Mario Robles Rodríguez de 57 años de edad cuenta que fue un dolor intenso en el pecho lo que lo despertó la madrugada del 31 de julio de 2003. La falta de aire, sudoración excesiva, mareos, dolor de estómago y dolor de cuello lo impulsaron a acudir al Centro Médico Nacional La Raza donde fue atendido de emergencia en la sala de choques. Estaba sufriendo un infarto.
“Fue como a las cuatro de la mañana cuando ocurrió todo. Lo que se me ocurrió a mí fue tomarme el diclofenaco, pero en lugar de quitarme un poco la molestia seguía en aumento. Ya cuando amaneció y seguía con la molestia intensa fui al hospital de La Raza. Todavía me fui manejando. Cuando llegué me dijeron que efectivamente iba infartado”, detalla Mario en entrevista con Sumédico.
La Secretaría de Salud señala que el 90% de las personas que sufren un infarto al corazón logra sobrevivir cuando recibe tratamiento a tiempo. No obstante, cerca del 30% de las personas que sufren uno fallecen antes de llegar al hospital y 52% mueren en sus hogares, indicó José Manuel Enciso Muñoz, expresidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México (ANCAM).
La Federación Mundial del Corazón señala que más de 500 millones de personas viven algún tipo de enfermedad cardiovascular y cada año 18.6 millones fallece a causa de ellas. En México, durante el periodo de enero- junio de 2022, las defunciones por enfermedades del corazón fueron la primera causa de muerte a nivel nacional con 105,864 casos registrados: 57,075 hombres y 48,780 mujeres, apunta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Además, estudios presentados por el Colegio Americano de Cardiología, señalan que los ataques cardíacos han incrementado en personas menores de 40 años de edad, como en el caso de Mario, quien tenía solo 37 años cuando presentó el ataque al corazón, también conocido como ataque al miocardio.
El ataque al miocardio se produce cuando se bloquea u obstruye el flujo sanguíneo que viaja por el cuerpo y va directo al corazón. Por lo general, la obstrucción se relaciona con una acumulación de grasa, y colesterol “malo” o LDL en las arterias coronarias conocida como placa, informa la Clínica Mayo.
“El colesterol malo (LDL) o de baja densidad es el que se deposita en las arterias y las obstruye. Lo que nosotros tenemos que hacer es evitar que baje este colesterol a través de mecanismos de diagnóstico y control”, comenta María Alexandra Arias Mendoza, médica especialista en Cardiología Clínica del Centro Médico ABC y jefa del Departamento de Unidad Coronaria y Urgencias en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez a SuMédico.
No obstante, el ataque al miocardio no es la única afección del corazón frecuente. La apoplejía, la embolia o el derrame cerebral también encabezan la lista como resultado del estrechamiento o bloqueo de los vasos sanguíneos que afectan las arterias coronarias y arterias cerebrales, según la Secretaría de Salud.
Una enfermedad que no necesariamente inicia en el corazón
Pese a que Mario era una persona joven cuando tuvo su primer y único infarto, y estadísticamente era menos propenso a presentar uno, otros factores como la diabetes, tabaquismo, sedentarismo, alimentación inadecuada y alcoholismo ocasional aumentaron su porcentaje de incidencia para presentar un ataque al miocardio. “El estilo de vida que uno lleva a veces arroja esos resultados desfavorables”, comparte.
Además de los factores de riesgo comunes, existe un gran número de padecimientos que no necesariamente inician en el corazón. La doctora María Arias indica que hay otras afecciones médicas como la presión arterial alta (hipertensión), niveles de colesterol altos, diabetes, obesidad, dislipidemias, enfermedades autoinmunes o inflamatorias; enfermedades renales, crónicas y síndromes metabólicos, que aumentan las probabilidades de que una persona desarrolle alguna enfermedad del corazón.
Para darnos una idea del alto porcentaje que tiene la población mexicana de desarrollar alguna enfermedad del corazón derivada de otras, datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, señalan que, de las 126, 540, 976 personas que hay en el territorio mexicano, 9.8% padece diabetes, 23.8% es hipertensa, 39.1% tiene sobrepeso, 36.1% tiene obesidad y 12.6% presenta enfermedades respiratorias.
Modificar estilos de vida para tener salud optima
Después de que una persona sufre un infarto al miocardio, las probabilidades de desarrollar un segundo episodio cardiovascular en los meses posteriores aumentan considerablemente, por ello, mantener un buen control de las enfermedades previas al infarto, así como tener cuidados posteriores a este son claves para tener una larga vida y prevenir otro episodio.
“En mi caso, mantener controlada la diabetes, que la tuviera yo en niveles óptimos, no más de 100; tener una dieta baja en grasas, hacer ejercicio y no ser sedentario modificaron por completo mi estilo de vida”, señaló Mario. “En definitiva, dejé de fumar y dejé de tomar. Desde aquella ocasión, exactamente la fecha de infarto fue el 31 de julio del 2003, ya no volví a tomar ni una sola gota, ni a fumar nada”.
Al respecto, la especialista María Arias indica que hablar sobre la prevención de las enfermedades del corazón es importante y mucho más, crear campañas para que la gente conozca cuáles son, pues muchas y muchos mexicanos no son conscientes de la propensión que tienen de en un futuro presentar enfermedades relacionadas a este órgano.“Recordar que la principal causa de muerte son las enfermedades del corazón y que estas siguieron posicionadas incluso en épocas de pandemia, nos permite estar alerta y poder prevenirlas”.
La práctica de hábitos saludables como hacer ejercicio, tener controles en los niveles de colesterol, una alimentación y peso corporal equilibrados, así como controles constantes de enfermedades como la diabetes e hipertensión y disminuir el consumo de tabaco y alcohol, favorecen la salud cardiovascular.
El Instituto Nacional de Cardiología señala que es necesario realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física, consumir una dieta alta en frutas y verduras, evitar alimentos procesados y acudir al menos una vez al año a revisión médica para detectar a tiempo las enfermedades cardiovasculares.
Adicional a estas medidas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y HEARTS en las Américas, desarrollaron la Vía Clínica de Hipertensión, una herramienta que tiene el objetivo de definir los protocolos de tratamiento estandarizado relacionados con el diagnóstico correcto de la hipertensión, la evaluación del riesgo cardiovascular y la estratificación de los cuidados a través de infografías y una aplicación para el cálculo tentativo de riesgo cardiovascular.
Cabe señalar que estas medidas sólo son para orientar a los pacientes y personas que deseen conocer los protocolos de tratamiento y diagnóstico, pero, si quieren conocer más, es necesario acudir con un especialista.
Qué sigue después de un infarto
Después de 20 años de haber sufrido un infarto, el señor Mario expresa que nunca volverá a ser el mismo, pues “un cachito de su corazón murió aquel día” del 2003. No obstante, después de darse de alta del hospital en el que estuvo internado por mes y medio, se propuso mejorar su salud y cuidar de ella para el resto de su vida.
Fue así que en 2012 surgió el grupo de rehabilitación gratuita “Yolotzin de Fase Tres” para personas cardiópatas que Mario fundó y coordina los fines de semana en el Bosque de Aragón con el propósito de brindar ejercicios de calistenia, caminatas y consejos de cuidado para personas sanas o con antecedentes de problemas cardiacos.
“Se dice fase tres porque la fase uno es cuando tienes un evento vascular, la mayoría son infartos y anginas inestables. La fase dos inicia cuando te operan o entran en cualquier procedimiento y, la fase tres, ya es la rehabilitación pero esa rehabilitación ya es continua, ya es de por vida. Es lo que mucha gente ignora”.
Debido a que la rehabilitación vascular es un tratamiento de por vida para cuidar el corazón y prevenir futuros eventos cardiovasculares, en el marco del Día Mundial del Corazón, Mario invita a todas las personas a cuidar este órgano, independientemente de su condición física, edad o sexo, y ser parte de estos grupos de rehabilitación, así como modificar su estilo de vida.
“Yo los invito a que cambien la forma como viven su vida. Si tienen hábitos malos, vicios como el tabaquismo o el alcoholismo, pues dejarlos y mejor adoptar un nuevo estilo de vida que sea más favorables para todos nosotros, sanos y enfermos”, concluyó.