La caminata es uno de los ejercicios más realizados en nuestra vida diaria. Caminar para transportarnos al trabajo, la escuela, el cine, etc., es una de las actividades más antiguas de la humanidad, desde nuestro pasado como cazadores-recolectores.
El ser humano es una de las especies más preparadas para el ejercicio de desgaste durante varias horas debido a nuestro mecanismo del sudor que permite regular nuestra temperatura.
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Por esta razón, en la cultura japonesa han formulado una receta para la longevidad: caminar mucho tiempo. Hay que señalar que los nipones históricamente han poseído uno de los países con climas más diversos en el mundo, con montañas como el Monte Fuji o regiones planas perfectas para la agricultura como la región de Kanto.
Aquí en Sumédico te contamos en qué consiste la caminata japonesa, receta de los poseedores de esta cultura oriental para poder vivir por mucho más tiempo.
¿Cómo realizar la caminata japonesa?
La caminata japonesa — llamada por los países de habla inglesa como Interval Walking Training (IWT)— es más que una caminata convencional. Esta práctica alternativa consiste en alternar 3 minutos de caminata rápida con 3 minutos de caminata lenta durante un total de 30 minutos, al menos cuatro veces por semana.
Este método fue analizado por Hiroshi Nose y Shizue Masuki en la Universidad Shinshu (Japón), cuyos resultados fueron que este tipo de entrenamiento te ayuda a aumentar la aptitud física y mejorar los indicadores de salud.
Entre los beneficios más notables de este tipo de actividad están el disminuir los niveles de cortisol (estrés), reducir la ansiedad, la ira, la fatiga y la depresión.
Procedimiento
- Empezar con 3 minutos de caminata relajada
- Luego, intercalar intervalos de 3 minutos a paso moderado con trote ligero.
- Repetir esta secuencia durante 30 minutos, es decir, 5 ciclos de intercalación.
- Caminar lentamente unos pocos minutos más para que el cuerpo se recupere de la actividad física.
Algunos de los consejos de los propios japoneses para realizar esta técnica son:
- Caminar lentamente y sin prisas.
- Prestar atención a los sonidos del bosque: el viento pasar, los cantos de los pájaros, el crujir de las hojas.
- Sentir la brisa en la piel, la textura de la corteza de los árboles o el musgo.
- Inhalar el aroma de los árboles y la tierra húmeda.
- Observar los colores y la luz que se filtra entre las hojas.
- Desconectarse de la tecnología
La cultura oriental se ha caracterizado por una profunda relación espiritual con el entorno, con características animistas. Es decir, en la cosmovisión todo tiene vida y un espíritu propio que merece ser contemplado con paciencia.
¿Te atreves a probar este nuevo ejercicio?
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