Las causas de una parálisis facial son diversas e incluyen lesiones por accidentes, tumores, infecciones e idiopáticas, es decir por causas desconocidas. Inclusive, se habla mucho del estrés como causa, que, en realidad, es una asociación dudosa (¿quién no está estresado en algún momento?) pero que puede ser real, ya que pueden favorecer infecciones virales.
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La parálisis facial consiste en una pérdida de movilidad en los músculos de nuestro rostro, pero más allá de esta afectación puede asociarse con otras, específicamente la pérdida de audición.
La parálisis facial más común es la que conocemos como la parálisis de Bell, que es cuando la persona experimenta una debilidad en los músculos faciales, de manera repentina y sin otro tipo de afección. No obstante, es importante valorar bien los casos de parálisis, ya que, si es originada por ciertas afecciones tanto virales como bacterianas, existe la probabilidad de que provoque daño en la audición.
En este sentido, hablaremos específicamente de un padecimiento llamado síndrome de Ramsay Hunt o herpes zóster ótico. Se trata de un síndrome que es producido por la infección del virus de la varicela que, comúnmente, padecemos en nuestra infancia pero que se mantiene vivo o “dormido” entre los nervios de nuestro cuerpo y puede reactivarse después de muchos años, afectando diversos nervios, incluyendo al nervio facial, coclear y vestibulares.
Parálisis facial por Síndrome de Ramsay Hunt
Quienes lo padecen, generalmente, inician con dolor profundo e intenso en el oído, que se recorre hacia la oreja. Horas o días después, aparece un salpullido del cual brotan pequeñas ampollas. La parálisis facial, generalmente, llega a su máximo alrededor de una semana después de iniciar el primer síntoma y puede aparecer antes o después de la erupción cutánea.
En casi la mitad de los casos surge una baja de audición y vértigo, debido a que la infección se extiende al nervio auditivo y vestibular. También pueden aparecer acúfeno o tinnitus, debido a la afección del nervio auditivo, así como alteraciones del gusto, ya que una pequeña rama del nervio facial proporciona el gusto de parte de la lengua de cada lado.
Esta enfermedad puede aparecer en niños o adultos, aunque es muy rara antes de los 6 años de edad. Por otra parte, en adultos de más de 50 años tiende a ser más severa.
Los síntomas más frecuentes para detectar este síndrome son el salpullido rojo y doloroso dentro o alrededor del oído, la debilidad facial en el mismo lado del oído afectado, además de acúfenos, vértigos y pérdida del gusto.
Cuando aparecen estos síntomas es momento de buscar apoyo con un especialista para tener el diagnóstico y tratamiento correctos y evitar así un daño permanente.
Hay otros padecimientos en los que la pérdida de audición y la parálisis facial se asocian; es el caso de las infecciones crónicas de oído, o tumores ya sea en el oído medio o en el conducto auditivo interno, pero el Síndrome de Ramsay Hunt sobresale en que, habitualmente, comienza por la parálisis facial y después se afecta la audición, además de que constituye una urgencia otológica, ya que cuanto antes se comience el tratamiento, mejor será el resultado.
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