ICTUS

En el ictus cada minuto cuenta: La carrera contra el reloj que puede salvar tu cerebro

En el Día Mundial del Ictus, el neurólogo Fernando Flores Silva desvela por qué esta emergencia neurológica exige actuar con velocidad extrema y cómo reconocerla puede cambiar tu destino

Es importante saber diagnosticar un ictus
Es importante saber diagnosticar un ictus Créditos: (Canva)
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Imagina que cada 60 segundos que pasan, dos millones de neuronas en tu cerebro mueren irreversiblemente. Esta es la cruda realidad durante un ictus, una emergencia médica donde el tiempo no corre vuela, y donde decisiones tomadas en minutos determinan si una persona volverá a caminar, hablar o mantener su independencia. 

El ictus o enfermedad vascular cerebral representa una de las mayores amenazas para la salud global, siendo la segunda causa de muerte en todo el mundo y la primera causa de discapacidad en adultos mayores de 50 años.

Día Mundial del ictus

Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ictus para crear conciencia sobre la prevención, los síntomas y el tratamiento del accidente cerebrovascular.

En SuMédico entrevistamos en exclusiva al doctor Fernando Flores Silva, neurólogo especializado, que explica que esta condición engloba dos grandes categorías: el infarto cerebral por obstrucción de arterias y la hemorragia cerebral por ruptura de vasos sanguíneos. 

El doctor Fernando Flores Silva habló en exclusiva con SuMédico. (Foto: Especial)

Lo que muchos llaman "derrame cerebral" generalmente se refiere al segundo tipo, aunque en el lenguaje cotidiano ambos términos suelen mezclarse. La gran paradoja es que, a pesar de su gravedad, el 90% de los factores de riesgo son modificables, y el reconocimiento temprano de los síntomas puede marcar la diferencia entre la recuperación y la discapacidad permanente.

Dos enemigos, un solo nombre: isquémico vs. hemorrágico

El doctor Flores Silva aclara que el ictus se presenta en dos formas principales con mecanismos opuestos, pero igualmente devastadores. El ictus isquémico, que representa entre el 60% y 70% de los casos, ocurre cuando una arteria cerebral se obstruye por coágulos o placas de grasa, privando de oxígeno a las neuronas que dependen de ese flujo sanguíneo. Por otro lado, el ictus hemorrágico, que constituye el 30% al 40% restante, sucede cuando un vaso sanguíneo se rompe, causando una hemorragia que daña el tejido cerebral por la presión y toxicidad de la sangre liberada.

"Mientras el isquémico mata neuronas progresivamente por falta de oxígeno, el hemorrágico es más catastrófico de forma inmediata", advierte el neurólogo. "La ruptura masiva de un vaso puede conllevar a la muerte instantánea, es una causa de muerte súbita". Ambos tipos comparten una característica crucial: son emergencias médicas que requieren atención inmediata, pues las consecuencias se agravan con cada minuto de demora en el tratamiento.

El ictus es un problema grave de salud. (Foto: Canva)

El precio del tiempo perdido: 2 millones de neuronas por minuto

Las cifras que maneja el doctor Flores Silva son estremecedoras: por cada minuto que pasa con una arteria cerebral ocluida durante un ictus isquémico, una persona pierde aproximadamente dos millones de neuronas de forma irreversible. Considerando que el cerebro humano adulto contiene alrededor de 100,000 millones de neuronas, la velocidad de la respuesta se convierte en el factor más crítico para determinar el grado de recuperación posible.

"Lo que se está dañando son las neuronas, lo que nos permite la vida, la interrelación personal, toda nuestra funcionalidad", explica el especialista. Dependiendo del área cerebral afectada, las consecuencias pueden manifestarse como pérdida de visión, alteraciones del habla, debilidad muscular, problemas de coordinación o dificultades para caminar. En el caso de las hemorragias cerebrales, aunque no existe un cálculo preciso similar, el daño inicial suele ser aún más agresivo e inmediato.

CAMALEÓN: El código de emergencia que todos deberíamos conocer

Reconocer un ictus en sus primeras etapas puede salvar una vida y prevenir una discapacidad severa. El doctor Flores Silva recomienda recordar tres señales clave usando el acrónimo CAMALEÓN: CAra (asimetría facial o "boca chueca"), MAno (debilidad o incapacidad para levantar un brazo o pierna), y LEnguaje (dificultad para hablar o entender). Si aparece cualquiera de estos síntomas, la recomendación es activar (ON) el teléfono inmediatamente para buscar ayuda médica.

"El infarto cerebral no duele, a diferencia del infarto de corazón", aclara el neurólogo. "A veces es un poco raro: simplemente se me va un poco chueca la boca, mi brazo está torpe. Hay que reconocer que ese es un dato de infarto cerebral y se tiene que ir a un hospital, no a una consulta programada". Esta distinción es crucial, pues muchas personas subestiman estos síntomas al no asociarlos con dolor intenso.

El tiempo límite para administrar el tratamiento estándar que puede disolver coágulos en un ictus isquémico es de apenas 4.5 horas desde el inicio de los síntomas. "Desde que yo me estoy sintiendo mal, a partir de este momento tengo una carrera contra el tiempo", enfatiza el doctor Flores Silva. Existen procedimientos más especializados que pueden extenderse hasta 24 horas en casos específicos, pero su disponibilidad es limitada en México.

Esta ventana terapéutica extremadamente estrecha explica por qué el reconocimiento inmediato de los síntomas y el traslado rápido al hospital son decisivos. "En lo que a mí me pasa esto de que no puedo hablar, le hablo a un familiar y en un par de horas viene, perdimos la mitad del tiempo", advierte el especialista. Por esto, insistir en la necesidad de actuar con urgencia ante cualquier sospecha de ictus.

El doctor Flores Silva recomienda recordar tres señales clave usando el acrónimo CAMALEÓN. (Foto: Canva)

Ictus en México y en el mundo

El ictus representa una crisis de salud pública de proporciones alarmantes. Según el neurólogo Fernando Flores Silva, en México se registra una incidencia de aproximadamente 230 casos por cada 100,000 habitantes en la población mayor de 30 años, lo que se traduce en entre 120,000 y 150,000 nuevos casos anuales. 

Esta emergencia neurológica no es solo un problema local: a nivel global, el ictus se configura como la segunda causa de muerte, mientras que para la población mayor de 50 años se erige como la primera causa de discapacidad y también como la primera causa de dependencia física, marcando el destino de millones de personas en todo el mundo.

Recuperación: el camino que no termina en el hospital

La rehabilitación posterior a un ictus es un proceso que requiere compromiso diario y prolongado. "Una vez que alguien ya se infartó o que tuvo una hemorragia, la única forma de que alguien se recupere es con rehabilitación", explica el doctor Flores Silva. Este proceso se compara con aprender un nuevo idioma o habilidad: no existen medicamentos que restauren las funciones perdidas, solo la práctica constante y dirigida.

El neurólogo es optimista sobre las posibilidades de recuperación: "No tiene por qué ser una enfermedad totalmente discapacitante". Muchos pacientes, especialmente aquellos cuyo ictus fue menos severo, pueden recuperar su funcionalidad previa e incluso mejorar su calidad de vida al adoptar hábitos más saludables. "Algunos están mejor después de haberlo padecido porque descubrieron que eran hipertensos, diabéticos descontrolados y ahora su vida es mejor que antes".

Prevención: 90% de los casos se pueden evitar

El mensaje más esperanzador que comparte el doctor Flores Silva es que aproximadamente el 90% de los factores de riesgo asociados al ictus son modificables. La hipertensión arterial encabeza la lista, seguida por la diabetes, el tabaquismo, el sobrepeso, la dislipidemia (colesterol elevado) y el sedentarismo. "Si tuviéramos que apostar todo nuestro esfuerzo para modificar alguno, es en la hipertensión", afirma.

Las recomendaciones específicas incluyen mantener la presión arterial por debajo de 130/80, realizar 150 minutos de actividad física semanal (equivalentes a 30 minutos, 5 días por semana), consumir frutas y verduras diariamente, y abandonar el tabaco. "Fumar es equivalente a ser diabético descontrolado", sentencia el especialista. Estas medidas no solo previenen el ictus, sino que mejoran globalmente la salud cardiovascular y cerebral.

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