La pérdida auditiva en los niños es muy común y puede ser adquirida desde el nacimiento o a lo largo de la vida; en cualquier caso, los trastornos auditivos son un problema de salud pública.
Existen diferentes grados de pérdida auditiva o hipoacusia (disminución de la audición) y éstas pueden ser superficiales, moderadas, severas o profundas y cada una de ellas tiene un tratamiento diferente. Según la parte del oído afectada podemos dividirla en Neurosensoriales, relacionadas a las células y transmisión de la información auditiva al cerebro, y Conductivas relacionadas a malformaciones del oído externo y medio.
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Asimismo, dependiendo de la causa de la discapacidad auditiva, ésta puede ser Hereditaria dentro de la cual las más comunes son las de origen recesiva y las Adquiridas, éstas pueden ser originadas por enfermedades de la madre durante el embarazo como la rubeola materna, citomegalovirus etc.
Otras pueden ser adquiridas durante el parto como la prematurez, ictericia y la hipoxia neonatal. Y otras posnatales, entre ellas la más común son la otitis media, fracturas del hueso temporal, uso de medicamentos tóxicos para el oído y meningitis, entre otras.
Importancia de un equipo multidisciplinario para la discapacidad auditiva
Cuando hablamos de un equipo multidisciplinario en el cuidado y tratamiento de la discapacidad auditiva, nos referimos a todos los involucrados en este proceso. No obstante, dependiendo del origen de la pérdida auditiva, se necesitarán diferentes integrantes en el equipo.
Particularmente, en el caso de los niños, los actores más importantes son la familia del paciente, ya que son los responsables del seguimiento y búsqueda de la atención oportuna, de acuerdo a la especialidad requerida en cada caso.
Por otro lado, los médicos de primer contacto como pediatras, referirán al paciente con un centro especializado que determinará el grado de hipoacusia y su posible origen, en este tipo de centros colaboran audiólogos con otorrinolaringólogos o, en especial, con neurotólogos que tienen experiencia y conocimiento en las patologías de cabeza y cuello relacionadas a la hipoacusia.
Asimismo, están los terapeutas de lenguaje que apoyarán en el proceso importantísimo de la obtención del lenguaje y aprendizaje, y dependiendo de cada caso se puede solicitar la participación de terapeutas ocupacionales y rehabilitadores físicos que mejorarán la postura y desarrollo muscular del niño, psicólogos que apoyarán a padres y niños en el proceso de duelo de la pérdida auditiva y maestros que incluirán a los niños en el salón de clases, evitando ser discriminados.
Existen otras especialidades médicas que pueden ser necesarias dependiendo de las complicaciones de algunas enfermedades hereditarias entre las que se encuentra la sordera; nos referimos al genetista, cardiólogo y nefrólogo, alergólogo, rehabilitador, odontólogos y neurólogos, que serán requeridos en base a estudios genéticos previamente realizados al paciente y evaluados por el equipo.
Todos trabajan en equipo por el bienestar del niño, las decisiones se toman en conjunto y la evolución siempre será controlada y supervisada, para prevenir y evitar efectos secundarios.
En IMON los niños son atendidos por un equipo multidisciplinario en constante comunicación, con el fin de obtener los mejores resultados, asesorando en aspectos como posibles cambios en los tratamientos, uso de tecnologías alternas como auxiliares auditivos, implantes cocleares, micrófonos remotos, páneles acústicos que reduzcan el ruido en el salón de clases, sugerencias específicas a las escuelas para la inclusión de los niños en el salón, entre otros.
Todo ello con el fin de sumar a los niños con discapacidad auditiva a la sociedad oyente con un lenguaje y comprensión acorde a su edad, lo cual es la prioridad del equipo.
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