El embarazo es un proceso biológico extremo que provoca cambios endocrinos sin precedentes en el cuerpo de la mujer. Sin embargo, el impacto de la gestación en el cerebro humano ha sido, durante mucho tiempo, un campo poco explorado. ¿Cómo cambia la maternidad el cerebro de una mujer?
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¿Cómo cambia la maternidad el cerebro de una mujer?
De acuerdo con el estudio “Dinámicas de los marcadores neurales hormonales y neuropsicológicos subyacentes a las adaptaciones para la maternidad durante el embarazo”, la maternidad conlleva una serie de adaptaciones biológicas, psicológicas, conductuales y sociales dirigidas a garantizar la supervivencia y el bienestar del recién nacido y de la madre.
Y aunque “la literatura científica acerca del embarazo contiene multitud de estudios que describen cómo el cuerpo de la mujer se adapta a nivel cardiovascular, renal, metabólico, respiratorio, muscular o endocrino, y qué consecuencias pueden tener estas adaptaciones para la salud de la madre y del feto, apenas se conoce cómo el cerebro de la mujer cambia durante el embarazo ni qué implicación tienen estos cambios en todos los aspectos relacionados con la maternidad”.
Por ello, el estudio realizado por BeMother, una iniciativa de investigación colaborativa dirigida por el Dr. Òscar Vilarroya, financiada por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) y la Fundación La Caixa, demostró que “el embarazo conlleva cambios sustanciales y duraderos, al menos dos años tras el parto, en el cerebro de la madre. Estos cambios, que afectan principalmente a áreas implicadas en la empatía, parecen preparar a la madre para afrontar los retos de la maternidad”.
En concreto, señalaron los investigadores, se observó que cuanto más cambiaba el cerebro de la madre mejor era el vínculo entre madre e hijo.
“La complicación psicológica más común del embarazo y la maternidad es la depresión posparto. Se estima que entre el 11% y el 20% de las madres primerizas padecen depresión menor y aproximadamente el 7- 14% de la depresión mayor. Si no se diagnostica o trata correctamente, el trastorno puede tener consecuencias a largo plazo, no solo para la madre, sino también para el bebé”, expone la investigación.
Por ejemplo, una madre con depresión posparto tiene más probabilidades de exponer a su hijo a situaciones poco saludables o peligrosas al no implementar medidas preventivas de seguridad o no garantizar la atención médica adecuada. Además, se ha encontrado que la depresión posparto no tratada afecta negativamente al vínculo materno-filial y al desarrollo infantil, lo que puede conducir a alteraciones cognitivas, emocionales o sociales persistentes y a una mayor probabilidad de que en un futuro el hijo/a desarrolle trastornos de ansiedad o depresión.
Por lo que el estudio, señalaron los investigadores, destaca la importancia para el sistema de salud de conocer cómo el cerebro humano se prepara y se adapta para la maternidad. La caracterización de estos cambios, tanto en población normal como en población patología, podría contribuir al desarrollo de nuevas estrategias que prevengan la aparición de trastornos mentales posparto y promuevan el bienestar de la madre y del recién nacido.
Un incremento en la actividad de la “red neuronal por defecto”
Por su parte, en su blog, Clinic Barcelona, compartió que un estudio publicado en la revista nature communications revela que, durante la gestación, se modifica la estructura cerebral de la mujer por la liberación de hormonas. “Concretamente, debido a la liberación de un pico de estradiol (hormona sexual femenina) en el tercer trimestre de embarazo. Estos cambios predisponen a algunos comportamientos maternales, como la creación del vínculo con el bebé o la preparación del hogar para la llegada del recién nacido”.
De acuerdo con este blog, el estudio siguió a 40 mujeres antes, durante y después del parto para observar los cambios en su cerebro durante esos periodos de tiempo a través de pruebas de diagnóstico por la imagen, como resonancias magnéticas, y análisis. Se investigaron los cambios en la estructura y componentes del cerebro de las mujeres embarazadas, así como en la organización de las neuronas.
Los resultados observados fueron un incremento en la actividad de la “red neuronal por defecto” y una disminución de la materia gris, mientras que no hubo cambios significativos en la materia blanca. Todo esto como consecuencia del cambio hormonal.
En resumen, aunque el impacto de la gestación, o la maternidad, en el cerebro humano ha sido, durante mucho tiempo, un campo poco explorado, ahora sabemos que el cerebro de una madre atraviesa por diversos cambios, que repercuten en cómo será el vínculo entre madre e hijo, además de un incremento en la actividad de la red neuronal, entre otros cambios que, de seguir siendo investigados, podrían detonar en el desarrollo de nuevas estrategias que prevengan la aparición de trastornos mentales posparto, así como en el bienestar de madres e hijos.
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