El refrigerador es un electrodoméstico clave en nuestro hogar ya que nos ayuda a conservar nuestros alimentos y no se echen a perder, este contiene diferentes secciones, y hoy te diremos los alimentos que NUNCA debes guardar en la puerta.
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La puerta del refrigerador es el lugar preferido de muchas personas para guardar comida ya que es visible y fácil de agarrar. Pero, cuando se trata de alimentos perecederos esta puede ser una mala idea ya que se pueden dañar más rápido, debido a la exposición al aire más cálido de la cocina.
Los alimentos que NO debes guardar en la puerta del refrigerador
Los cambios de temperatura que se dan al abrir y cerrar el refrigerador aumentan el riesgo de proliferación de bacterias, por lo que hoy te diremos los alimentos que NO debes guardar en este lugar:
- La leche y sus derivados lácteos
La leche, ya sea entera, deslactosada o en fórmula para bebés, es uno de los productos que más sufren cuando se guarda en la puerta. Las fluctuaciones de temperatura favorecen la proliferación de bacterias como la Listeria o la Salmonella, que pueden reproducirse incluso en ambientes fríos, pero no estables.
Además, los cambios térmicos repetidos descomponen más rápido sus nutrientes y alteran su sabor. Lo ideal es almacenar los lácteos en los estantes centrales o superiores del refrigerador, donde la temperatura se mantiene más constante y fría, aumentando su seguridad y frescura por más tiempo.
- Huevos
Los huevos son, quizás, el alimento que más se guarda incorrectamente en la puerta, a pesar de que muchos refrigeradores incluyen allí una huevera. La razón es simple: el constante cambio de temperatura acelera su deterioro y aumenta el riesgo de crecimiento bacteriano, especialmente de Salmonella, que puede penetrar la cáscara porosa. Además, el movimiento de abrir y cerrar la puerta genera vibraciones que pueden afectar su estructura interna. La recomendación es almacenarlos en su cartón original en un estante central, donde la temperatura es estable y el cartón protege de olores y golpes.
- Carnes crudas y pescados frescos
Las carnes rojas, el pollo, el pavo y los pescados frescos son extremadamente perecederos y requieren la zona más fría del refrigerador para mantenerse seguros. La puerta, al ser el área menos fría, no es capaz de mantener estos productos por debajo de los 4°C de forma consistente, lo que permite el crecimiento acelerado de patógenos peligrosos. Una intoxicación por consumo de carne en mal estado puede ser grave. Estos alimentos deben ir siempre en el estante inferior, preferiblemente dentro de un recipiente hermético para evitar goteos y contaminar otros productos.
- Salsas a base de mayonesa o cremas
Aunque salsas como la mayonesa comercial suelen contener conservantes, las versiones caseras o aquellas a base de huevo y crema son muy sensibles. Guardarlas en la puerta las expone a cambios de temperatura que pueden cortarlas (separar sus ingredientes) y favorecer el desarrollo de microorganismos. Esto aplica también para aderezos cremosos, tartas y salsas hechas con lácteos. Para mayor seguridad, deben conservarse en los estantes medios, donde el frío es más uniforme, y desecharse si han estado fuera del refrigerador por más de dos horas.
- Sobras de comidas cocinadas
Guardar las sobras de la comida en la puerta del refrigerador es un error frecuente que puede acortar su vida útil y comprometer su seguridad. Platos con arroz, pastas, guisos o carnes cocinadas necesitan un enfriamiento rápido y constante para evitar la proliferación de bacterias como el Bacillus cereus, común en el arroz recalentado. La temperatura inestable de la puerta impide este control, aumentando el riesgo de toxiinfecciones. Las sobras deben almacenarse en recipientes herméticos y colocarse en los estantes centrales o superiores, donde se enfrían de manera homogénea.
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