HÍGADO GRASO

Una epidemia invisible que afecta a México: el hígado graso

El hígado graso se considera una epidemia en nuestra población, ya que aproximadamente 4 de cada 10 personas en México, padecen esta enfermedad

Desafortunadamente, el hígado graso no provoca ningún síntoma, incluso en etapas avanzadas.
Desafortunadamente, el hígado graso no provoca ningún síntoma, incluso en etapas avanzadas. Créditos: Canva
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El hígado graso es la acumulación de grasa en el hígado, y que en ciertos casos puede presentarse con inflamación y fibrosis hepática (formación de cicatriz en el hígado), lo que puede ocasionar finalmente cirrosis.

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El hígado graso se considera una epidemia en nuestra población, ya que aproximadamente 4 de cada 10 personas en México, padecen esta enfermedad. Esto se debe a la alta frecuencia de las enfermedades metabólicas en nuestro país, incluyendo la diabetes (12.6% de la población), la hipertensión arterial (18.4%) y el sobrepeso/obesidad (75.3%), las cuales influyen en el desarrollo del hígado graso y a su progresión a cirrosis hepática.

Es importante mencionar que, de acuerdo a estadísticas del año pasado, las enfermedades del hígado, incluyendo la cirrosis, ocuparon la 5ª. causa de muerte en México, solo por debajo de enfermedades cardiometabólicas como la diabetes y las enfermedades del corazón, covid-19 y el cáncer.

Una de las principales causas de cirrosis en México y el mundo, es el hígado graso, cuya frecuencia se incrementa de manera paralela al aumentar la carga de enfermedades metabólicas en nuestro país. De manera alarmante, estas enfermedades metabólicas cada vez se observan más en edades menores, incluyendo población infantil, lo que significa que en los años venideros se observarán casos de hígdo graso y cirrosis en edades más tempranas.

A pesar de las estadísticas previas, existe poco conocimiento en general de los aspectos más relevantes asociados con el hígado graso en nuestra población. Esto incluye la falta de concientización de la enfermedad per se, tanto en la población como en el personal de salud encargado de su cuidado.

¿Cómo se hace el diagnóstico de hígado graso

Una de las partes fundamentales dirigidas a hacer visible la enfermedad, es realizar el diagnóstico de manera oportuna. Para esto, se necesita conocer la población que tiene mayor riesgo de presentar hígado graso, y que como se mencionó previamente, la constituyen pacientes con diabetes, hipertensión arterial, sobrepeso u obesidad y alteraciones de los lípidos en sangre (triglicéridos y/o colesterol).

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En estos pacientes, de manera inicial la recomendación es realizar un ultrasonido de hígado, en el que se puede detectar esta afección. La tomografía y la resonancia magnética son otros estudios útiles para detectarla.

Desafortunadamente, el hígado graso no provoca ningún síntoma, incluso en etapas avanzadas de fibrosis, lo que ocasiona que cuando el paciente presenta síntomas, habitualmente se encuentre en una etapa avanzada e irreversible de fibrosis, o sea, con cirrosis.

Debido a esto, es fundamental establecer cuáles pacientes tienen fibrosis hepática y el grado (gravedad) de la misma, para lo que se pueden utilizar los métodos no invasivos y los invasivos.

El método invasivo incluye la biopsia hepática, mientras que los no invasivos se obtienen  a través del cálculo de riesgo de fibrosis hepática mediante una combinación de estudios de laboratorio y características clínicas como la edad, el sexo y el índice de masa corporal.

Estos puntajes de riesgo, incluyen al FIB-4, NAFLD fibrosis score y APRI, entre otros (la mayoría de ellos disponibles gratuitamente en internet). De manera reciente, en las guías de la Asociación Americana para el Estudio del Hígado (AASLD), se recomienda iniciar con la determinación del FIB-4 como un método de escrutinio para la fibrosis hepática en pacientes con hígado graso, y en caso de encontrarse alterado, realizar una elastografía transitoria.

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Este abordaje secuencial permite evaluar inicialmente una gran cantidad de pacientes con un método sencillo y asequible, para lo que se necesitan solamente la edad del paciente y resultados de laboratorio simples como la ALT, AST y las plaquetas, y enviar a realizar estudios más complejos y caros solo en aquellos con alto riesgo de fibrosis hepática.

Tratamiento del hígado graso

Finalmente, se recomienda referir a los pacientes con hígado graso y alto riesgo de fibrosis hepática, con un especialista con experiencia en el manejo de estas condiciones (gastroenterólogo clínico o hepatólogo), para llevar una evaluación más detallada y un tratamiento adecuado.

El tratamiento del hígado graso se basa principalmente en dieta y ejercicio adecuados a las características clínicas de los pacientes, incluyendo la presencia de enfermedades concomitantes como la diabetes, sobrepeso/obesidad, dislipidemia, etc. Los medicamentos empleados en estos pacientes irán dirigidos también a controlar estas enfermedades, y en casos en los cuales exista fibrosis hepática, lo recomendado es referir a centros especializados en donde existan protocolos para su tratamiento con nuevos medicamentos. Esto se debe a que desafortunadamente, no existe ningún medicamento aprobado que sea efectivo para el manejo de la fibrosis hepática.

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Uno de nuestros objetivos como especialistas, consiste en informar a nuestros pacientes para generar conciencia acerca de la importancia y el impacto positivo en su calidad de vida si participan activamente con su médico para la estrategia de salud a seguir, por ello en la Fundación Mexicana para la Salud Hepática participamos orgullosamente en la campaña #LoQueDiceTuMédico, para fomentar el respeto a la receta médica y evitar prácticas de riesgo tales como el uso de remedios caseros y la automedicación, para una mejor calidad de vida.

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