicas; la violencia estructural y la discriminación; la violación a los derechos humanos y la pobreza, así como la desprotección social y el abandono, son determinantes sociales que afectan inevitablemente la salud mental de las personas adultas mayores de la comunidad LGBTIQ+.
“Aquí me estuvo llegando una persona adulta mayor como de 80 años pidiéndome ropa, principalmente interior, para su nieta de 12 años, porque la organización de Agenda Trans también sirve como centro de acopio de ropa para regalarla” —explica Lola Dejavu Delgadillo, secretaria de Agenda Nacional Política Trans de México, a través del monitor con voz fuerte—. “Yo le dije que no podía hacer eso porque se podía malinterpretar. Después de tres meses se sinceró y resultó que la ropa la quería para él, porque nunca en su vida pudo ser lo que siempre quiso ser, una mujer” .
Lola piensa en toda la gente que ha atendido como secretaria de Agenda Nacional Política Trans en México y reconoce que es común que personas en situación de calle, incluidas adultas mayores, pidan su ayuda. Sin embargo, hace énfasis en que, aunque quiera, no cuenta con las herramientas necesarias para ayudarles.
“La persona no solo empezaba a tener enfermedades propias de la edad, sino también a tener Alzheimer y Parkinson. Eso pasó a principios de año. Apenas me lo acabo de encontrar este fin de semana y ya estaba muy afectado, tanto, que ni siquiera me reconoció. Yo no supe cómo ayudarlo”, detalla.
En México, el 16% de las personas adultas mayores sufren abandono y maltrato. De ellos, el 20% vive en soledad, olvidados por el gobierno y sus familias, propiciando que vivan en condiciones indignas e insalubres, señala Margarita Maass Moreno, integrante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM para Fundación UNAM.
La información sobre personas mayores LGBTIQ+ aún es limitada o inexistente
Las disparidades en materia de salud que enfrentan las personas LGBTIQ+ en México y América Latina están acompañadas de humillación, discriminación, violencia, victimización y altos índices de pobreza.
La OPS advierte que este grupo poblacional tampoco cuenta con profesionales de la salud inclusivos y culturalmente preparados que los atiendan, ocasionando desconfianza y dudas sobre revelar o no su orientación sexual durante una consulta, por lo que sus tasas de salud son más bajas.
Además de lo anterior, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), informó que en México existían 15.1 millones de personas de 60 años o más, de las cuales el 20% no está afiliada a ningún tipo de institución de servicios de salud por diversas razones.
“Nuestro mundo es heteronormativo y cisnormativo, lo cual complica aún más la situación de las personas mayores LGBTIQ+, que se enfrentan a desafíos únicos a la hora de acceder a la atención de salud y los servicios sociales”, señala el documento 'Subsanar las brechas. Disparidades en cuanto a la salud de las personas mayores LGBTIQ+ en la Región de las Américas'.
Otro problema al cual se enfrenta este grupo poblacional es la invisibilización. De acuerdo con el INEGI, alrededor de 5 millones de personas con 15 años o más se autoidentifican con una orientación sexual e identidad de género LGBTIQ+, sin embargo, este estudio no cuenta con cifras desglosadas por edad, por lo que no es posible saber con detalle cuántas personas adultas mayores de la disidencia forman parte de la estadística.
“Se necesita más información sobre la población mayor en general. La información relativa al envejecimiento saludable o sobre los grupos de personas mayores es limitada o inexistente en tres cuartas partes de los países del mundo”, comparte Patricia Morsch.
Visibilizar es el primer paso para mejorar
La asesora regional en envejecimiento saludable de la OPS, advierte que es fundamental reconocer la diversidad de la persona mayor y también su sexualidad, pues solo a través de esta visión no edadista será posible intervenir en la población LGBTIQ+ de forma adecuada.
Los servicios de salud deben tener una visión que fomente las capacidades físicas y mentales de las personas adultas mayores para que puedan vivir con independencia, autonomía y dignidad. Por eso, las acciones de salud van mucho más allá de la atención de enfermedades y deben estar integradas con servicios sociales.
A su vez, Lola Vargas enfatiza que es necesario modificar la infraestructura del sistema de salud actual y revisar los planes de enseñanza de cómo debe atenderse un paciente LGBTIQ+ no solo por el personal médico, también por “las enfermeras, los enfermeros, los de laboratorio, los de rayos X o hasta los guardias de seguridad y gente de limpieza, porque muchas veces se nos olvida que las personas de limpieza y de seguridad son parte de la institución”, concluye.
Espacios de resistencia y alternativas para visibilizar la vejez LGBTIQ+
Actualmente, existen pocos espacios de resistencia que apoyen a las personas adultas mayores de la disidencia. Uno de ellos es el albergue Letus Vitae/Vida Alegre, un lugar autogestivo fundado por Samantha Flores, mujer trans de 80 años, que desde 2018 abrió sus puertas para personas mayores LGBTIQ+ con el objetivo de brindar apoyo psicológico, médico, espiritual y mortuorio. Sin embargo, en septiembre de 2022 por razones desconocidas este espacio fue clausurado por el Gobierno de la Ciudad de México.
Antes de que esto sucediera, Samantha Flores explicó en diversas entrevistas que la persona adulta mayor LGBTIQ+ era uno de los más ignorados por la sociedad y que cubrir sus necesidades, es importante y necesario. “Cuando el adulto mayor LGBT+ llega a la tercera edad, es excluido de la familia y tiene que volver al clóset. Si el adulto mayor es olvidado, no existe; somos invisibles” declaró en su momento.
Pese a que el albergue cerró de forma presencial, la Casa de Día Vida Alegre recibe donaciones directas de despensas o artículos de higiene de cualquier persona a través de sus redes sociales y contacto directo.