Con base a un informe acerca del panorama de salud 2023, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el segundo lugar como el país de mayor índice de obesidad de los 38 países que componen esta organización.
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Tan solo en 2021, la obesidad fue la causa de 2,8 millones de muertes por enfermedades no transmisibles (ENT) en América. Las tasas de sobrepeso y obesidad se han triplicado en la región en los últimos 50 años, y estos padecimientos afectan actualmente al 62,5% de la población, la prevalencia regional más alta del mundo.
En México, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022, la prevalencia de sobrepeso en escolares fue de 19.2 por ciento, y de obesidad, 18.1 por ciento. En adolescentes, el sobrepeso afecta a 23.9 por ciento y la obesidad a 17.2 por ciento; en personas adultas el sobrepeso fue de 38.3 por ciento (41.2 por ciento en hombres y 35.8 por ciento en mujeres), y la obesidad de 36.9 por ciento (41.0 por ciento en mujeres y 32.3 por ciento en hombres).
Son muchas las enfermedades relacionadas con la obesidad y que afectan a nuestra salud en general, entre ellas se encuentran mayor mortalidad general, hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes tipo 2, infarto al corazón y cerebral, osteoartritis, apnea del sueño y varios tipos de cáncer, entre otros; pero lo cierto es que rara vez ligamos este padecimiento con la pérdida en la capacidad de escucha.
Son cada vez más los estudios que avalan la existencia de un sólido vínculo entre la obesidad y la pérdida auditiva, resaltando un estudio multicéntrico europeo de 2008 en el que el índice de masa corporal se correlacionó directamente con la pérdida auditiva, o uno del 2013 que encontró un aumento de riesgo de casi al doble de presentar ciertos tipos de pérdida auditiva en la adolescencia en niños que padecieron de obesidad infantil.
¿Cuál es la relación entre la obesidad y la pérdida auditiva?
Hasta el momento no sabemos cuál es el mecanismo exacto que hace que personas con obesidad tengan mayor daño auditivo. Las personas con sobrepeso u obesidad tienen más riesgo de padecer diabetes, padecimiento que predispone y acelera la pérdida de audición que se sufre con la edad, pero también sabemos que el exceso de peso afecta al sistema circulatorio, haciendo más difícil que las células microscópicas del oído interno reciban suficiente sangre y nutrientes.
Esas células son las que transforman el sonido en impulsos nerviosos, y requieren de un gran aporte de energía para funcionar; cuando no lo reciben, mueren causando pérdida de la capacidad auditiva. Esto a su vez también puede conducir a la aparición de acúfenos o tinnitus.
Es importante mencionar que los pacientes no perciben una sensación clara de que no están escuchando hasta que el daño es mayor, por lo que es importante realizar una audiometría anual para adultos en general y en niños con obesidad.
Una audiometría es un examen que permite cifrar las alteraciones de la audición en relación con los estímulos acústicos. Si se practica una vez al año, podemos mantener una adecuada salud auditiva al detectar tempranamente la afección, con tiempo de actuar, porque una vez establecida la pérdida, es irreversible. Ahora bien, es importante acudir con un médico especialista (otorrinolaringólogo o de preferencia otólogo) para ser correctamente atendidos y diagnosticados, evitando el diagnóstico tardío y la automedicación.
Asimismo, cabe enfatizar en que la sordera es una discapacidad invisible que nos aísla del mundo y de la sociedad, además de limitar la educación y la comunicación de las personas que la padecen; por ello, atenderse a tiempo, cuidar de la salud auditiva y llevar una vida saludable es vital para todos.
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