La obesidad es una enfermedad crónica, producida por el consumo excesivo de grasas, azúcares y carbohidratos, los que provoca la acumulación de grasa en el cuerpo y hoy te diremos cómo se relaciona con el cáncer de próstata.
La obesidad también se puede deber a la poca o nula actividad física en la vida diaria y esta enfermedad está relacionada con factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos, según explica la Secretaría de Salud.
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Por su parte, el cáncer de próstata es la primera causa de enfermedad y muerte masculina en México, al registrar la pérdida de unas 7 mil vidas anuales, de acuerdo con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
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¿Cómo se relaciona la obesidad con el cáncer de próstata?
Una nueva investigación realizada por Anderson Cancer Center de Madrid señala que el 87% de los pacientes que acuden a la consulta de Urología por diagnóstico de cáncer de próstata tiene obesidad, siendo un 13% una obesidad sarcopénica con una relación de índice de masa corporal (IMC) superior a 31 kh/m2.
El estudio también señala que la obesidad está estrechamente relacionada con el cáncer de próstata, especialmente con la grasa abdominal, “diferentes estudios aportan información sobre localización de grasa abdominal y enfermedad tumoral, además de otros factores de riesgo asociados como diabetes tipo II y dislipidemia, que es la alteración en los niveles de lípidos en sangre. Todo ello se traduce en un estado de inflamación celular continua que genera cambios en la estructura celular y genética produciendo mecanismos de proliferación tumoral", explica Pedro Robledo, uno de los autores del estudio junto al doctor Carlos Núñez.
¿Cómo se realizó la investigación?
La investigación duró cuatro meses y participaron 103 hombres con una edad promedio de 62 años y un 23% de los participantes tenía un diagnóstico previo de diabetes tipo 2 y, de estos, un 9% se encontraba en tratamiento de metformina y el 8.5% por dislipemia.
El objetivo de los investigadores era evaluar la prevalencia de estos eventos y determinar cuál era la situación nutricional de los pacientes de nuevo diagnóstico, antes del inicio del tratamiento y de cualquier intervención médica, para corroborar, la posible relación entre grasa abdominal y los tumores en la próstata.
Em la investigación también se tomaron en cuenta hábitos diarios y se encontró que el 80% de los pacientes tomaba alcohol de manera habitual y su consumo calórico era superior a las 2 mil 200 calorías.
"Con este estudio, hemos querido poner en valor la importancia de la evaluación nutricional dentro de los protocolos. Un aspecto que, en muchas ocasiones, queda apartado a situaciones posteriores al diagnóstico o cuando se hace más difícil el soporte. Es importante conocer cómo se alimenta, que hábitos son malos y cuales saludables para mejorar el resultado del tratamiento, porque normalmente el paciente se asocia a la inversa y se tiene la percepción de que el paciente oncológico pierde peso y es todo lo contrario: los pacientes que engordan son los que corren más riesgos", señalaron los investigadores.
Del mismo modo, los investigadores señalaron que hace fala una segunda fase del estudio para comprender cómo responden los pacientes obesos a los tratamientos, determinando si la respuesta empeora en pacientes con obesidad.
"Así como en el cáncer de mama y en el cáncer de ovario, incrementar de peso dentro del tratamiento supone un riesgo de recaída, no sabemos si esto es así también en próstata. Esto es lo que trataremos de averiguar en la segunda parte del estudio", concluyeron los expertos.
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