Diciembre llega cargado de luz, reuniones y una paradoja emocional: la ilusión por los reencuentros se mezcla con la ansiedad ante la mesa abundante. En México, el famoso "Maratón Guadalupe-Reyes" se percibe, para muchos, como un campo minado para los hábitos saludables. La creencia popular de "dar por perdido el mes" se convierte en un permiso autoimpuesto que luego pasa factura.
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¿Es posible sobrevivir a las posadas, cenas de Navidad y festejos de Año Nuevo sin que el único recuerdo sea un par de kilos extra? Para la Dra. Yamileth Anaya, esto solo es posible y la solución está en cambiar un chip: pasar de la mentalidad de "prohibición" a la de "equilibrio inteligente". En una entrevista exclusiva con SuMédico, la especialista nos brinda un manual de supervivencia nutricional para estas fechas.
El error fatal que muchas personas cometen: "Dar por perdido todo el mes"
El primer y mayor error, según la Dra. Anaya, es la actitud de dar por perdido el mes. "El principal error que cometemos la mayoría es dar por perdido todo el mes, no respetar los días específicos de festejos... tomamos todo el mes libre y es cuando repercute más en nuestro incremento de peso", advierte.
Esta mentalidad de "todo o nada" lleva a un descontrol sostenido que tiene un impacto mucho mayor que disfrutar conscientemente dos o tres cenas especiales. La estrategia debe ser de contención en los días normales, para tener margen en los festivos.
El poder está en tu plato: El método del 50-25-25
¿Cómo se ve un plato navideño inteligente? La Dra. Anaya propone una fórmula infalible: el método del plato saludable. "El 50% de nuestro plato tiene que estar ocupado por verduras. La otra mitad dividir un 25% a proteínas y un 25% a alimentos más altos en carbohidratos".
Esto significa que las ensaladas o los vegetales asados deben ocupar la mitad real de tu espacio. Un cuarto para el pavo o la pierna, y el último cuarto para la pasta, el puré o un pedazo de pie.
"Podemos servirnos dos platos si queremos probar todo... con esta distribución", concluye. Disfrutas de todos los sabores, pero en proporciones que tu cuerpo puede manejar.
Es fundamental evitar la trampa del "ayuno compensatorio" y el picoteo inconsciente
Dos enemigos silenciosos: llegar con hambre voraz a la cena y el picoteo infinito de la sobremesa. "El peor tip es dejar de comer todo el día para poder comer todo en la noche", sentencia la especialista. En su lugar, recomienda comer ligero y alto en proteína y fibra antes del evento. Una vez en la mesa, el peligro sigue: "Socializar mucho tiempo sentados es cuando no podemos dejar de comer". Su consejo es claro: al terminar, levántate. Cambia de ambiente.
Y para el botaneo previo, sugiere opciones como frutos secos o verduras picadas, e hidratarse constantemente, ya que a veces confundimos sed con hambre.
El Alcohol y refrescos, los enemigos de las cenas navideñas
Las "calorías líquidas" son los caballos de Troya de las fiestas. La Dra. Anaya no pide abstinencia, sino moderación y elección estratégica. "Elegir principalmente bebidas que no sean tan altas en azúcares... destilados con agua mineral o refresco sin azúcar". Para el ponche navideño, propone un cambio revolucionario: endulzarlo con estevia o fruto del monje. Pequeños cambios que reducen drásticamente la carga de azúcar y calorías vacías, permitiéndote brindar sin remordimientos.
El Consejo de Oro: Normalidad en los días "sin fiesta"
El secreto más grande no está en la cena del 24, sino en lo que haces el 23 y el 26. "Yo diría que la normalidad", afirma la Dra. Anaya respecto a los días intermedios. Retomar la rutina de alimentación casera y, crucialmente, no abandonar el ejercicio. "Incluso el mismo día de un evento, si tienes tiempo previo, acudir al gimnasio". Mantener la actividad física y la comida estructurada en los días comunes crea un balance que neutraliza los excesos puntuales.
"No, gracias": Cómo manejar la presión social con elegancia
Frente al insistente "¡prueba esto, es una vez al año!", la especialista recomienda diplomacia y firmeza. "Lo importante siempre va a ser el equilibrio... tal vez servir una porción mínima". Y la frase clave: "‘No, muchas gracias, ya estoy lleno, estoy satisfecho’". Aprender a reconocer la saciedad y comunicarla amablemente es un acto de autocuidado, no de rudeza.
El mensaje final de la Dra. Yamileth Anaya es liberador: "Disfrutar las fechas, no sentirnos culpables". La Navidad y el Año Nuevo no son un enemigo nutricional, sino una prueba de habilidad. Al desterrar el concepto de "mes perdido", adoptar el método del plato, evitar las trampas del ayuno y el picoteo, y mantener la normalidad entre festejos, es posible vivir la magia de diciembre sin que enero empiece con una promesa de castigo. El verdadero regalo de fin de año puede ser una relación más sana y consciente con la comida.
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