Cecilia ha sido madre en dos ocasiones, sus hijas se llevan 18 meses de diferencia y a sus 21 años una complicación en su segundo parto le provocó una hemorragia obstétrica. La joven madre asegura que los doctores sabían que debían practicarle una cesárea, no obstante le realizaron un parto natural y el esfuerzo la llevó a sufrir una hemorragia, a que se le retirara la matriz y padeciera anemia.
Cecilia refiere haber perdido el conocimiento y que cuando lo recobró los médicos le indicaron que la herida de la primera cesárea se abrió por dentro, lo que le provocó una hemorragia y al no parar, los doctores tomaron la decisión de quitarle la matriz.
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De acuerdo con el sitio de Reproducción Asistida se recomienda que respecto al tiempo entre partos, después de una cesárea, es mejor dejar pasar más de 18 meses para realizar un parto vía vaginal, de lo contrario el riesgo de rotura uterina es más elevado.
“Después de una cesárea, el principal riesgo de que la mujer intente un trabajo de parto y un parto vaginal es la rotura uterina. Esta complicación ocurre cuando la cicatriz de la cesárea anterior se abre durante el parto y puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé por la pérdida de sangre. Se trata de una complicación grave, pero no es habitual (menos del 1% de los casos)”.
Cada 31 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Embarazada y la Obstetricia, pero rendir homenaje a la salud materna y a los profesionales que se dedican a ejercer la atención, asistencia y acompañamiento de las mujeres embarazadas.
Prevalencia de la hemorragia obstétrica y la alternativa en México
En los últimos dos años, la primera causa de muerte materna en México es la hemorragia obstétrica, siendo el acretismo placentario una de las complicaciones del embarazo que más se asocia a hemorragia.
Mario Roberto Rodríguez Bosch es médico cirujano egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es especialista en ginecología y obstetricia, con más de 31 años trabajando en el Instituto Nacional de Perinatología (INPer) “Isidro Espinosa de los Reyes”, en diversos cargos desde médico residente, hasta ser el actual subdirector de Ginecología y Obstetricia.
El especialista implementó y creó la técnica llamada Rodríguez Bosch (RB) para el tratamiento de la hemorragia obstétrica con la cual se han logrado cero muertes maternas por tres años consecutivos y desde 2017 a la fecha solo ha ocurrido una muerte materna por hemorragia obstétrica.
El especialista del INPer ha identificado que el acretismo placentario es una de las principales causas de hemorragia obstétrica, este padecimiento “consiste en una adherencia anormal de la placenta, con penetración hasta el músculo del útero (miometrio), lo que provoca sangrado incontrolable al intentar desprender la placenta del útero, condicionando en algunos casos, el fallecimiento por hemorragia durante el proceso de alumbramiento”, menciona la institución.
“En el Instituto se llegan a atender alrededor de 40 a 50 casos de acretismo placentario, al año a veces tenemos un caso de acretismo placentario por semana”, refiere Rodríguez Bosch que explica la técnica que implementó y que lo resume en realizar el proceso de un nacimiento en una cirugía en tres tiempos.
El acretismo placentario es cuando un placenta se inserta, anómala en el útero y penetra el músculo del útero y al momento del alumbramiento la placenta no se desprende y si el médico pretende jalarla o arrancarla se viene una hemorragia. “Entonces, está placenta genera una vascularidad aumentada en el útero, que al momento de la cirugía incrementa el riesgo de hemorragia” , detalla Rodríguez.
¿En qué consiste la técnica para evitar la hemorragia obstétrica?
“Al ser una intervención en tres tiempos, en el primero se hace una cesárea transversa, que es una cesárea en la parte más alta del útero para evitar sacar al bebé de la placenta y dejarla dentro del útero, cerrarlo y aplicar un medicamento a través del cordón umbilical que se llama metotrexato, este fármaco reduce la vascularidad y la cantidad de vasos sanguíneos que alimentan esa placenta y en un segundo tiempo quirúrgico, que es más o menos a los 7 a 10 días después de la primera cesárea, se realiza una histerectomía obstétrica, que se refiere a quitar el útero con la placenta pegada”, explica el especialista.
Rodríguez Bosch hace énfasis en que “una vez realizado el segundo paso y que se encuentra menos vascularidad, el sangrado es menor y la cirugía se lleva a cabo con menos complicaciones, con menos necesidad de transfusiones, con menos necesidad de que el paciente ingrese a una unidad de cuidados intensivos por hemorragia grave y lo más importante con con cero muertes maternas”.
Mujeres con cesáreas previas están en riesgo
El creador de este modelo de atención (técnica RB), el subdirector de Ginecología y Obstetricia del INPer empezó a implementar su técnica en el año 2004 y fue perfeccionando y generalizando su uso en el INPer hasta convertirse en el estándar de manejo del acretismo placentario desde 2015. Este instituto se ha colocado como centro de referencia nacional y como una de las instituciones en el mundo que atiende más casos de mujeres embarazadas con acretismo placentario.
Rodríguez Bosch refirió que quienes tienen mayor riesgo de desarrollar esta adherencia son las mujeres con una o más cesáreas previas, o uno o más legrados o cirugías uterinas de cualquier tipo.
Según las condiciones de la paciente y a través de la técnica Rodríguez Bosch, se programa el nacimiento entre la semana 36 y 37, para que haya menos complicaciones asociadas al bajo peso y la prematurez.
En este procedimiento de alta especialidad participa un equipo multidisciplinario integrado por personal experto en hemorragias obstétricas: gineco-obstetras, anestesiólogos, especialistas en urología ginecológica, así como enfermería quirúrgica. También intervienen banco de sangre y terapia intensiva, entre otros.
Cecilia Mundo tardó algunos meses en recuperar su salud tras la hemorragia obstétrica que sufrió y tuvo repercusiones directas en su salud debido a que desarrolló anemia grave y disminución de sus plaquetas.
Al preguntarle cuál sería su mensaje para los médicos que no procuran la salud de una madre durante el parto menciona:
"Yo quisiera que traten de manera más ordenada y a conciencia a las mujeres que están dando a luz, y que se basen en un protocolo que tenga un sustento, por ejemplo, si se tuvo una cesárea y no se debe tener un parto natural no deben someter a la madre a ello”.
Para el doctor Rodríguez Bosch su mayor satisfacción es ver y saber que una familia no pierde a la figura materna debido a una hemorragia obstétrica.
“El tener la pérdida de una madre significa una catástrofe para los hijos, para el marido y una catástrofe para el desarrollo general de esta familia, entonces el poder salvar una vida materna no solamente representa una satisfacción personal y profesional, sino el saber que realmente estamos rescatando un núcleo familiar”, concluye el especialista.
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