La glándula tiroides parte del sistema endocrino, se encuentra en el cuello, y es responsable de la producción y secreción de las hormonas tiroideas, triyodotironina (T3) y tiroxina (T4). ¿Sabías que existe la enfermedad tiroidea oftálmica? Te decimos de qué se trata.
Las hormonas tiroideas tienen funciones en el metabolismo, el crecimiento y la maduración de diferentes órganos, desde la generación de calor corporal, funciones en el metabolismo de proteínas, glucosa lípidos, función del corazón, intestinos, sistema nervioso y hueso. Por cumplir diferentes funciones vitales, las deficiencias y elevaciones en los niveles de hormonas de la tiroides causan muchos signos y síntomas clínicos.
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Uno de ellos es la enfermedad ocular tiroidea, una enfermedad autoinmune. Se debe a que existen autoantígenos compartidos entre la tiroides y la órbita, por eso la afección en los tejidos orbitarios. En los músculos extraoculares y el tejido conectivo ocular se acumulan linfocitos, lo que ocasiona inflamación y edema de los músculos extraoculares. Además, la secreción de moléculas (glucosaminoglicanos), ocasionando aumento de volumen de los músculos extraoculares, la grasa retroorbitaria y el tejido conectivo, incluyendo los párpados.
El principal factor que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad ocular tiroidea, entre siete y ocho veces, es fumar tabaco.
La mayoría de los pacientes presentan la enfermedad ocular tiroidea al mismo tiempo de la afección de tiroides. Entre el 10-20% de los pacientes desarrollan la enfermedad ocular tiroidea antes, hasta por varios años antes de la enfermedad en tiroides, y alrededor del 10-15% se presentan con hipotiroidismo actual o previo.
En la enfermedad tiroidea oftálmica se encuentran múltiples manifestaciones clínicas que varían en gravedad y pueden afectar la calidad de vida. Se dividen en dos fases: la fase activa (inflamatoria) y la fase crónica (fibrosante).
¿Cómo se manifiesta la enfermedad tiroidea oftálmica?
En la fase activa, los síntomas iniciales incluyen hinchazón y el enrojecimiento de los párpados y de los ojos, proptosis (ojos saltones), con síntomas de ojo seco como sensación de arenilla, molestia de la luz y lagrimeo excesivo, dolor en la parte de atrás de ojo, visión doble o visión borrosa. La visión borrosa tiene diferentes causas desde cambios en la graduación, alteración de la lágrima, cambios en los movimientos oculares o hasta alteración en el nervio óptico.
En la fase crónica, la inflamación disminuye, pero empieza fibrosis y remodelación de los tejidos oculares incluyendo los músculos extraoculares y la grasa. El dolor disminuye, la proptosis puede persistir, así como los síntomas de ojo seco, la visión doble (diplopia) y disminución de la visión por alteración en el nervio óptico.
El diagnóstico incluye una revisión oftalmológica completa, así como la historia clínica y pruebas de laboratorio para medir la función tiroidea, incluyendo niveles de hormonas, proteínas y anticuerpos. Además se requiere tener estudios de imagen como lo son la resondancia magnética nuclear, tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) y ultrasonido. Se deben de descartar otras causas de inflamación de los ojos y orbitarias, así como diferentes causas de ojo seco y visión doble.
Tratamiento de la enfermedad tiroidea oftálmica
Los tratamientos dependen de la severidad del cuadro. En estadios moderados a graves se recomienda iniciar con glucocorticoides intravenosos, aunados en ocasiones a medicamentos inmunosupresores (teprotumumab, tocilizumab, rituximab, ciclosporina o azatioprina). Si está en riesgo la visión, puede requerirse manejo con cirugía para disminuir la presión en la órbita.
Para las alteraciones en párpados en ocasiones se requiere manejo con gotas de lubricante y por anormalidades mayores se indica cirugía de párpados para restaurar función y apariencia. Cuando existe visión doble, se requeire valorar cirugía de estrabismo para corrección.
El manejo de la enfermedad tiroidea oftálmica es de forma multidisciplinaria, con un equipo de médicos incluyendo endocrinólogos, oftalmólogos, cirujanos oculoplásticos, radiólogos, y a veces reumatólogos y psicólogos.
Si un paciente con enfermedad tiroidea inicia con síntomas oculares nuevos o tiene un diagnóstico conocido de enfermedad tiroidea oftálmica debe consultar a un oftalmólogo. El diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno mejoran los síntomas, previenen complicaciones y mejora el pronóstico visual, la función ocular y calidad de vida.
Bibliografía:
Chiasera J. Back to the Basics: Thyroid Gland Structure, Function and Pathology. Clin Lab Sci 2013;26(2):112
Scarabosia A, et al Thyroid Eye Disease: Advancements in Orbital and Ocular Pathology Management. J Pers Med. 2024 Jul 22;14(7):776.