El cáncer infantil impone grandes desafíos para la sociedad en su conjunto. Con datos del Observatorio Global del Cáncer en el 2022, se diagnosticaron 274,182 nuevos casos de cáncer en el grupo de edad que va de los 0 a los 19 años, a nivel global y 104,496 fallecieron a causa de esta enfermedad. En México, para el mismo periodo, 7,101 mexicanos de entre los 0 y 19 años fueron diagnosticados con cáncer y 2,212 fallecieron.
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Lo que hace que lo anterior sea aún más doloroso es que en los países de altos ingresos hasta el 80% de los niños con cáncer se curan, mientras que en los países de menores ingresos la tasa de curación en niños con cáncer ronda el 20%.
Esta brecha se debe a múltiples factores, como la desinformación y desconocimiento sobre la enfermedad entre la población en general y el acceso inequitativo a los servicios de salud. Es indispensable revisar y fortalecer las políticas públicas de salud y abrir un espacio donde se escuchen las propuestas de los expertos y también de los pacientes, organizaciones de la sociedad civil y activistas.
¿Cómo mejorar la atención al cáncer infantil?
Para poder avanzar es necesario entender que el cáncer es una enfermedad compleja y multicausal y reconocer que nos encontramos ante un sistema de salud debilitado que coloca a los mexicanos en niveles de gran vulnerabilidad. La falta de medicamentos que han padecido los niños con cáncer ha sido terrible y si bien el daño de estos últimos años es irreversible, es posible e impostergable corregir hacia delante garantizando el acceso a los tratamientos y medicamentos necesarios.
Es también importante implementar programas de alfabetización en salud, desde las entre escuelas primarias, donde niñas y niños, así como padres de familia conozcan qué es el cáncer, cuáles son las posibles señales tempranas o los síntomas que advierten sobre la necesidad de acudir al médico, entre otros muchos temas que debieran abordarse.
Por su parte, es necesario que las organizaciones de la sociedad civil trabajen en una misma narrativa que unifique los mensajes que desea enviar a la sociedad. Con frecuencia la información es distinta, a veces contradictoria y poco clara, que lejos de orientar pueden confundir a la población. De ahí la importancia de divulgar información consistente y actualizada, que incluya todo el continuo de un sistema universal de salud; es decir, la prevención, el diagnóstico, así como el control, curación y paliación de la enfermedad.
La sociedad organizada tiene también un papel fundamental en la desmitificación del cáncer. Es común que se desestimen los mensajes de origen poco serio que escuchamos, leemos o vemos en los medios de comunicación. Se acepta, por ejemplo, el término de tratamiento alternativo en el manejo del cáncer y otras enfermedades, cuando tendríamos que rechazarlo rotundamente.
No existe ninguna prueba basada en evidencia que muestre que algún tratamiento de los llamados alternativos tenga la capacidad de controlar o curar el cáncer. Si bien es cierto que muchos pacientes buscan en algún momento del trayecto de la enfermedad opciones que les ofrezcan esperanza, debemos advertir sobre los riesgos que pueden correr, ya sea porque puedan resultar tóxicos o porque en ocasiones, estas opciones los lleva a abandonar el tratamiento médico.
Es necesario subrayar la diferencia entre “alternativo” y “complementario”. Sin duda existen técnicas o tratamientos complementarios, como la respiración profunda, la meditación, el yoga o la acupuntura que pueden favorecer una mejor adaptación al proceso de la enfermedad y coadyuvar en el manejo de algunos síntomas, pero que de ninguna forma sustituyen a los tratamientos oncológicos convencionales, como los únicos capaces de controlar o curar el cáncer.
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