Conocer qué es y cómo controlar el hambre emocional es clave para poder relacionarnos de forma sana y equilibrada con la comida, pues no solo comemos por sobrevivir y nutrirnos, sino que también lo hacemos por sociabilizar.
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Qué es el hambre emocional
De acuerdo con el blog de psicólogas Somos Estupendas, “el hambre emocional se quita cuando quitas (y mejor dicho, gestionas) todo aquello que te lo provoca o que lo desencadena y potencia”.
Este tipo de hambre, explican, se da cuando una persona come bajo un estado emocional intenso y la alimentación que ingiere le está dando gasolina directamente al sistema de recompensa cerebral, pero a su vez, cuando esa recompensa y bienestar decae, aparecen emociones más intensas todavía como el sentimiento de culpa y el remordimiento de no haber comido bien y de haber intentado controlar un malestar emocional, la ansiedad y cualquier otro estado a través de la comida.
Por lo que sugieren que, para conocerte mejor y conocer si hay algún factor externo que motiva esa ingesta puedes preguntarte lo siguiente:
- Lugar: ¿En dónde me encuentro?
- Tiempo: ¿Qué hora es?
- Estado emocional: ¿Cómo me siento? ¿Qué busco/necesito ahora?
- Sensación de hambre: ¿Tengo hambre o no tengo? ¿Hace cuánto que he
- comido?
- Personas alrededor: ¿Quién está a tu alrededor?
- Acción inmediata anterior: ¿Qué estaba haciendo en ese momento?
“Identifica y reflexiona sobre las variables que puedan estar afectando a que busques refugio en la comida”, señalan.
Cómo controlarla
La psicóloga Patricia Fernández afirma: “Más que enseñarte a cómo controlar el hambre emocional te enseñaré a detectarla y a gestionarla cuando la tengas para que poco a poco puedas ir combatiéndola. Primero que nada debes saber que la alimentación emocional suele tener un inicio brusco y justamente lo puedes reconocer porque en ese primer impulso no irás a por lechuga sino a por algún alimento más sabroso”.
Por su parte, el hambre fisiológica aparece poco a poco, paulatinamente y puede saciarse de cualquier alimento sin importar el valor nutritivo que tenga. Una vez que lo ingieres y te sacia, no tendrás sentimientos de culpa, enfado ni ansiedad.
“Conocer las diferencias de los tipos de hambre te ayudará a identificarlo con anterioridad y poder ponerle remedio a tiempo”, dijo.
Cómo conectar con la alimentación consciente
El grupo de psicólogas sugiere que para conectar con la alimentación consciente, hagamos esto:
- Comer sentada y respetando un tiempo mínimo de comidas.
- Dejar los cubiertos en la mesa como signo de reposar y no ir con prisas.
- Saborea cada bocado en vez de engullirla como un pavo.
- Elimina pensamientos intrusivos que te generen ansiedad en ese momento.
Y finalmente, indican que, si sientes que llevas mucho tiempo intentando gestionar el hambre emocional y no lo consigues, pidas ayuda externa especializada que te acompañe en tu proceso, puesto que la comida no es el problema y tampoco es la solución.
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