Quiero tocar un tema que resulta muy sensible y por momentos complicado en la práctica clínica cotidiana: la interacción constante de los pacientes con el conocimiento de salud digital. En una postura radical y purista nos gustaría decir que los expertos, los que estudiamos una carrera profesional, muchos años, especialidades y subespecialidades, somos nosotros, las personas de a pie, no poseen toda la capacidad para poder hacer el discernimiento correcto de la información y que puede ser más contraproducente que ayudar. Lamentablemente, esto es idílico, fantasioso y poco sentado en la realidad.
La realidad nos indica que prácticamente el 70% de las personas que acuden a consulta buscan en línea sobre el tratamiento que se les indicó, además de que previo a acudir a cita, ya buscaron sobre sus síntomas, posibles enfermedades, estudios de diagnóstico, especialistas que se dedican a este campo, su reputación digital en redes, calificaciones; y para nada es raro que el punto final de la elección sea digital. Así mismo, los buenos o malos esfuerzos en educación general en salud con los influencers que hacen videos y explicaciones sobre sus áreas de conocimiento médico y que de facto son una fuente real de capacitación.
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Pedirle a cualquier persona que sólo se quede con el conocimiento científico que le pueda dar su médico encargado, es inoperante; y muy al contrario, debemos de trabajar sobre las bases de que debemos de dirigir y orientar esas búsquedas. Es ya parte de nuestra trabajo clínico, formar una reputación digital y una personalidad en línea de nuestro perfil médico.
Importancia del conocimiento digital en salud
Contar con redes sociales exclusivas para el trabajo que lleven videos, infografías y explicaciones que complementen nuestro diagnósticos, estudios, evaluaciones y tratamientos, con respuestas a las dudas más frecuentes y con el nivel suficiente de interactividad para resolver temas calientes o de actualidad al respecto de nuestra especialidad. Investigar sobre los sitios e influencers más recomendables para aprender de los manejos no farmacológicos que requerimos en todas las áreas de la medicina.
Saber quiénes son éticos y científicos informando de actividad física, de dieta saludable, de meditación y mindfulness y de organización y sentido de vida. Probar sitios web y apps útiles y con juicio y sentido común para aprender más de los padecimientos y de sus tratamientos, como lo son WebMd o Clínica Mayo, que no sólo tienen los apartados perfectamente organizados y con el nivel de todo público, sino que al final tienen las referencias bibliográficas a artículos con datos de divulgación que pueden ser entendidos e interpretados por las personas no médicas.
Orientar sobre páginas como 1Doc3 que dan respuesta ética y profesional a las dudas que siempre tienen los pacientes y que no es tan fácil contactar a sus médicos. Además de facilitar todo el ecosistema, farmacias con e-commerce y programas de descuento y de lealtad donde pueden obtener costos preferenciales, complementos a sus manejos y acceso a eventos de interacción, networking entre familiares y pacientes e información de calidad.
El mundo ya cambio, el trabajo médico también y hay que adaptarnos todos.